Capítulo 140:

Los focos se desplazaron instantáneamente al escenario, donde la caja vestida de negro captó la atención de todos.

El agarre de Katelyn sobre sus rodillas se tensó. Estaba decidida a pujar por ella.

Justo cuando esperaba que se descubriera la pieza bajo la tela negra, el anfitrión dijo inesperadamente,

«Vamos a aguantar la emoción un poco más. Esto cerrará el evento de esta noche. Primero, echemos un vistazo a los otros artículos en oferta».

La decepción brilló en los ojos de Katelyn. Esperaba ver las joyas en ese momento. Aunque a algunos no les importó la táctica del anfitrión, el público volvió a centrar su atención en la subasta. Los objetos pujados eran una colección de tesoros: antigüedades y cuadros de grandes coleccionistas.

Sin embargo, en términos de rareza y apariencia, ninguno de ellos se comparaba con la serie Star.

Aunque se hacían pujas aquí y allá, la sala carecía de calidez.

Lise, sentada entre el público, estaba sumida en sus pensamientos.

Lo que más le preocupaba ahora era que Katelyn tuviera realmente las pruebas de su aventura con Neil. Para evitar tal situación, primero tenía que arruinar a Katelyn. Con esto en mente, Lise envió discretamente un mensaje de texto desde su teléfono.

La subasta se alargó, mostrando más de cien artículos.

Katelyn se apoyó en el asiento, mirando perezosamente los diversos artículos expuestos en el escenario. No le interesaban en absoluto.

En ese momento, el anfitrión estaba presentando con entusiasmo un jarrón de porcelana, afirmando que era extremadamente valioso. Pero a Katelyn no le interesaba.

Vincent miró a Katelyn y le preguntó despreocupadamente: «¿No hay nada más que te llame la atención?».

«No. Sólo estoy aquí por Star». Katelyn negó con la cabeza, respondiendo con indiferencia.

Si no fuera por ese motivo, no habría asistido.

Con el ambiente tan sombrío, el anfitrión decidió aligerar la atmósfera sugiriendo un descanso para que todos pudieran estirarse o ir al baño.

Katelyn se levantó y se dirigió al baño.

Seguía pensando en la serie Star. Aún no había compartido la noticia con su amiga, prefiriendo esperar hasta que hubiera pujado con éxito por ella, no queriendo decepcionarla.

Después de lavarse las manos en el lavabo y secárselas, estaba a punto de salir cuando se encontró con Lise.

A solas en la puerta del baño, Lise dejó caer su fachada, revelando su verdadera y vil naturaleza.

Con malicia en los ojos, Lise se acercó y dijo: «¡Katelyn, zorra! ¿Por qué no puedes divorciarte de Neil? Me lo has quitado todo, ¡y aun así sigues persiguiéndole!».

Katelyn entrecerró lentamente sus hermosos ojos, su mirada fría.

«Neil es quien rechaza el divorcio. Por lo visto, no le has encantado lo suficiente como para que se vaya», replicó, golpeando deliberadamente donde más le dolía, sabiendo que Lise codiciaba el título de señora Wheeler por encima de todo.

Mientras Katelyn siguiera casada con Neil, Lise no sería más que la otra mujer, un estigma que se aferraría a ella.

Como era de esperar, Lise se abalanzó sobre ella al oír esto.

«¡Zorra! ¡Estoy en este lío por tu culpa! Me lo has quitado todo, ¡y aún así te quedas ahí tan santurrona!». El odio en los ojos de Lise era como una serpiente venenosa.

¡Cómo deseaba poder morder directamente a Katelyn hasta matarla! Lise intentó abofetear a Katelyn, pero ésta la bloqueó sin esfuerzo.

Con un simple giro de muñeca, Lise gritó de dolor y su rostro se contorsionó.

Pero aun así, siguió maldiciendo.

«Katelyn, te juro que me las pagarás. Espera».

Katelyn se limitó a burlarse. Antes de que pudiera responder, Lise sacó un pulverizador del bolso y se lo roció en la cara a Katelyn.

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