No te pertenece
Capítulo 961

Capítulo 961:

Punto de vista de George:

Estaba en el aeropuerto para recoger a Chana.

Fui al lavabo a lavarme las manos cuando vi a un niño pequeño intentando con todas sus fuerzas desabrocharse los pantalones.

Parecía muy avergonzado porque no podía desabrocharse los pantalones.

Aunque yo no era un hombre muy cariñoso y amable, me preocupé por el niño porque no encontraba a sus padres.

Sus pantalones eran muy bonitos y modernos, pero los botones eran demasiado pequeños para que un niño como él pudiera desabrochárselos solo.

Me pareció que sus padres eran unos irresponsables por dejarlo solo así.

Tras acercarme a él, le ayudé a desabrocharse los pantalones, y me miró con una sonrisa mientras decía:

“Gracias, señor”.

Su rostro me resultaba extrañamente familiar, pero no sabía por qué.

De pie junto al lavabo, esperé a que terminara de hacer sus necesidades, una vez que terminó, le abroché el pantalón.

Incluso yo me sorprendí de lo paciente que fui con él.

Si hubiera sido en el pasado, habría dado media vuelta y me habría marchado.

“Gracias, señor. Mi padre me espera fuera. Adiós”.

Al pronunciar esas educadas palabras, el chico me miró con recelo, como si se preguntara si yo era un traficante de niños.

Me pareció bastante simpático y divertido.

Sus padres parecían haberle enseñado bien.

Era bueno que los niños de su edad estuvieran atentos a los extraños.

Tuve que acompañarle a la salida del lavabo porque el aeropuerto estaba tan abarrotado que, si no encontraba a sus padres, yo podría ayudarle.

Nada más salir del lavabo, nos topamos con un hombre alto que llevaba a una niña en brazos.

Supuse que debía de ser el padre del chico.

Tomando la mano del chico, el hombre preguntó ansioso:

“¿Por qué has tardado tanto? ¿Estás bien?”.

El hombre me miró con curiosidad.

“No podía desabrocharme los pantalones. Si no hubiera estado allí para ayudarme, me habría meado encima”

Explicó el chico.

“Gracias”

Dijo el hombre con una sonrisa.

Asentí con la cabeza y me dispuse a marcharme ya que no tenía motivos para seguir allí.

En cuanto di un par de pasos hacia delante, oí la risita de la niña.

“¡Luis Dewar, te has meado encima!”.

“No lo he hecho. Soy un niño grande”

Replicó enfadado el chico.

Su apellido me llamó la atención, así que no pude evitar volver la vista hacia la niña, sólo para quedarme estupefacto.

Se parecía tanto a Helen, con sus ojos brillantes y hermosos junto aquella sonrisa dulce.

Apoyada en el hombro de su padre, notó mi mirada y me sonrió.

Por un segundo, sentí que era Helen, sonriéndome.

Me quedé allí, mirando sus espaldas durante un buen rato, y no volví en mí hasta que se alejaron.

Sentía que me estaba volviendo loco y no podía entender por qué todas las mujeres o chicas que veía se me parecían a Helen.

Tal vez, últimamente iba demasiado a menudo a su apartamento de las afueras por lo mucho que la echaba de menos.

Cada vez que visitaba su antiguo apartamento, me sentía ansioso y expectante a la vez, con la esperanza de verla en cuanto abriera la puerta, lo que extrañamente también traía una sensación de miedo a mi corazón.

En los últimos años, había estado en la sede en el extranjero, sólo para obligarme a trabajar tan duro que casi me hacía insensible al hecho de echarla de menos.

Creía que, con el tiempo, podría enterrarla por completo en un rincón de mi corazón y dejar que todo el dolor se desvaneciera.

Sin embargo, cada vez que percibía rastros de ella en mi vida, mi anhelo y mi amor por ella surgían como lava fundida y estallaban como el océano en una noche de luna llena.

Estaba aturdido mientras esperaba a Chana y no podía evitar pensar en la familia que acababa de conocer.

En los últimos años había vivido como un cascarón vacío sin alma y rara vez pensaba en otra cosa que no fuera la investigación en la que estaba trabajando.

Sin embargo, sus imágenes estaban profundamente grabadas en mi mente.

Envidiaba al padre de los niños por tener una familia tan encantadora con niños tan guapos.

Quizá yo nunca pueda disfrutar de algo tan puro y hermoso en mi vida.

Mientras estaba sumido en mis pensamientos, vi a Chana empujando el carro del equipaje hacia mí.

Al fin ella había llegado.

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