Presa entre tus brazos
Capítulo 11

Capítulo 11:

Sophie llegó en ese momento.

Al fin podían estar los tres juntos.

“Que bien Sophie, por fin estaremos los tres un rato juntos”.

Nicole se levantó para abrazar a su amiga.

El día transcurrió rápidamente, al atardecer Nicole se despidió de todos, hizo lo posible por no llorar, cuanto le gustaría contarles todo y poder quedarse ahí, pero no quería preocupar a sus padres.

Tenía que volver a su prisión, aunque no quisiera.

Su padre se ofreció a llevarla.

Nicole aceptó con gusto.

No era agradable viajar con Jack, era un hombre demasiado frío, no era para nada agradable su compañía.

Cuando estaban por subir al auto, una extraña mujer llamó a su padre.

Nicole pudo notar que se puso nervioso.

La mujer clavo su mirada en ella, su padre la tomó por el brazo y se apresuró a subir al auto ignorando a la mujer.

“Papá ¿Quién es esa mujer? Me ha parecido de lo más extraña”, preguntó intrigada.

“No lo sé hija, quizá se acercó porque me confundió con alguien…”

Nicole noto que estaba nervioso.

Algo raro ocurría entre su padre y esa mujer.

“Pero te ha llamado por tu nombre, o al menos eso me pareció”.

“Tranquila hija, has escuchado mal”.

Noah intento desviar su atención cambiando la conversación.

Lo noto algo molesto, por lo que decidió ya no preguntar más sobre el tema, solo esperaba que no estuviera engañando a su madre, eso la destrozaría.

La mujer a pesar de su extrema delgadez era muy bella.

Ella tenía el cabello negro y ojos azules como los de ella.

La señora de la casa de Leandro decidió hablar con su padre sobre lo que sentía por Nicole.

“Hay una chica en la que estoy interesado, sabes que hasta ahora no he tomado a nadie en serio, ni siquiera a Shelsy, la que por cierto ya me ha cansado, esta chica es diferente, solo que ahora es la esposa de Bruno Leone”

“Vaya, hijo si en verdad te interesa solo tienes que conquistarla, si lo logras, tu tendrás a tu chica y yo la satisfacción de ver a uno de los Leone derrotado”.

“Nunca has querido contarme el porqué de tu odio hacia ellos”

Era algo sobre lo que su padre nunca hablaba.

“No tiene caso contarte, solo debes saber que quiero destruirlos”

Sergio sabía muy bien sus motivos, pero no le convenía que su hijo se enterara de sus verdaderos motivos, podría resultar contraproducente porque se podría enterar de cosas que prefería siguieran ocultas.

En la Mansión Leone, Nicole se encontraba feliz, su madre había llevado a su nana a vivir con ella, sabía que Bruno se molestaría, pero no pudo negarse ante la insistencia de su madre.

La nana sospechaba que algo no iba bien, se lo había dicho durante la reunión en casa de sus padres, la notaba muy desmejorada.

Si vivía con ella podría atenderla como era debido, ella estaría a su lado mientras la necesitará.

Tenía una semana que la nana había llegado.

Jack no pudo hacer nada para evitar que se quedara, aunque lo intentó, fue una imposición de los padres de Nicole.

Ella se alegraba que lo hubieran hecho, así se sentía mucho mejor en aquel lugar tan frío.

Se encontraba arreglándose en su habitación, cuando llamaron a su puerta.

Era la chica rubia del servicio, quien se acercó a ella, e hizo un mohín de disgusto antes de comenzar a hablar.

“El Señor Leone está por regresar, ha ordenado que todas las cosas de usted se lleven a la que fue su habitación”.

“Mira Alondra, creo que así es como te llamas, de aquí no mueves nada, que sea él mismo quién me lo pida”.

“¿En verdad necesitas que repita una orden que ya he dado?”

Nicole se sorprendió al escuchar su voz.

“¡Bruno! Has vuelto”

Por un momento sintió alegría al escucharlo.

Al voltear lo vio, estaba recargado sobre el marco de la puerta, tenía los brazos cruzados sobre su pecho.

Pensó que se veía muy guapo, llevaba puestos unos jeans y una camisa blanca, se le quedó viendo fijamente.

Nicole había olvidado la profundidad de su mirada.

Avanzó hacía él con los brazos abiertos.

Él la detuvo de inmediato al ver que intentaba abrazarlo.

Qué manera tan fría de saludarla.

“Te he extrañado, ni siquiera has llamado, estaba preocupada”, dijo haciendo un puchero.

De pronto escuchó una voz de mujer que lo llamaba.

¿Acaso escuchó que dijo amor?

Se quedó estupefacta cuando vio unas manos que lo rodeaban por la espalda, no podía creer lo que estaba viendo.

Esa voz chillona era inconfundible.

“¿Escuche bien? ¿Lo has llamado amor?”, preguntó estupefacta.

“Hola hermanita, escuchaste bien, tengo mucho que contarte, sobre todo lo bien que la pase con Bruno en Italia, ni sabes todo lo que me ha comprado, por cierto todo lo nuevo de las mejores marcas”

Sondra asomo su rostro por un lado de su espalda mientras continuaba abrazándolo mientras sonreía burlonamente.

Nicole sintió la tierra abrirse a sus pies.

Se había formado castillos en el aire que se derrumbaron en un segundo, se veía que su hermana estaba disfrutando humillarla de aquella manera.

“Imagino que ahora sí me darás mi libertad”, dijo mientras sentía que un dolor agudo se clavaba en su pecho.

“Ni lo sueñes, desde ahora Sondra será la señora de la casa, se quedará conmigo en esta habitación, mañana llegarán dos personas más a hacerse cargo del servicio, ya no harás tus propias cosas, no quiero tener después aquí a tu familia reclamándome, sé que tu padre trajo a tu nana e insistió en que se quede para acompañarte, permitiré que se quede, no sea que vengan a fastidiarme si no lo hago”.

Sondra se le pegaba como sanguijuela resbalosa.

No dejaba de tocarlo, y Nicole se dio cuenta de que esos dos se habían aliado para fastidiarla, tenía que planear rápido como escapar de ahí, aunque sabía que si lo hacía sus padres le darían la espalda.

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