No te pertenece
Capítulo 733

Capítulo 733:

Punto de vista de Helen:

“Ok, depende de ti”.

George asintió con facilidad, con una expresión abierta.

“Por cierto, ¿Le has contado a tu familia lo de nuestro matrimonio? ¿Necesitas mi ayuda para tratar con ellos?”

Pregunté, recordando de repente lo que George me había contado antes.

La otra razón por la que quería que nos casáramos era para evitar que su familia le tendiera una trampa con las citas a ciegas.

Me había ayudado en muchas ocasiones, y esta era mi oportunidad para devolvérselo.

“Todavía no. Estoy esperando una buena oportunidad. Te diré cuando necesite tu ayuda”

Respondió George con una sonrisa.

“Ok”.

Más tarde, esa noche, los dos nos fuimos a la cama.

Aunque dormimos en la misma cama, George mantuvo las distancias conmigo.

En lugar de abrazarme como solía hacer, se acostó lo más lejos posible de mí.

El espacio entre nosotros era suficiente para dos personas, y no era una exageración.

Una pequeña sonrisa curvó mis labios mientras tocaba el anillo de diamantes en mi dedo.

Me perdí en las diversas fantasías que mi mente seguía conjurando.

Después de lo que me pareció una eternidad, me puse a su lado y le toqué gentilmente el hombro con el dedo.

Sentí que su cuerpo se tensaba en un instante.

“Basta”

Dijo con voz severa de reproche.

Su reacción me divirtió, así que le volví a pinchar.

De repente, se dio la vuelta y me agarró las manos para que no me moviera.

Cuando se dio la vuelta, la distancia entre nuestros cuerpos se acortó mucho.

Me quedé mirando su rostro mientras me tumbaba de lado.

Él también estaba tumbado de lado mientras mantenía mis manos cautivas.

La tenue luz de la luna me permitía ver el contorno de su cuerpo.

Pude ver, por la vena azul que destacaba en su frente y por lo fuerte que presionaba sus labios, que estaba gastando mucha energía en contenerse.

Riendo, no pude evitar burlarme de él:

“¿Tienes calor?”.

Parecía inexpresivo, pero sus manos sosteniendo las mías sudaban, y su voz se volvió ronca.

“Vuelve a dormir”.

“No puedo dormirme. Por favor, háblame”.

Me acerqué a propósito, frotándome contra él mientras le miraba fijamente a los ojos.

Una parte de mí quería ver cuánto tiempo podía resistirse a mí.

“Helen, recuerda que fuiste tú quien empezó”

Me advirtió en voz baja.

Al instante siguiente, le miraba fijamente mientras cambiaba repentinamente de posición y se cernía sobre mí mientras su cuerpo presionaba el mío contra la cama.

Sus finos labios chuparon los míos hasta que jadeé.

Su lengua se coló entre mis labios y tocó la punta de mi lengua, invitándola a una danza sensible.

Su cálido aliento envolvió mi rostro mientras el beso se volvía sucio.

Perdida como estaba en la pasión de su beso, no me di cuenta cuando me quitó la ropa.

Lo siguiente que sentí fue el calor de la palma de la mano de George mientras sus manos acariciaban mi piel.

Cada parte de mi cuerpo parecía arder en la estela de su tacto.

Mi cuerpo se sobrecalentó y casi me perdí en la bruma de la necesidad.

Mientras temblaba bajo él, necesitando desesperadamente que hiciera algo, George se desató la bata a un ritmo pausado.

Finalmente, me dio el toque que buscaba. Pero no me tocó donde yo esperaba.

Abrió mis piernas y sus dedos encontraron infaliblemente mi cl!toris con la punta de los dedos. Sus dedos en mí fueron un interruptor.

Con un solo movimiento de su mano, me había convertido en una bola que no paraba de agitarse.

Con un solo empujón, controló cada parte de mí, mi mundo se redujo a los dedos que jugaban con mi núcleo.

Me retorcí en la cama, los fluidos salían a borbotones mientras luchaba por controlar mi respiración.

Lo que me pareció un instante después, retiró sus dedos de mi cuerpo.

Mi v$gina se cerró en torno a la nada y me sentí tan vacía que abrí la boca para suplicarle que me metiera los dedos de nuevo.

Cuando sentí que frotaba su p$ne contra mi v$gina, se inclinó y me chupó gentilmente el lóbulo de la oreja.

“Cariño, voy a entrar”.

“Sí, por favor”.

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