Nuestro primer encuentro
Capítulo 436

Capítulo 436:

«¡Noooo!» chilló Molly con voz ronca, despertándose sobresaltada y sentándose de golpe en la cama. Con la mano agarrándose el pecho, jadeó y miró a su alrededor con los ojos en blanco.

Al encontrarse en su propia habitación, dejó escapar un suspiro de alivio y se fue calmando poco a poco. Como aún era demasiado pronto, se arrojó de nuevo a la cama. Por mucho que lo intentó, no pudo volver a dormirse, así que se quedó con los ojos muy abiertos mirando al techo.

Llevaba cuatro años teniendo este sueño recurrente. En el sueño había un hombre apuesto que le decía: «No intentes huir de mí». Sucedía todas las noches; sus amenazas y su atractivo rostro siempre la atormentaban.

La prolongada mirada al techo le lastimaba los ojos. Tras su operación ocular de hacía cuatro años, no se había cuidado los ojos con diligencia. Su llanto frecuente maltrataba sus ojos, que parecían no haberse recuperado del todo.

Al pensar en sus ojos, se le estrujó el corazón. La tristeza llenó su alma. Había perdido una parte de sí misma que nunca podría recuperar. Cerró los ojos con fuerza, como si quisiera ahuyentar el punzante recuerdo.

Hacía cuatro años que había dejado atrás para siempre a Brian y a A City. Por mucho que hubiera pasado el tiempo, los recuerdos de aquellos días en los que acababa de llegar a Londres sin nada más que un corazón desolado, aún conseguían herirla. No podía imaginar cómo sería su vida y la de Mark sin Spark.

Al pensar en Mark, su corazón se hinchó de amor maternal. Cuando estaba embarazada de Mark, el doctor le había advertido de que los fármacos de aquella operación podrían tener efectos adversos en el feto y le aconsejó que interrumpiera el embarazo. Pero ella insistió en quedarse con el bebé. Era la única parte de Brian que podía llevarse consigo, y no podía soportar separarse de él. Luchó contra la depresión después de dejar a Brian y marcharse al Reino Unido. Se había encerrado completamente en sí misma y era reacia a relacionarse con otras personas. Estuvo melancólica durante algún tiempo. Por suerte, estos factores malsanos no afectaron al crecimiento de su hijo nonato. Después de nacer, el médico lo examinó a fondo y declaró que el bebé estaba muy sano y que no había nada de qué preocuparse, salvo que no podía hablar.

Sin embargo, incluso con la seguridad del médico, Molly seguía teniendo algunas dudas. Cuanto más pensaba en ello, más se angustiaba. Se consolaba: «No te preocupes, crecerá sano y feliz. Es un niño muy dulce, inteligente y sensible. Dios le protegerá».

Las estrellas se apagaron y amaneció un nuevo día. Como llevaba mucho tiempo despierta, se levantó de la cama en cuanto la luz se coló por la ventana. Fue al cuarto de baño y se dio una ducha rápida. Después bajó a preparar el desayuno. Al cabo de un rato, el rico aroma procedente de la cocina p$netró en toda la casa, despertando a todos sus durmientes habitantes.

«¡Caramba, Molly! ¿Qué has preparado para desayunar? Huele tan delicioso!» preguntó Manny entusiasmado mientras bajaba de la escalera. Había engordado mucho con los años, gracias a las habilidades culinarias de Molly.

Spark le siguió con Mark en brazos, aún somnoliento. Dijo somnoliento: «Mol, ¿Por qué te has levantado hoy tan temprano?».

«¿No volamos hoy a Viena?» preguntó Molly con las cejas levantadas, caminando hacia Spark. Depositó un suave beso en las cálidas mejillas de su hijo mientras lo cogía de los brazos de Spark. Mark rodeó el cuello de su madre con sus pequeños brazos y le devolvió el beso. Luego le dijo a Spark: «Aún tengo mucho que hacer. He organizado para ti un concierto benéfico para niños discapacitados. Aún hay que preparar algunos materiales».

Puso a Mark en su silla. Ya había puesto la mesa para el desayuno y pidió a todos que se sentaran a disfrutar de la comida. Volviéndose hacia su hijo, le puso una generosa ración de comida en el plato y le preguntó: «Mark, ¿Está todo empaquetado y listo?».

Mark asintió entusiasmado. Sus ojos brillantes centelleaban de alegría. Era un niño tan guapo. El corazón de Molly dio un vuelco al mirar cariñosamente a su hijo.

«¡Qué mono!» Manny no pudo contenerse y le pellizcó juguetonamente las mejillas regordetas. Luego se volvió hacia Spark y le dijo: «Spark, tu hijo es tan perfectamente guapo. Si fuera mi hijo, estaría en las nubes».

«Por supuesto. Es mi niño». dijo Spark con orgullo, alborotando suavemente el pelo de Mark.

Molly sonrió ante sus bromas matutinas. Se había acostumbrado a este tipo de vida.

Se quedó sentada y sonrió satisfecha mientras los escuchaba hablar. Al principio, no estaba de acuerdo con la sugerencia de Spark de tomar a Mark como hijo. Sin embargo, sus hábiles argumentos acabaron por convencerla.

Le dijo: «Mol, sabes que te quiero. Esto es asunto mío. No tiene nada que ver contigo. Soy consciente de que tu corazón pertenece a otra persona, y no necesitas mi amor… Pero Mark necesita una familia completa. Necesita una figura paterna en su vida. ¿No deseas que tenga una infancia feliz y sin preocupaciones?».

Nadie conocía mejor que ella la amargura de no haber tenido amor paterno mientras crecía. Temía que Mark creciera amargado, como ella. Así que finalmente cedió a la oferta de Spark. Hasta el momento, no se arrepentía de la decisión que había tomado.

…

Isla del Dragón, Mansión de la Familia Long.

Después de la lluvia, el aire desprendía el aroma de la hierba mojada. El aire fresco era vigorizante y hacía que la gente se sintiera juguetona.

Weston y Wing paseaban cogidos de la mano por el precioso jardín. Eran la viva imagen de la felicidad absoluta. Tras la implacable persecución de Weston a Wing, ella no tuvo más remedio que aceptar su amor. Ahora eran esposos. Weston dijo una vez: «Aunque la felicidad fueran los fuegos artificiales instantáneos, yo también la apreciaría. Si no me esforzara por luchar por el amor de Wing por miedo a perder y al rechazo, ¡Me arrepentiría toda la vida!».

Weston y Wing estaban tan absortos el uno con el otro que no se dieron cuenta de que Brian y Eric caminaban hacia ellos hasta que estuvieron a unos metros delante. Tras cuatro años endureciéndose, ambos parecían haber cambiado mucho.

Tras el entrenamiento de campo, Brian se había vuelto más reservado y más impasible que antes. Llevaba cinco años privado de su puesto de liderazgo en la Agencia de Inteligencia XK. Pero sólo tardó tres años en recuperarlo.

Después de hacerse cargo de la Agencia de Inteligencia XK, todo el mundo esperaba que empezara a buscar a Molly. Pero no lo había hecho. ¿Ya la había olvidado? ¿O era un hombre sin corazón? Nadie podía averiguar lo que pensaba, y parecía que ocultaba mejor sus sentimientos que antes.

Mientras tanto, Eric se había hecho con el control de la Organización Sombra. No sólo era el jefe de la Organización Sombra, sino también una fuerza a tener en cuenta en el Congreso Nacional. A todos los efectos, la Isla del Dragón estaba en sus manos. Como si hubiera llegado a un acuerdo tácito con Brian, Eric tampoco buscó a Molly. Parecía que ambos creían en el destino. Lo que tenga que ser, será. Dejemos que Dios decida el futuro…

«Brian, esta tarde volaré a Viena con Weston. ¿Y tú?» preguntó Wing, lanzando a Brian una mirada inquisitiva.

Brian miró brevemente a Weston. Luego dijo impasible: «Tengo algo de lo que ocuparme. Cuando esté resuelto, volaré directamente a Viena. No te preocupes, llegaré antes de tu concierto».

Al oír esto, Wing le sonrió alegremente. «De acuerdo, te esperaremos allí».

«Wing, ¿Por qué eres tan parcial?». preguntó Eric, mostrando en su tono un ligero disgusto. «¿Por qué sólo te importa Brian?».

«¿No vienes con Brian?» le preguntó Wing sorprendido. «Además, como Brian estaba tan ocupado, supongo que tú también lo estarás. Aunque pudieras escaparte, seguro que el tío Frank te haría volver».

Eric apretó los labios como un niño. Cuando estaba delante de ella, le hacía sentirse como un niño mimado y no como el líder de una poderosa organización.

Brian se mantuvo al margen de sus retozos.

Los tres años de riguroso entrenamiento sobre el terreno le habían endurecido y le habían vuelto más indiferente que antes.

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