Capítulo 163:

Los ojos de Vincent brillaban con clara admiración.

Había estado observando atentamente la retransmisión en directo desde el momento en que Katelyn subió al escenario.

Katelyn mantuvo la calma todo el tiempo, sin dejar que los rumores en línea la afectaran. Cada palabra que pronunciaba daba en el clavo.

Incluso si el vídeo de la rueda de prensa se cortaba en innumerables clips y se compartía en Internet, sus palabras claras seguirían contando toda la historia.

Katelyn se apartó despreocupadamente un mechón de pelo detrás de la oreja, con una sonrisa suave y natural.

«Gracias, señor Adams, por el cumplido», dijo con gracia.

Vincent, todo un caballero, le abrió la puerta del coche.

«Subamos primero al coche», dijo.

Katelyn asintió y, en cuanto estuvo sentada, cogió el móvil para comprobar las tendencias.

Tal y como esperaba, su discurso ya estaba en Internet.

Aquí y allá aparecían posts cuestionando y condenando a Neil.

Cada post acumulaba millones de visitas, superando con creces la atención que había recibido la propia rueda de prensa de Neil.

Katelyn había sincronizado su rueda de prensa a la perfección. El protagonismo que Neil había dado al tema había atraído la atención justo donde ella quería.

Cuando salió para hacer frente a la confusión, el revés golpeó aún más fuerte.

Tras echar un breve vistazo a los comentarios, Katelyn cerró el teléfono.

Se volvió hacia Vincent, que estaba sentado a su lado. «Si hubiera planeado la rueda de prensa para mañana, el impacto podría haber sido aún mayor».

Ese había sido su pensamiento inicial: dejar que la situación se calmara y esperar a que la opinión pública alcanzara su punto álgido.

Su atención se había desviado por completo hacia las apremiantes exigencias de su trabajo. Con su tiempo y su energía al límite, no podía permitirse malgastarlos en preocupaciones triviales.

Vincent asintió pensativo, con voz firme y tranquilizadora.

«Puedes ampliar significativamente este impacto invirtiendo un poco de dinero», dijo, con un tono comedido y seguro. «Es como conseguir el doble de resultados con la mitad de esfuerzo».

Los labios de Katelyn se curvaron en una sonrisa de satisfacción mientras se relajaba en la silla, con un lenguaje corporal que irradiaba satisfacción. Pero en su mente persistían los ecos de las duras críticas de los internautas sobre el Grupo Wheeler, implacables y mordaces.

En aquel momento, la situación de Neil parecía un cruel giro del destino.

Primero, Vincent le había asestado un duro golpe, y ahora, el intento de Neil de salvar su reputación mediante una rueda de prensa sólo había servido para deshacer la imagen cuidadosamente construida con tanto esfuerzo.

Mientras Katelyn reflexionaba sobre ello, una idea surgió de repente en su mente. Se volvió hacia Vincent, picada por la curiosidad.

«¿Te ha contado Neil lo del incidente con el hacker?», preguntó, con un tono muy interesado.

Vincent asintió, aunque sus ojos permanecían distantes y fríos.

«Mencionó que habían descubierto varios servidores ocultos en la empresa y que estaban investigando a los sospechosos. Según Neil, alguien utilizó técnicas de pirateo informático para manipular el transmisor de señal, lo que permitió rastrear la ubicación falsa hasta su empresa».

La respuesta de Neil no sorprendió a Vincent ni a Katelyn. Tanto si estaba implicado como si no, estaba claro que haría todo lo posible por defender su reputación.

Katelyn frunció el ceño mientras reflexionaba. Su silencio se prolongó hasta que finalmente habló.

«Tal vez, después de todo, esta situación no tenga nada que ver con Neil. Es posible que alguien esté intentando deliberadamente crear problemas entre vosotros».

Vincent lanzó una mirada de reojo a Katelyn, observando su total falta de preocupación por Neil. Por extraño que parezca, esto pareció levantarle el ánimo.

«Ya he levantado las sanciones al Grupo Wheeler», dijo, con voz tranquila. «La situación ya es bastante mala para él».

Con las crisis internas y externas desgarrándole, y la opinión pública por los suelos, Neil debía de estar ya de los nervios. Aun así, Katelyn seguía sintiendo curiosidad: ¿se enfadaría Neil con Lise por culpa de este lío?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Vincent, que la devolvió al presente.

«Vámonos. Primero iremos a la empresa y te prepararemos un despacho».

Katelyn parpadeó, sorprendida, y respondió automáticamente,

«Puedo trabajar desde casa».

Vincent, encogiéndose de hombros despreocupadamente, explicó: «Al equipo de diseño se le han ocurrido algunas ideas nuevas. Quiero que tengas tiempo suficiente para discutirlo todo con ellos. Quedan pocos días y tenemos que acelerar el ritmo».

Desde su punto de vista, se trataba de acelerar el trabajo. Pero para Katelyn, recordar su portátil robado despertó una nueva oleada de ira.

De repente, sintió que su venganza contra Neil había sido demasiado indulgente.

El elegante Bugatti llegó al edificio de la empresa en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando Katelyn entró en su nuevo despacho, se quedó momentáneamente boquiabierta, con la mirada perdida en la sorpresa.

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