Regresando de la muerte
Capítulo 1472

Capítulo 1472

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Efectivamente, éste no es nuestro territorio. Por muy poderosos que sean los Hayes y los Jadeson, no son influyentes en este país. Armar un gran alboroto por esto no es beneficioso en absoluto para Vivi, en caso de que continúe su educación aquí.

Al final, Salomón se contuvo.

No obstante, planteó una exigencia, que consistía en modificar los resultados de Vivian. Además, también pidió que trasladaran a Helena a otra clase y que mantuvieran informados a sus padres sobre el incidente.

El responsable se quedó muy sorprendido.

Informar a los padres de Helena es tanto como enviarle una severa advertencia. ¡Esto es más severo que castigar a la pobre chica! ¿Qué pretende? Informar a los padres del mal comportamiento de Helena sin armar un escándalo. ¿Pretende insinuar que Helena se ha metido con alguien alto y elevado?

Después, Salomón abandonó el edificio de oficinas.

«Por suerte, tu sobrina no estaba presente. De lo contrario, le dolería mucho saber que habían manipulado su trabajo», dijo el amigo de Salomón.

Éste asintió con la cabeza.

Es cierto. Vivi es una chica sencilla. Menos mal que el chico la trajo a la sesión de autoestudio. Resultó ser una bendición disfrazada.

Salomón se quedó aquella tarde. A la mañana siguiente, una vez hubo confirmado personalmente que la escuela había enmendado las notas de Vivian y también presentado una disculpa, empezó a hacer planes para marcharse.

«¡Te quiero tanto, Tío Salomón! ¡Lo sabía! Siempre encontrarás una salida».

Sosteniendo su reluciente trofeo, la chica que había demostrado ser inocente corrió hacia Salomón y lo abrazó con fuerza.

Salomón soltó una carcajada de exasperación.

Al escrutar su entorno, divisó a Kurt y lo llamó.

«Kurt, eres un chico de fiar. Cuando necesites algo, llámame». Luego sacó una tarjeta con su nombre y se la entregó.

Kurt extendió la mano y la aceptó.

Aunque no dijo ni una palabra, el observador Salomón se dio cuenta de que Kurt guardaba bien la tarjeta con su nombre en el bolsillo.

¡Este chico!

Poco después, Salomón abandonó Yartran sin olvidar dejar atrás a dos hombres.

Aquellos hombres eran los mejores luchadores que había entrenado en Jetroina.

Vivian prestó toda su atención a sus estudios y siguió aprendiendo con entusiasmo. Por otra parte, Elaine luchaba un poco aunque el asunto ya estaba resuelto.

Elaine llegó por fin al edificio de la escuela infantil.

En realidad, Kurt no tenía mucho que aprender en una academia de arte. Por eso, Sebastián hizo que Edmund le pusiera en una clase normal para que pudiera aprender las demás asignaturas como los demás.

Estando en una clase normal de la Real Academia aprendería mucho y en abundancia, en comparación con una clase equivalente en casa.

Cuando Elaine vino a buscar a Kurt, éste estaba aprendiendo a tocar el piano en la sala de música.

Era lo que más le gustaba hacer últimamente.

Elaine se quedó junto a la puerta, escuchando cómo tocaba el piano de forma entrecortada.

Armándose de valor, gritó: «Kurt…».

Por suerte para ella, el chico dejó de golpear las teclas blancas y negras al oír su nombre.

«Kurt, yo… he llamado al profesor. Lo siento, yo… no cumplí mi promesa de hablar y contar a todos la verdad. Tenía miedo de que me expulsaran de la escuela».

Al ver que se quedaba completamente callado, se sintió aterrorizada. Se le llenaron los ojos de lágrimas.

Kurt le había gustado desde el momento en que lo vio en el aeropuerto. Fue amor a primera vista, porque era demasiado guapo.

Dos meses después, se dio cuenta de que él era una pesadilla disfrazada de ensueño. Aunque era más joven que ella y que Vivian, siempre desprendía un aura hostil y fría.

Su presencia la hacía sentir miedo todo el tiempo.

«¿Kurt?»

«Lo dejaré pasar si a ti también te trasladan a la clase 18», dijo finalmente.

Su voz tenía un tono gélido que hizo que Elaine sintiera un escalofrío. Aunque esta vez habló más, la hizo volverse espantosa.

«¿Clase 18? ¿Es… es la misma clase que Helena? ¿Yo…?»

¡Bang!

Se hizo un silencio sepulcral cuando el chico cerró la tapa del piano y se puso en pie.

Elaine no se atrevió a decir nada más. Impotente, sólo pudo ver cómo salía de la habitación y desaparecía ante su vista.

No, no quiero ir a la clase 18. Oh, no…

Mientras tanto, en Avenport, Ichika se alegró muchísimo al saber que su marido había resuelto el asunto a la perfección.

Esa noche cocinó una gran variedad de platos, e incluso publicó algunas fotos en sus redes sociales.

Sabrina: ¿Por qué preparas un festín, @Ichika? ¿Qué se celebra?

Ichika: ¿Eh? Nada especial…

Sasha: ¿Hay buenas noticias, Ichika? Comparte la alegría con nosotros.

Rufus: ¿De verdad?

Devin: Sigo esperando…

En cuestión de segundos, casi todos los miembros de la familia participaron en el chat, excepto Sebastián, que rara vez aparecía en línea. Estaban deseando recibir buenas noticias de ella.

Resulta que todos están ansiosos por ello…

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