No te pertenece
Capítulo 724

Capítulo 724:

Punto de vista de Helen:

Después de eso, mi madre se levantó de repente y se apresuró a ir a mi dormitorio.

Parecía como si un interruptor se le hubiera encendido en la cabeza.

Empezó a rebuscar en mi armario, sacando los cajones y arrancando lo que había en ellos para buscar algo.

Tiró toda la ropa y ensució el suelo con ella.

Cada se notaba más alerta.

Incluso revisó los cajones de mis mesitas de noche

Al poco tiempo, mi habitación estaba completamente enredada y se había convertido en un páramo de cosas al azar.

Todo estaba hecho un completo desastre.

El humor de mamá cambió tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar.

Cuando recobré el sentido, la vi encontrar una caja de preservativos en uno de los cajones.

Las manos de mi madre empezaron a temblar incontroladamente. Parecía una hoja tambaleándose en medio de una tormenta eléctrica.

Sus ojos se clavaron en la caja y su rostro se tornó espantosamente sombrío.

Yo también me quedé boquiabierta.

No sabía qué decir.

George solía guardar un montón de condones aquí cuando vivía, pero después de que se mudara, los tiré todos.

No sabía que me faltaba una caja.

Mamá me miró, con los ojos enrojecidos por la rabia y la decepción.

Me tiró la caja de condones y maldijo:

«¿Cómo has podido hacer esto? ¿Cómo has podido darte este capricho?».

La mente de mi madre estaba cerrada a este tipo de cosas, y la traición de mi padre la había vuelto más sensible al tema del se%o.

Me había permitido enamorarme, pero no podía soportar la idea de que tuviera relaciones se%uales antes del matrimonio.

Comprendí que le preocupaba que me hiciera daño o que repitiera sus errores, así que por mucho que me maldijera, no reaccioné.

Dejé que sacara sus frustraciones conmigo.

Abrumada por sus emociones, mi madre pronto se descontroló y empezó a golpearme con todas sus fuerzas.

Cada bofetada que recibía de ella era dolorosa más allá de las palabras.

Me mordía el labio para no gritar de dolor.

Una sensación de impotencia surgía en mi corazón.

El ruido en el dormitorio era tan fuerte que pronto alertó a George, que estaba lavando los platos en la cocina.

Entró corriendo, se puso protectoramente delante de mí y recibió la paliza de mi madre.

«Por favor, cálmate».

Su aparición enfureció aún más a mi madre.

Apretó los dientes, agarro el portaplumas del escritorio y se lo lanzó.

George tenía que protegerme, así que no fue capaz de esquivar el ataque de mi madre a tiempo.

El portaplumas le dio en la frente.

Mi madre había perdido el control en un arrebato de ira.

Golpeó a George con tanta fuerza que le hizo una muesca en la frente y la sangre no tardó en salir a borbotones.

Solo pude mirar horrorizada.

La visión de la sangre asustó a mamá, que se detuvo de repente y recuperó lentamente el sentido.

Con el rostro lleno de culpa, dio un paso adelante y dio un vistazo a la herida de la frente de George.

«Oh, cielos. ¿Estás bien? No quise hacer eso. Lo siento mucho».

«Estoy bien1 No te preocupes. Vamos a respirar hondo y a relajarnos».

A George no le importaba ni la herida de su frente ni el ataque de locura temporal de mi madre.

La consoló pacientemente, tratándola como si fuera su propia madre.

Mi madre respiró profundamente varias veces con George y finalmente se calmó. Se puso sobria.

Siguió disculpándose con George y conmigo varias veces.

Mirando el rostro de mi madre, me sentí triste, pero mi vergüenza era mucho mayor.

Acababa de ser obligada a mostrar el peor lado de mi vida a George.

Era sonámbula, veía cosas que no existían, me estaba volviendo loca y mi madre también.

Todo era terrible, y él lo vio todo.

Mirando la herida ensangrentada de su frente, no pude controlar más mis emociones.

Me solté de sus brazos y le grité:

«¿Quién te ha dicho que vengas aquí? ¿Por qué has tenido que mostrarte? Lárgate».

Me sentí muy humillada de que él viera este lado sucio de mi vida sin mí consentimiento.

Solo quería desaparecer.

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