No te pertenece
Capítulo 864

Capítulo 864:

Punto de vista de Helen:

“Vale”.

George me apretó suavemente la mano y dejó que lo abrazara mientras cocinaba.

Después de cenar, los dos salimos a pasear junto al lago, agarrados de la mano.

De repente sopló una ráfaga de viento frío que me hizo estremecer de frío.

“¿Por qué tienes la mano tan fría? ¿Te has resfriado?”.

“Creo que sí”

Contesté, con la voz un poco ronca.

Sin decir nada más, George me estrechó entre sus brazos y nos fuimos a casa.

Una vez dentro, agarró una manta del dormitorio y me envolvió en ella.

“Te dije que te pusieras ropa de abrigo antes de salir, pero insististe en ponerte una falda. ¿Por qué te has vestido sólo para dar un paseo?”

Me susurró George al oído.

“Es que creo que me queda bonito”

Respondí mientras sonreía de oreja a oreja.

No había palabras para explicar lo feliz que me sentía en sus brazos.

Era aburrido estar sentada en el salón sin hacer nada.

Así que George eligió una película y la vimos juntos.

Cuando terminó, George me llevó al dormitorio.

Sabiendo que yo no me encontraba bien, me abrazó tranquilamente durante toda la noche.

Al día siguiente, fui a trabajar temprano por la mañana.

En cuanto aparqué el coche en el aparcamiento del bufete, recibí una llamada de la madre de George.

“¿Ya te has decidido? ¿Cuándo vas a divorciarte de George?”

Me preguntó sin rodeos.

“No va a ocurrir. Ríndete”

Respondí fríamente.

Se hizo un silencio incómodo al otro lado de la línea.

Un momento después, la madre de George me gruñó y maldijo.

“¿Pero qué demonios…? Te lo he advertido, ¿No? Pero ya que no estás dispuesta a hacer lo que te digo, no me culpes por ser despiadada”.

“Como quieras”

Me burlé.

Ahora que le había comunicado mi decisión, el corazón ya no me pesaba.

Ni en un millón de años me divorciaría de George.

Y pasara lo que pasara, me enfrentaría a las consecuencias de mi decisión.

Por George y por mí, ya no sería una cobarde.

George y mi madre lo eran todo para mí.

Haría cualquier cosa y todo lo que pudiera para mantenerlos a mi lado.

Ayer fui al hospital a ver a mi madre antes de volver a casa del trabajo.

Era la primera vez que mi madre y yo hablábamos tranquilamente de papá después de su muerte.

“¿Has leído la carta que te escribió tu padre?”

Me preguntó mi madre.

“No fue un buen marido, pero al menos fue lo bastante listo como para no involucrarnos en su mierda”.

“Sí. Papá también mencionaba en la carta que su amor por ti nunca había cambiado”.

Hice hincapié deliberadamente en esto con la esperanza de que mi madre pudiera por fin dejar atrás el pasado.

Mi madre se quedó estupefacta al oír lo que dije.

Pero al cabo de unos segundos, sacudió la cabeza y sonrió con amargura.

“Ya no importa. Hace muchos años que murió y mi amor por él hace tiempo que se disipó con su marcha. No tiene sentido oírlo ahora. Helen, aquel día me derrumbé no porque me estimulara su nota de s$icidio, sino porque por fin obtuve las respuestas a mis preguntas. Puede que no fuera un buen marido, pero era un buen padre”.

¿Un buen padre?

Tal vez.

“Mamá, ¿Sabes de la disputa entre papá y la Familia Affleck?”

Pregunté con curiosidad.

Esa era principalmente la razón por la que había venido al hospital.

Era para pedir la opinión de mi madre sobre el asunto.

“Helen, lo que ocurrió en el pasado no tiene nada que ver contigo. Tu padre te hizo daño durante años. Deberías dejar de vivir a su sombra. ¿Te amenazó la madre de George? A decir verdad, hace tiempo que me recuperé. No quería dejar el hospital porque temía ser una carga para ti. Helen, por favor, arregla mis papeles del alta ahora. Quiero volver a nuestro propio apartamento en las afueras para que no me moleste más”.

Ante la insistencia de mi madre, tramité los papeles del alta y la dejé quedarse con Cece por el momento.

Ahora que había arreglado el alojamiento de mi madre y garantizado su seguridad, ya no tenía miedo de nada, ni siquiera de la amenaza de la madre de George.

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