Se vuelve glamurosa tras la anulación del compromiso
Capítulo 393

Capítulo 393: Nora es la Hermana Mayor

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La expresión de Joel se volvió repentinamente muy horrible. Dijo ansiosamente: «Tanya, puedo explicarlo».

«Guárdese eso para su hija, Señor Smith. ¡Nuestra relación no está en el punto en el que necesite explicarme nada! Adiós».

Tanya se dio la vuelta y volvió a entrar al jardín enfadada.

La furia y el pánico surgieron en Joel cuando la miró por detrás.

Se dio la vuelta y subió a su coche.

«¿A la empresa, Señor Smith?» Preguntó el chófer.

Joel prácticamente rechinaba los dientes de furia mientras decía: «¡A casa de Hillary!».

Sacó su teléfono y miró su propio F%$ebook. Sin embargo, no vio la publicación de Hillary. ¡Esto significaba que la publicación había sido ocultada de él!

Extendió la mano al chófer y le dijo: «Dame tu teléfono».

Su chófer también tenía a Hillary como amiga en Facebook.

Echó un vistazo después de que el chófer le entregara su teléfono. Efectivamente, encontró la publicación.

Hillary prácticamente no podía ser más sigilosa.

Los dos llegaron a la residencia de Hillary. Cuando Hillary se enteró de que Joel estaba allí para buscarla, bajó alegremente las escaleras. Sin embargo, en el momento en que bajó, vio a un furioso Joel.

Hillary le preguntó tímidamente: «Joel, ¿Qué pasa?».

«¡¿Puedes explicarme esa publicación tuya en F%$ebook?!»

Joel le coloco el teléfono del chófer frente al rostro.

Hillary se quedó helada al ver la publicación.

Se mordió el labio, forzó una sonrisa y contestó: «¿No es una publicación normal de Fac&%ook, Joel? ¿Qué pasa?»

Joel exigió con furia: «¿Nos has seguido hasta el restaurante?».

Hillary bajó la mirada. «Yo… es que echaba mucho de menos a Mia, así que los he seguido a los dos. Déjame explicarte, Joel… No pretendía nada más con la publicación. Sólo que no quería que los demás supieran que ni siquiera pude celebrar el cumpleaños de mi hija con ella… Me mirarán mal si alguna vez se enteran…»

Esas palabras suyas no podían ser más pretenciosas.

Incluso el chófer pensó que era comprensible que ella hiciera eso.

Desgraciadamente, era a Joel a quien se enfrentaba.

Joel no aceptó sus tonterías en absoluto. Dio un paso adelante y le sujeto la barbilla. «Entonces, ¿Quieres comer pastel con tu hija en su cumpleaños?»

Hillary asintió. «Sí».

«De acuerdo».

Tomo el recipiente con la tarta que Tanya había rechazado. Lo abrió, sacó el pastel y lo estrelló contra el rostro de Hillary. Dijo fríamente: «¡Pues que lo pruebes bien!».

Hillary: «!!»

Ella dio un paso atrás y se limpió el pastel del rostro con las manos. Levantó la cabeza y miró a Joel con incredulidad. «Joel, tú…»

Sin embargo, no se atrevió a decir el resto de lo que quería decir, porque la mirada de Joel era simplemente demasiado aterradora.

La forma en que miraba como si quisiera matarla la hizo incapaz de pronunciar una sola palabra.

La voz helada de Joel sonó. «¡No te atrevas a hacer ningún truco a partir de ahora, o si no!».

Hillary quiso hablar, pero añadió: «Deberías dar gracias a tu suerte de ser la madre de Mia. De lo contrario, habrías muerto hace mucho tiempo».

Sus palabras dejaron atónita a Hillary.

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Como habían hecho planes para ir al parque de atracciones al día siguiente, Nora se despertó un poco tarde. Se estiró y bajó las escaleras.

Por la tarde, Nora le dio a Lily la bebida que le había sobrado a Víctor en la arena el día anterior y le dijo que fuera a un laboratorio y comprobara si había algún producto químico no identificado en ella. Nora también le indicó que hiciera personalmente la prueba.

Desde que Lily regresó a Estados Unidos para ayudarla, había estado terriblemente ocupada. Se marchó inmediatamente después de recoger la bebida sobrante y recibir las instrucciones de Nora.

Nora, sin embargo, volvió a dormir después de eso.

¿Qué iba a hacer? La cita en el parque de atracciones le ocuparía todo el día, lo que significaba que al día siguiente tendría que madrugar. Por lo tanto, tenía que recuperar el sueño del día siguiente por adelantado.

Cuando se despertó de nuevo, ya había oscurecido.

Se levantó, se vistió y bajó al aparcamiento. Estaba a punto de ir al coche cuando Quentin apareció detrás de ella y le dijo: «¿Por qué no te vienes hoy conmigo en mi coche, Nora?».

Nora: «?»

Ella lo miró.

Quentin dijo: «Si vas conmigo, puedo mostrarte lo intimidante que soy en la arena. Así tendrás privilegios especiales».

Nora siempre había gozado de privilegios especiales desde el mismo momento en que fue el número 028. No tenía ni idea de lo que era para la gente corriente.

Sin embargo, ya que Quentin la invitaba a ir con él con tanto entusiasmo, Nora se lo pensó un rato y simplemente respondió: «De acuerdo, entonces».

De este modo, tampoco tendría que conducir.

Incluso podría echarse una siesta en el camino.

Llevaba una bolsa en la mano. Dentro estaba el vestido rojo y la máscara plateada que solía llevar.

Sin embargo, sólo después de entrar en el coche se dio cuenta de que dormir en el coche era una idea demasiado indulgente, porque Quentin no podía dejar de hablar mientras estaban en la carretera.

«¿Por qué no te presento a la Hermana Mayor más tarde? ¿Tú también admiras mucho a la Hermana Mayor? Incluso puedo pedirle que te dé un autógrafo».

Nora: «?»

Dijo con pereza: «¿Puedes incluso conseguir uno para ti?».

«Por supuesto. Ya he participado en varios encuentro con ella, así que seguro que me mostrará esa cortesía. Además, la Hermana Mayor me tiene en gran estima. Incluso me ha reconocido como su hermano menor».

Nora: «?»

¿Cuándo le había reconocido como hermano menor?

Mientras ella dudaba, Quentin volvió a hablar. «¿Estás celosa? Para ser sincero, lo que ella valora en mí es mi capacidad. Sabes que soy el tercero en el círculo de artes marciales de Nueva York, ¿verdad? Aparte de la Hermana Mayor y el Hermano Mayor, ¡Soy el más fuerte aquí!»

«…»

«¿Quieres tomarte una foto con la Hermana Mayor después? Si es así, ¡También puedes dejarme eso a mí!»

Las comisuras de los labios de Nora tuvieron un espasmo. «Estoy bien».

«¿Te da vergüenza? No hay nada vergonzoso en perseguir a los ídolos. Además, la Hermana Mayor no es tan perfecta».

Nora: «?»

¿Estaba empezando a hablar mal de ella?

Mientras ella pensaba en ello, Quentin dijo: «Realmente no tiene buen ojo para la gente. Su marido no es tan bueno. Sólo parece un chico guapo inútil».

Nora: «…»

«Pero nadie es perfecto, después de todo. Dado el estatus de la Hermana Mayor, es comprensible incluso si la apariencia es lo único que tiene en cuenta a la hora de elegir un marido. Tampoco es tan malo tener un gigoló».

«…»

«Sin embargo, tengo la intención de persuadir a la Hermana Mayor para que renuncie a él».

Las comisuras de los labios de Nora dieron un espasmo al decir: «Eso es imposible».

«¿Por qué no? Mis palabras tienen mucho peso con la Hermana Mayor. Si le digo que rompa con él, seguro que lo considerará. Después de todo, somos peces gordos en el círculo de las artes marciales…»

Quentin siguió charlando todo el camino hasta que llegaron a la arena.

Quentin estaba a punto de salir del coche cuando se dio cuenta de que Nora no se había movido. El hombre, confundido, preguntó: «¿No vas a salir del coche?».

«Oh, tengo que cambiarme».

Quentin estaba a punto de burlarse de ella por ser vanidosa y cambiarse cuando no había necesidad de hacerlo, cuando Nora sacó de su bolso un vestido rojo y una máscara plateada de aspecto familiar.

Quentin: «…»

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