Regresando de la muerte – Acceso Anticipado
Capítulo 52

Capítulo 52: 

Sin embargo, una figura apareció de repente detrás de ella.

«Señorita Wand, ¿A dónde va?»

«¿Ah?»

Sasha casi se sobresalta, deteniendo instantáneamente sus pasos para dar un vistazo detrás de ella mientras su corazón se aceleraba por la persistente sorpresa.

«Oh, eres tú, Berta. Yo… voy a subir a ver si el pequeño Ian está despierto».

«¿Vas a subir a ver a Ian? Señorita, aún no está despierto, así que no le molestes. Además, ¿Qué has traído aquí? ¿Por qué da ese aspecto?»

Berta, que parecía haberse materializado de la nada, no se limitó a impedir que Sasha viera a su hijo. Incluso metió las narices en los asuntos de Sasha, preguntando por las cosas que ésta había colocado en la mesa del comedor.

Sasha explicó: «Son unos pasteles y una sopa medicinal que he traído de casa. Los hice personalmente para el pequeño Ian».

«Señorita Wand, ya le he dicho que Ian no puede comer comida de fuera. Está enfermo, ¿Recuerda?»

El resentimiento estaba escrito en el rostro de la criada.

Sasha empezó a sentirse incómoda. Mirando la comida que traía, controló su temperamento e insistió: «Los hice yo personalmente. No habrá ningún problema».

«¿Quién sabe? Sí que tuvo diarrea por culpa de los brownies que hiciste».

Las cejas de Sasha se juntaron ante eso.

¿El pequeño Ian se enfermó porque comió los brownies que le hice?

Cuando la posibilidad surgió en su mente, permaneció inmóvil en el lugar.

Por supuesto, no creía que su comida en sí fuera el problema, ya que confiaba en sus propias habilidades. Sin embargo, al escuchar lo que decía la criada, empezó a sospechar que Ian era alérgico a ciertos ingredientes.

Era una posibilidad que no se podía descartar del todo.

El rostro de Sasha se puso pálido, pensando que ella había causado la enfermedad de Ian.

«¿Qué están haciendo las dos?»

Justo en ese momento, una figura alta bajó las escaleras, vistiendo un traje sastre negro sobre una camisa blanca. En el momento en que apareció, el aura noble e imponente que emanaba hizo que Sasha contuviera la respiración inconscientemente.

Pensaba que ya debería estar en la empresa.

«Señor Hayes, la Señorita Wand ha vuelto a traer comida. Temía que el estado de Ian empeorara después de comer lo que ella trajo, así que le ofrecía un consejo».

Berta comenzó inmediatamente a quejarse de Sasha al jefe de la casa.

Sasha se puso frenética. «No, yo-yo no sabía que el pequeño Ian se enfermó porque comió los brownies que hice. No lo hice a propósito», tartamudeó una explicación, temiendo que Sebastián la malinterpretara y no le permitiera volver a ver a su hijo.

Sebastian entrecerró los ojos.

Sus ojos, siempre desprovistos de calidez, recorrieron la comida de la mesa antes de volver a mirar a la mujer que tenía la cabeza inclinada.

«¿Quién te ha dicho que se ha puesto enfermo por culpa de los brownies?»

«¿Eh?»

Sasha levantó la cabeza y miró sin comprender al hombre. «¿No lo hizo? Pero Berta dijo-»

«Yo no he dicho eso, Señorita Wand. He dicho claramente que el niño está enfermo y que debe tener cuidado con lo que come, ¡No sea que su estado empeore!» Berta la interrumpió y alzó la voz para negarlo.

Sasha la miró con los ojos muy abiertos e incrédulos.

Vaya, mira qué rápido ha cambiado su declaración. ¿Cree que soy estúpida?

Sasha se puso morada de rabia.

«Ya está bien. Ya que tienes tanto tiempo libre, deberías pensar en cómo cuidarlo bien porque si le vuelve a pasar algo, ¡Tendrás que responder ante mí, Sasha Wand!»

Sebastian retiró su mirada indiferente pero no hizo nada más al respecto.

Un extraño sentimiento se deslizó en su corazón.

Aunque constantemente deseaba que ella estuviera a su merced, cuando vio el rostro cabizbajo de ella hace un momento, se dio cuenta de que no le producía ningún placer.

Sacudiéndose este peculiar sentimiento, salió por la puerta.

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