Por qué no me amas -
Capítulo 12
Capítulo 12:
Por la noche, en la habitación privada de un club de clase alta.
El fuerte olor a vino inundaba la atmósfera en el lugar. Las luces de la habitación eran coloridas e intensas, iluminando a los hombres y mujeres que se encontraban dentro.
Una pr%stituta con un disfraz de conejo que no parecía tener más de 17 o 18 años, sostenía un micrófono y cantaba con cariño. A pesar de que su actitud era aparentemente inocente, su figura era muy se%y y seductora.
Sosteniendo el micrófono con fuerza, ella miraba hacia el horizonte, lo cual la hizo lucir encantadora.
En el sofá, el distinguido hombre que bebía sin parar no parecía interesado en ella, pues ni siquiera la miraba.
Frente a él había innumerables botellas, pero no parecía estar borracho y su pulso no tembló ni un poco.
El subordinado de Esteban notó la mirada distraída de su jefe, quien no parecía interesarse en ninguna de las jóvenes que lo rodeaban.
El empresario levantó la mano para aflojarse la corbata, incluso el más mínimo movimiento que hiciera resultaba imperceptiblemente se%y y seductor.
Al verlo, la chica se sintió atraída e incluso se olvidó de cantar.
Entonces, tomó una copa de vino de la mesa y se agacho en el suelo lentamente. Mordiéndose el labio, dijo con suavidad: «Señor Gu, le propongo un brindis».
Esteban le lanzó una mirada llena de frialdad antes de responder: «Fuera de aquí».
La chica se asustó un poco, pero no se rindió. Ajustando la voz, dijo con más suavidad: «No… es difícil beber solo, así que permíteme acompañarlo ¿Sí? Señor Gu, déjeme acompañarlo…».
Ella siguió dejando que su mano suave subiera por su brazo, burlándose de él.
«¿Sabe? Además de beber, puedo bailar… sobre todo ese baile especial de dos personas en la cama… podría decirse que soy una experta, ¿Quiere comprobarlo?”.
Los ojos de Esteban se oscurecieron por completo y, en el momento en que su mirada llena de ira se concentró en ella, la chica se quedó congelada.
“¿No entiendes que te estoy pidiendo que te vayas? ¡Largo de aquí! ¡O te arrepentirás!».
La repentina rabia del hombre hizo que la conejita estuviera a punto de llorar por el miedo. ¡Sus ojos estaban rojos y lucían horribles, como los de un demonio!
¡De inmediato, ella salió huyendo entre lágrimas!
«¡Mi$rda!».
Esteban seguía sintiéndose enojado, por lo que rompió el vaso en su mano contra el suelo, provocando un ruido áspero.
Desde ayer había estado extrañando con locura a esa mujer. No había podido pensar en otra cosa que no fuera ella; sin importar lo que hiciera, no dejaba de ver su rostro en todas partes.
¡Por primera vez en su vida, Esteban sentía que había perdido el control sobre sí mismo!
Pero ahora, lo que más le preocupaba era que no podía ni siquiera ir al bar sin dejar de anhelar a Estela.
¡Nunca permitiría que esa mujer volviera a perturbar su vida!
Dos días después.
Cuando su asistente le trajo los documentos, Esteban estaba recostado en la silla, descansando con los ojos cerrados.
Al escuchar el sonido de la puerta, de inmediato regresó a la realidad.
«Señor Gu, le traje el historial médico de la Señorita Bai». Dijo el asistente mientras se lo entregaba.
Esteban lo abrió apresuradamente y descubrió que los registros eran muy detallados, e incluso contenían los antecedentes médicos y familiares de Wendy Bai. ¡Todos habían sido investigados a profundidad!
Entonces, miró la firma en el documento del implante renal. Efectivamente, se trataba de la letra de la mujer.
iY Esteban Gu también estaba en la columna del receptor del trasplante!
Frunció el ceño, sintiendo como si una enorme piedra le oprimiera el corazón de repente.
Los registros médicos de ambas mujeres eran sorprendentemente similares…
¿Quién podría estarle mintiendo?
Con esto en mente, Esteban apretó el historial médico, con los nudillos crujiendo y los ojos entrecerrados.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar