Por qué no me amas
Capítulo 42

Capítulo 42:

«Demándalo». Ordenó la mujer con una voz temblorosa. Había pensado que se sentiría feliz y satisfecha, pero no sentía nada.

De repente, el rostro tranquilo de Esteban apareció en su mente diciendo: ‘Tengo que pagar lo que te debo’.

¿El hombre que dijo esas palabras era realmente Esteban?

Estela negó con la cabeza, sintiendo que las cosas habían resultado completamente diferentes a lo que había pensado.

¿No debería estar tan furioso que intentaría estrangularla con todas sus fuerzas?

¿Por qué no fue así? ¿Cuál fue el problema?

Una semana después en la corte.

Esteban enfrentaba cargos de espionaje industrial.

Igual que en el pasado, Estela le pagó con la misma moneda; ahora, el hombre estaba experimentando el mismo tipo de desesperación e impotencia que ella.

La mujer miró hacia arriba y respiró hondo. Por fin había llegado el momento de desquitarse.

Pero al final, lo que ms le sorprendió fue que, en lugar de contratar al mejor abogado de Ciudad H y usar todas las conexiones que tenía, el hombre simplemente dijo con calma y seguridad: “Me declaro culpable”.

Estela se quedó en trance, con la mente revuelta.

Como si acabara de recibir una descarga eléctrica, permaneció atónita en el asiento de los demandantes y estuvo a punto de perder el equilibrio.

«Reconozco que soy culpable de todos los cargos presentados».

Los ojos de Esteban se clavaron en Estela. Todos los miembros del Grupo Gu que estaban presentes en la corte se quedaron boquiabiertos, al igual que los de Trophy.

Con su estatus, no le era imposible ganar esta demanda; pero si confesaba su culpabilidad, no tendría escapatoria.

Al verlo a los ojos, Estela no encontró pánico ni miedo. Al contrario, solo había calma e indiferencia. Era como si, desde un principio, nunca le hubiera importado el resultado final.

Dentro de la sala de descanso.

Estela tomó un vaso de agua, pero el líquido frío no logró calmar el pánico que reinaba en su corazón.

Hacía apenas unos momentos, personalmente envió a Esteban a prisión. ¡El hombre que la engañó y lastimó tanto por fin había sido enviado al infierno!

Sin embargo, esto no la hizo sentir feliz.

Cuando Esteban entró en la sala, ella llevaba mucho tiempo perdida en sus pensamientos, y no 􀀗e sino hasta que escuchó su voz baja y ronca que volvió a sus sentidos.

«Estela”. La llamó tiernamente. Este tipo de sentimiento resultaba similar al que alguna vez experimentó en el pasado, trayendo de vuelta el recuerdo que la mujer había enterrado profundamente en su corazón.

En su época juntos, cuando ella era una chica inocente, él siempre se mostraba cariñoso.

En trance, la mujer lo miró a los ojos, pero no pudo más que fruncir los labios sin decir nada.

Esteban sonrió de repente y pronuncio con una voz ligera, como si estuviera diciendo algo normal: “Fui yo quien te metió a la cárcel y ahora me toca pagar mi deuda. Solo te pido que no encuentres un padrastro para mi hija”.

Esas palabras hicieron que los ojos de Estela se abrieran de par en par.

Después de unos segundos, la mirada de auto desprecio en el rostro del hombre se intensificó mientras continuaba: “Yo nunca toqué a nadie más durante los años que estuviste en prisión. Por lo tanto, te pido que me esperes».

Una vez que terminara de pagar su deuda, estaba decidido a recuperar a su amada, sin importar lo que tuviera que hacer.

El corazón de Estela estuvo a punto de salirse de su pecho, peo se obligo a calmarse para responder: “Esteban, mi hija no es tuya”.

“¿En serio quieres mentirme?”.

“…”.

“Ya me enteré de toda la vedad. Daiy es nuestra hija”.

Al escuchar esto, el cuerpo de la mujer se estremeció ferozmente.

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