Capítulo 6: 

Matteo, que custodiaba sus maletas, se dio cuenta de su anormalidad. Agarró la muñeca de Vivi mientras los dos se apresuraban a acercarse a ella. «Mamá, ¿Qué pasa? ¿Qué ha pasado?»

«¿Qué?»

Sasha hervía de rabia cuando de repente la voz de su hijo se coló en sus oídos. Bajó la cabeza para darles un vistazo de pie a su lado. Oh no, ¡Cómo pude haberme olvidado de Matt y Vivi! No importa si ese b$stardo me atrapa, pero no puedo dejar que los descubra. O perderé a mis bebés más preciados.

Finalmente, volvió a sus cabales. Arrodillándose frente a Matteo, le agarró de los brazos y le explicó: «Matt, escúchame ahora. No puedo llevarlos a Jetroina porque hay una emergencia que debo atender. Llamaré a la Señorita Fischer para que venga y los lleve de vuelta. ¿Está bien?»

Matteo guardó silencio durante un rato.

Aunque le sorprendió el repentino cambio de decisión de su madre, asintió al ver el pánico y el tinte de culpabilidad en sus ojos.

«Está bien, mamá. No te preocupes. Cuidaré bien de Vivi y me iré a casa con la Señorita Fischer».

«Matt, eres un buen chico. Entonces te lo dejaré todo a ti. Ahora los llevaré a la cafetería de allí donde esperarán a la Señorita Fischer».

Sasha miró a su hijo pensativo con cariño. Con el corazón encogido, tiró de él en sus brazos.

De pie junto a ellos, Vivian también quería un abrazo. «Mamá, ¿Por qué sólo abrazas a Matt? Yo también quiero un abrazo».

«Oh, me he perdido a nuestra pequeña Vivi. Ven, deja que te abrace».

Sasha dejó escapar una risa mientras abrazaba a su hija, que tenía un peluche en sus brazos. Poco después, las condujo a la cafetería cercana.

Diez minutos después, recibió una llamada del hospital.

«Doctora Nancy, ¿Está usted en el trabajo? El Señor Jackson la está esperando».

«Estoy en camino», respondió ella impasible mientras salía del aeropuerto.

Luego subió a su coche y se marchó.

En realidad, no tenía miedo de enfrentarse a Sebastián ya que no le debía nada a ese hombre; no había hecho nada malo.

Sin embargo, lo evitó porque era reacia a encontrarse con él.

Además, le preocupaba perder a Matt y a Vivi si él los descubría.

Había viajado por todo el mundo para establecerse en Moranta. No esperaba que él se presentara después de cinco años.

Ya que el asunto había llegado a un punto crítico, podría encontrarse con él y tratar con él de una vez por todas.

De camino al hospital, recuperó su habitual compostura. No había ni rastro de emoción en su rostro.

Mientras tanto, Sebastián jugaba con la tarjeta de identificación de una médico mientras esperaba en el despacho de Henry.

Nancy, ¿eh? Este nombre sí que suena mejor que el de Sasha.

Además de tener más agallas, aquella mujer que se atrevió a fingir su muerte ante sus ojos también había adquirido un mejor gusto en los últimos cinco años.

Miró atentamente la foto adjunta al carné de identidad con los ojos inyectados en sangre.

Henry preguntó con voz temblorosa: -“Señor Scott, ¿el Señor Hayes está bien? La D-Doctora Nancy está… de camino hacia aquí».

La expresión sombría en el rostro de Sebastián lo amedrentó. Sentado cerca de aquel hombre, el director no pudo evitar sentirse asfixiado por su aura intimidatoria.

Luke no sabía cómo responder ya que no tenía ni idea de si Sebastián estaba bien.

Lo único que sabía era que después de que éste se enterara de la muerte de aquella mujer y de los bebés, eligió personalmente tres parcelas de enterramiento de la mejor ubicación del cementerio y los enterró en su calidad de marido y padre.

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