Segunda oportunidad -
Capítulo 122
Capítulo 122:
Derek había narrado con detalle la historia de su relación con Sybil. Cada parte de la historia hizo que me doliera el corazón.
Aaron tenía razón. Por aquel entonces estaban locamente enamorados el uno del otro. Si no fuera por la intervención de Gifford y el autodesprecio de Sybil, habrían estado juntos durante mucho tiempo, y habrían sido una pareja envidiada por los demás.
Nada de lo que pasó fue culpa de Derek, ni de Sybil. Todo ocurrió porque era el destino.
El amor de juventud era siempre el más inolvidable, así que entendía por qué Derek no podía olvidarla. Eso sólo significaba que era un hombre que valoraba de verdad el amor.
Me conmovió tanto su historia que, de alguna manera, me sentí mal de que su relación terminara.
«Tú todavía la quieres, ¿verdad?» le pregunté.
Ahora que me había contado la historia, Derek parecía sentirse aliviado. Era como si se hubiera quitado un gran peso de encima.
Me puso una mano en el hombro y me sonrió.
«Nunca olvidaría a Sybil, pero he seguido adelante. La única razón por la que me vengué de Shane fue porque los cielos me dieron una oportunidad. Pero no te estoy engañando. Te lo he contado todo hoy, porque no podía soportar que te torturaras por más tiempo».
Ahora que me había confesado todo, todos los nudos de mi corazón se habían desatado.
Tal vez hubiera inventado otra mentira sólo para hacerme sentir mejor, pero decidí creer en él.
Y tal vez Sybil permanecería en su corazón toda la vida, pero eso era algo normal. Cada persona, sin excepción, siempre tendría a alguien en el fondo de su corazón.
De repente, me di cuenta de que la razón por la que me molestaba antes era porque mis expectativas eran demasiado altas.
Sin embargo, no podía hacer nada para controlar lo que sentía.
¿Cómo podía no esperar nada de un hombre tan excelente como él?
Después de regresar a la villa con vistas al mar, Derek se metió en el baño para darse una ducha. Fue entonces cuando oí que su teléfono sonaba repetidamente. Alguien le estaba enviando mensajes de texto.
Nunca había revisado su teléfono, pero por alguna razón, esta vez lo cogí.
Y mientras leía los mensajes, mi corazón empezó a acelerarse por la conmoción.
Los mensajes contenían varias fotos mías desnudas.
Resultó que esto era lo que podía destruirme, lo que Shane le había mencionado a Derek antes.
A juzgar por el fondo de la foto, estas fotos debieron ser tomadas en el baño de la casa de los padres de Shane.
Ahora entendía por qué había encontrado la puerta ligeramente abierta al terminar mi ducha de aquel día.
Al darme cuenta de que el imb$cil me había hecho fotos desnuda en secreto, sentí inmediatamente un cosquilleo en el cuero cabelludo.
Shane no sólo estaba utilizando las fotos para chantajear a Derek para que dejara de perseguir el asunto de arruinar mi reputación, sino que también las estaba utilizando para extorsionarle cincuenta millones de dólares.
Entonces miré hacia la puerta del baño, al escuchar que el sonido del agua corriente no había cesado.
Tras un momento de contemplación, respondí a Shane: «A las diez, mañana por la mañana, en el restaurante Sky».
Luego, envié todas las capturas de pantalla de las fotos y los mensajes a mi teléfono, y borré rápidamente todos los rastros en el teléfono de Derek. Cuando oí que el agua del baño había dejado de caer, volví a poner el teléfono donde estaba.
La puerta del baño no tardó en abrirse y Derek salió mientras se secaba el cabello.
Al pensar en lo que había sucedido, mi corazón no podía dejar de latir rápidamente y las palmas de mis manos comenzaron a sudar.
«Yo también voy a ducharme». Me levanté y corrí hacia el baño.
Tras cerrar la puerta, me eché agua fría en el rostro.
Aquellas fotos eran probablemente la razón por la que Shane me había pedido que fuera con él a su ciudad natal.
Fui tan ingenua como para volver a creerle. Ese imb$cil ya me había destrozado antes y, sin embargo, no aprendí la lección. Me permití caer en su trampa de nuevo.
En el pasado, todo lo que sabía era que era hipócrita y vicioso, pero nunca pensé que también sería desvergonzado y codicioso.
De ninguna manera le dejaría usar mis fotos desnudas para ganar cincuenta millones de dólares.
Cuando salí del baño, Derek ya estaba en la cama.
Lo vi revisar su teléfono e inconscientemente me sentí nerviosa.
Afortunadamente, no pareció encontrar nada a tenor de su reacción.
Después, me dio una sonrisa juguetona. «¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de mí? ¿Demasiado miedo para venir a la cama?»
Cuando me subí a la cama, dejó rápidamente el teléfono y se giró para abrazarme. Al instante, me tensé.
La noche era inquietantemente silenciosa y sólo se oía el sonido de las mareas. Derek colocó uno de sus brazos sobre la almohada para apoyar la cabeza y me acarició con el otro. «He respondido a todas tus preguntas. Ahora, creo que es el momento de que yo te pregunte a ti. Me parece justo, ¿no?».
No tenía ni idea de por qué me puse nerviosa. Tal vez fue porque podía intuir que sus preguntas no serían tan simples.
«¿Por qué volviste con Shane? ¿Aprovechó esa oportunidad para acostarse contigo? ¿Y cómo terminaron tus pies lastimados?»
Derek me acribilló a preguntas.
Podría haberle dado una respuesta contundente, pero al pensar en las fotos de los desnudos, me hizo sentir culpable.
Hoy he conseguido borrar las fotos, pero si Derek las viera algún día, ¿Seguiría creyendo que soy inocente?
Para ocultar mi pánico y esquivar su pregunta, le rodeé el cuello con los brazos y empecé a besarle.
De alguna manera, él parecía aturdido y no me devolvió el beso.
Le besé tan al azar que mi lengua debió revelar lo nerviosa que estaba.
Afortunadamente, cuando se me acabaron las ideas sobre cómo seguir, él puso su palma en la parte posterior de mi cabeza y presionó mi rostro contra el suyo.
Muy pronto, yo me convertí en la pasiva y él tomó el control.
Practicar se%o en una villa con vistas al mar mientras se oye el sonido de la marea fue una experiencia diferente.
No podía controlar la reacción instintiva de mi cuerpo a sus avances, pero tampoco podía concentrarme tan bien en el se%o.
«Concéntrate», me dijo.
Poco a poco, mi mente se quedó en blanco y no estaba de humor para pensar en otra cosa que no fuera aliviar mi ardiente deseo.
Fue una suerte que no me hiciera más preguntas después de tener se%o. Se limitó a estrecharme entre sus brazos y a quedarse dormido.
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