Se vuelve glamurosa tras la anulación del compromiso
Capítulo 50 - ¡Mama, lo siento!

Capítulo 50: ¡Mama, lo siento!

Nora estaba tan pálida como una sábana.

Pensó en el día en que, cinco años atrás, se puso de parto prematuramente…

Podía recordar muy claramente que en aquel momento estaba en una clínica privada. Las paredes blancas estaban descascarilladas y la sala de partos era muy oscura. Sólo había un médico y una enfermera, su aspecto era muy poco profesional.

Se tumbó en la fría cama de partos sin un ápice de dignidad.

Ya no recordaba el dolor del parto. Lo único que recordaba era la manita inquieta que asomaba por la manta que envolvía a su hijo cuando su padre se lo llevó.

Era tan pequeña… como si fuera del tamaño de su dedo.

Quiso levantarse y llevarse a su hijo, pero su vientre empezó a actuar de nuevo.

El líquido amniótico de su bolsa de agua casi había desaparecido. Si detenía el proceso de parto, la niña que aún estaba en su vientre moriría asfixiada…

Nora sintió como si todo el aire de su pecho hubiera sido succionado y no pudiera respirar.

Había elegido a su hija antes que a su hijo.

A lo largo de los años, había hecho innumerables llamadas telefónicas a Henry y le había suplicado muchas veces. Sin embargo, él nunca había cedido ni le había dicho nada. Para ser honesta, ella ya había adivinado vagamente en el fondo de su corazón que…

Quizás su hijo ya estaba muerto.

Si no, ¿Por qué se negaba a revelar el paradero del niño después de que los Grey hubieran aceptado anular el compromiso? Esta era también la razón por la que no había utilizado inmediatamente un dispositivo de escucha en Henry cuando regresó a los Estados Unidos.

Tenía miedo de escuchar un resultado que no quería oír.

En última instancia, aún mantenía un atisbo de esperanza.

También sabía muy bien que la razón por la que Cherry, una princesita vanidosa y pretenciosa, se había comprado de repente mucha ropa de chico y a veces fingía ser un chico era en realidad para animarla y quitarle un poco el dolor cuando echaba de menos a su hijo.

Miró a su hija llorosa frente a ella. Cuando escuchó lo que dijo Pete, forzó una sonrisa y se atragantó mientras decía: «No tienes que consolarme, Cherry…»

Pete estaba muy asustado. El niño, que había sido callado y tranquilo desde que era un bebé, estaba llorando tanto que tenía el rostro cubierto de lágrimas.

Mamá estaba tan pálida como una sábana, y sus ojos, habitualmente tranquilos, estaban llenos de desesperación y vacío. Las lágrimas rodaban por sus mejillas sin control y su sonrisa tenía un aspecto trágico. Parecía como si fuera a derrumbarse y desmayarse al momento siguiente…

Le entró el pánico, totalmente.

Sujeto la mano de Nora y gritó: «¡Mamá, no estoy mintiendo! ¡Soy Pete! ¡Soy Peter Hunt, no Cherry! No soy Cheryl Smith!»

«¡Mamá, lo siento! ¡No debería haberte ocultado el secreto!»

«¡Mamá, mírame! Soy Pete!»

«Me equivoqué. No lo haré más… Sob…»

Sus gritos hicieron que los ojos de Nora recuperaran poco a poco la concentración y que su racionalidad volviera gradualmente a ella. Miró a Pete. «¿Qué… has dicho?»

Sus afirmaciones le parecieron incrédulas, sin embargo, las diversas excentricidades de Cherry durante el último periodo de tiempo comenzaron a aflorar en su mente.

Por ejemplo, Cherry había dejado de repente de jugar y se había puesto a leer.

Por ejemplo, Cherry de vez en cuando hablaba mucho menos y se volvía mucho más silenciosa.

Y, por ejemplo, cuando Cherry hablaba con fluidez en árabe en el piso de abajo…

Todo lo que tenía delante se volvió vago y surrealista, por un momento, Nora no pudo saber si aquello era un sueño o la realidad…

Con los ojos llenos de confusión, preguntó: «¿De verdad?».

«Mami, es verdad». Pete le rodeó la cintura con los brazos. Con su carita levantada, dijo: «Mi hermana pequeña y yo somos exactamente iguales, pero yo me he criado en Nueva York. Me llamo Peter Hunt y mi padre es Justin Hunt».

Nora le miró fijamente. «¿Dónde está Cherry, entonces?»

Al ver que ella no parecía creerle, Pete, que temía que su madre volviera a ese estado anterior, apretó los dientes y dijo: «¡Mamá, ven conmigo!»

Cogió la mano de Nora con su propia manita y los dos bajaron las escaleras.

Abajo, Sheena seguía despotricando: «¡Será una niña, pero habla mucho! ¿Ocho idiomas? Seguramente sólo ha aprendido una frase para poder presumir ante los demás, ¿no? ¿Y cómo se atreve a despreciar la obtención de Lena de un segundo lugar? Hah, ¿Por qué no intenta mostrarnos un tercer lugar entonces?»

«… ¡Es suficiente!» La Anciana Señora Anderson golpeó el bastón blanco que sostenía contra el suelo. «¡Es la única hija de su hermana! Ya es bastante pobre…»

De repente, Sheena gritó: «Ajá, es una pobrecita, y mi hermana también. ¿Pero qué pasa conmigo? Si no se hubiera escapado de casa y hubiera acabado con el rumor de que se había fugado, ¡¿La reputación de los Anderson habría sido tan terrible? ¡Tampoco mi ex-prometido habría roto nuestro compromiso! Cuántas burlas sufrimos por su culpa en aquel entonces!».

Melissa dejo escapar un profundo suspiro. Para ser sinceros, todos querían profundamente a la madre de Nora; por eso estaban tan disgustados con ella. Sheena había estado tan orgullosa de su hermana por aquel entonces…

Estaba a punto de consolar a Sheena cuando escucho que alguien bajaba las escaleras.

Se giró para ver a Nora y Cherry bajando.

Preguntó: «Es tarde, Nora. ¿Adónde van las dos?».

Pete estaba muy ansioso, así que no contestó.

Nora estaba como una marioneta sin alma en ese momento, así que tampoco contestó.

Los dos salieron del salón.

Una mirada de confusión apareció en el semblante de Melissa. La Señora Anderson, que no podía ver, preguntó ansiosa: «¿Qué ocurre? ¿Se ha ido Nora? ¿Fue por culpa de Sheena? Sheena, ¡Haz que Nora vuelva aquí! Si se va, ¡Puedes olvidarte de volver a verme!».

Sheena también se quedó boquiabierta. Su expresión aguda y feroz se resquebrajó, pero aun así curvó el labio y se burló: «Puede irse si quiere. En cambio, mostraría más admiración por ella si no dependiera de los Anderson».

Melissa entró en pánico. Dijo: «Sheena, Nora no ha dicho ni una sola vez que pretenda depender de nosotros. Es Doctora. Puede mantenerse por sí misma. Si no te gusta, ¡Entonces puedes venir menos a menudo en el futuro!»

Después de decir eso, fue tras Nora.

Por desgracia, en el momento en que salió, Nora ya había arrancado el coche y desapareció del porche en un abrir y cerrar de ojos.

En el coche.

El pequeño Pete se sentó en el asiento del copiloto. Con el cinturón de seguridad abrochado, señaló el camino con la ayuda de su teléfono móvil. «Gira a la derecha… Gira a la izquierda en el tercer cruce…»

Sabía que mamá estaba asustada y necesitaba ver que había dos niños para sentirse tranquila.

No podía seguir ocultándolo.

Nora permaneció en silencio y condujo con seriedad.

Media hora después, el coche llegó a un complejo de villas.

La seguridad en las puertas era enérgica y se negaron a dejarlos entrar, pero en cuanto el guardia vio a Pete, lo saludó inmediatamente con respeto. «Bienvenido, Señor Hunt».

‘Señor Hunt’…

Nora, que tenía una mirada severa, miraba atentamente hacia delante.

Ya se había calmado en el camino. También creía la mayor parte de lo que decía Pete, pero el miedo y el pánico a perder a su hijo la llevaron a tener que ver a los dos niños delante de ella con sus propios ojos antes de poder sentirse tranquila.

Los guardias les dieron el visto bueno y ella entró en el complejo de villas.

«Mamá, ve a la Villa nº 8».

Nora detuvo obedientemente el coche en la entrada de la Villa nº 8. Salió tambaleándose del coche y llamó a la puerta.

*¡Ding-dong!*

El timbre sonó. Unos segundos después, alguien abrió la puerta. La adorable cabecita de Cherry asomó y preguntó con dulzura: «¿Quién… mamá?».

La voz de Justin le siguió de cerca. «¿Quién está en la puerta, Pete?»

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