Regresando de la muerte
Capítulo 198

Capítulo 198: 

¿A caso no he pensado en vengarme de ella? Es tu hermana, por el amor de Dios. ¿Qué puedo hacer? ¿Debería realmente enviarla a prisión? Si lo hiciera, ¿Cómo voy a explicárselo a tu padre o incluso enfrentarme a él?

Agachando la cabeza, reprimió la amargura que brotaba en su corazón.

En realidad, ya se sentía mucho mejor.

No podía negar que estaba secretamente encantada de que Sebastián la defendiera al final. Más que si Frederick fuera el que la apoyara.

Era así de crédula.

A pesar de sus repetidos intentos de herirla y empujarla al abismo, todas las defensas que puso contra él se tambaleaban en el momento en que él le mostraba algo de preocupación.

Por suerte, después de que ella dijera su parte, Sebastián no discutió más. Dirigiéndole una mirada de decepción, le espetó: «¡No he visto antes a una mujer tan tonta!».

Con eso, se dio la vuelta y se fue.

Después de quedarse perpleja por un momento, ella le siguió.

¿Soy tonta?

Después de dejar pasar el asunto, Sasha estaba segura de que Sabrina intentaría hacerle daño de nuevo. Después de todo, era extremadamente despiadada y de mente cerrada, hasta el punto de que no podía tolerar tener a su lado a nadie que no pudiera controlar.

A Sasha le preocupaba que Sabrina volviera a causar problemas muy pronto.

Cuando salió de la casa, supuso que se iría con Luke. Pero por alguna razón, no había rastro de él en ninguna parte. Todo lo que vio fue el Bentley con sus luces traseras parpadeando.

¿Debería irse? ¿O no debería?

Sasha dudó ya que no estaba segura de que la estuviera esperando. Además, por experiencias pasadas, era imposible que la esperara. Después de todo, ya no estaban conectados de ninguna manera.

Sasha decidió entonces dirigirse sola a su casa.

Sin embargo, justo cuando dio un paso, el coche tocó la bocina. Al volverse para mirar, vio la ventanilla del conductor entreabierta. «¿Qué estás haciendo?»

Sasha se congeló brevemente antes de dirigirse al coche con la cabeza baja.

Unos minutos más tarde, después de que Sasha se subiera y estuvieran en camino, Sebastián cuestionó con un tono enojado: «Sasha, ¿Qué estabas haciendo hace un momento?»

«¿Eh?»

Sentada torpemente en el asiento trasero, se devanó los sesos para responder. «Yo estaba… no estaba haciendo nada. Sólo quería tomar un taxi a casa».

«¿Estás ciega?»

«¿Ah?»

Sasha estaba ahora totalmente desconcertada.

Se preguntaba por qué estaba de repente tan agitado, ya que no tenía ni idea de lo que había hecho para ofenderle.

Sin saberlo, la actitud de Sebastián hacia ella había sufrido un cambio de ciento ochenta grados. Ahora, sus intentos de evitarle le hacían sentirse desconcertado.

¿Qué le ha pasado?

Al final, Sebastián se enfadó en silencio mientras conducía.

Como no dijo una palabra, Sasha no se atrevió a romper el silencio también. Sentada en el asiento trasero, le echó una mirada furtiva.

Al no obtener respuesta, dirigió su atención fuera de la ventana.

Para entonces, la oscuridad había cubierto el cielo. Durante una noche de invierno, era raro que la luna o las estrellas se mostraran. Por lo tanto, lo único que podía ver eran las hileras de farolas que iba pasando una a una. La tenue luz amarilla que emitían hacía que uno se sintiera solo y desolado.

Se sentía como si fuera casi la temporada de vacaciones.

Y eso fue lo que pasó por la mente de Sasha.

*¡Buzz! ¡Buzz!*

De repente, mientras Sasha miraba por la ventana sumida en sus pensamientos, sonó su teléfono y contestó inmediatamente.

«¿Hola?»

«Mami, soy Vivi. ¿Dónde estás? El cangrejo real que hemos preparado está listo. ¿Cuándo vas a venir a comerlo?»

Cuando escuchó la voz chillona a través del teléfono, todos los problemas de Sasha parecieron desvanecerse.

«Oh Vivi, eres tú. Ya estoy de camino a casa. ¿Por qué no les adelantáis todos?»

«No, queremos esperarte. Por cierto, ¿También va a volver papá?» Preguntó Vivian de repente con expectación.

Sasha dirigió su atención hacia el frente. Bajo la tenue luz del interior del coche, pudo distinguir los anchos hombros de su espalda frente a ella. Sin embargo, no pudo atrapar un vistazo a su rostro.

Sin embargo, ambos estaban de camino a casa, lo que provocó que una sensación de calor repentino la envolviera.

«Mmm-hmm. Llegará conmigo dentro de un rato».

«¡Vaya! Eso es increíble. Voy a decírselo a mis hermanos. En ese caso, mami, nos vemos luego», exclamó Vivi con alegría.

Sasha terminó la llamada con la misma alegría.

Mientras tanto, habiendo escuchado su conversación, Sebastián miró por el espejo retrovisor y preguntó: «¿Estaba la niña en la línea hace un momento?»

Sasha asintió: «Sí».

Se detuvo un momento al pensar en su relación con Vivian. Como quería que ambos se relacionaran más, añadió: «Incluso preguntó por ti. Quería saber si te unirías a nosotros para cenar».

Dado lo inteligente que era Sebastián, ya había adivinado el contenido de su conversación.

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