No te pertenece
Capítulo 813

Capítulo 813:

Punto de vista de George:

Helen se sentía culpable por no haberse puesto de parte de Lucy desde el principio con respecto a su relación con Dyer.

Después de que se pelearan, le había enviado varios mensajes a Lucy, pero ésta nunca le contestó.

Esto agravó el sentimiento de culpa de Helen y la atormentó durante muchos días.

No importaba quién tuviera razón o no, no quería que Helen sufriera por esto.

Después de mucho tiempo, Lucy finalmente respondió:

[Hablemos de ello cuando vuelva]

Ignorando las miradas curiosas de los demás en la sala de reuniones, Dyer insistió:

“Tengo una buena red de contactos con empresas de búsqueda de talentos y conseguiré que nos ayuden”.

Este puesto era muy importante para la empresa.

No sería fácil encontrar pronto a la persona adecuada, así que yo seguiría supervisándolo por el momento.

El resultado fue que estuve más ocupado que antes.

Pero por muy ocupado que estuviera, insistía en ir a ver a Helen todas las noches.

Helen también estaba muy ocupada todos los días y a veces no volvía hasta medianoche.

Otras veces, Michelle trabajaba hasta tarde y Helen no podía venir fácilmente a mi habitación, así que cada vez nos veíamos menos.

A menudo ni siquiera teníamos ocasión de intercambiar unas palabras.

Sólo podíamos vernos en el desayuno, y luego yo tenía que conducir de vuelta a Nueva York.

Era cierto que estaba cansado, pero estaba dispuesto a viajar todos los días para verla.

Verla, aunque sólo fuera un ratito cada día me recargaba las pilas para trabajar más.

Merecía totalmente la pena.

Pero Helen no quería que fuera y viniera todo el tiempo.

Según ella, veía cómo cada vez me cansaba más.

El fin de semana, Helen acordó conmigo que sólo podía verla los miércoles de cada semana.

Fue inflexible en su decisión.

Sabiendo que se preocupaba por mí, accedí a su petición de buen grado.

Como no tenía que ir en coche todos los días, tenía más tiempo libre.

Un día, después del trabajo, me sentía solo en un apartamento vacío, así que le pedí a Kendal que me acompañara a cenar.

Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.

La voz burlona de Kendal sonó a través de mi teléfono:

“¡Oh, amigo mío! ¿Así que por fin te acuerdas de mí? ¿Me llamas porque vuelves a tener más muebles para que los mueva?”.

Probablemente le traumatizó la última vez que le pedí que viniera a montar muebles.

Me reí:

“¡Claro que no! ¿Vienes o no?”.

“¡Déjame pensar! ¡Espera! ¡Listo ya pensé! ¡Ya voy!”.

Contestó Kendal.

Le envié la dirección del restaurante.

No pudo evitar maldecir:

“Es muy tarde, hombre. ¿Quién quiere cenar contigo? Conozco un bar nuevo con muchas chicas guapas. Vayamos allí”.

“Esperaré a que Helen vuelva y me iré con ella”.

Rechacé su petición.

Como hombre casado, necesitaba el permiso de mi mujer para ir a un bar.

“¿De verdad eres tan cobarde? ¿Cuál es el problema? ¿Así que ahora no puedes hacer nada sin el permiso de tu mujer?”.

Se quejó Kendal con voz seca, pero su tono estaba cargado de celos.

Sonreí y añadí:

“Por cierto, acuérdate de invitar a Velma. El postre de aquí está riquísimo. Le encantará”.

“¿Por qué debería invitarla?”

“Quiero invitarla a cenar para agradecérselo como es debido. Helen me dijo que uno de los ancianos de la familia de Velma ayudó a recomendarla para que consiguiera el proyecto”

Kendal estaba bastante irritado conmigo.

“¡Sólo hablas de Helen todo el tiempo! ¿No puedes hablar de otra cosa? Si de verdad la echas tanto de menos, ¿Por qué no cenas con ella? ¿Por qué necesitas comer conmigo?”.

“No quiere que esté cerca de ella cuando está trabajando”

Respondí de forma directa.

No pude evitar sentirme un poco agraviado al pensar que Helen no me permitía estar con ella.

Pronto llegó Kendal al restaurante.

Se sentó frente a mí y se burló:

“¡Por favor, hombre! Has estado manipulado por Helen desde el instituto”.

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