No te pertenece
Capítulo 602

Capítulo 602:

Punto de vista de Helen:

George me abrazó con fuerza y me besó apasionadamente.

Su aroma varonil y su fragante colonia le hacían oler tan bien.

Cuando empecé a quedarme sin aliento, finalmente me soltó los labios.

Por fin pude respirar.

Pero al segundo siguiente, enterró su rostro en mi cuello, chupándolo y lamiéndolo con fervor.

Luego me llevó al dormitorio mientras me despojaba de mi traje de etiqueta uno a uno, dejando solo mi ropa interior.

En este momento, en mi dormitorio, él seguía pulcramente vestido mientras yo estaba casi desnuda.

Sintiéndome insatisfecha, le mordisqueé el lóbulo de la oreja y me apresuré a desabrocharlo.

«Ugh…»

Respiró profundamente y me besó más intensamente.

Estaba completamente diferente de lo estoico que daba antes.

Muy pronto, le desabroché el cinturón.

Miré hacia abajo y encontré su abultada entrepierna a través de su ropa interior.

Podía sentir el calor que salía de ella.

George me llevó a la cama, y una vez que me hubo tumbado, no pudo esperar a meter su p$ne dentro de mí.

Aunque no hicimos muchos preliminares, mi v$gina ya estaba muy mojada.

Como habíamos hecho el amor muchas veces, había empezado a adaptarme al tamaño de su p$ne, y ya no me dolía tanto como la primera vez.

Me metió la p$ne hasta el fondo, agarrándose a mi cintura mientras movía sus caderas cada vez más rápido.

Olas de placer comenzaron a abrumarme, tanto que mi cuerpo temblaba.

Muy pronto, me corrí y g$mí su nombre.

«¡Oh, maldición, George! Es tan bueno. Es demasiado profundo. Sé más gentil».

«Estás tan apretada, cariño».

George continuó besándome. Su respiración era inusualmente rápida.

Y tras una breve pausa, empezó a follarme de nuevo. Me aferré a su cuerpo.

Mis brazos se enredaron en su cuello, disfrutando de la pasión y el afán de su beso.

De repente, volví a alcanzar el clímax justo cuando él se corrió dentro de mi cuerpo.

Después, George se besó conmigo como un novio gentil y cariñoso.

«¿Tienes hambre? Voy a cocinar».

«Claro. Tomaré algo».

Estaba tan cansada que me derrumbé en la cama, y mi voz era tan débil.

¿Cómo demonios le quedaban tantas energías? ¿Acaso estaba obsesionado con la cocina o algo así?

George se rio y me alborotó el cabello antes de levantarse. En honor a la verdad, los cuidados posteriores al se%o me hicieron sentir muy bien.

El se%o en sí fue increíble, pero las cosas que hizo después me hicieron sentir aún más caliente por dentro.

Justo después de nuestra intensa sesión de se%o, estaba agotada y hambrienta.

Cuando me tumbé en la cama, me di cuenta de que no podía ni mover los dedos.

No me puse el pijama hasta que olí el aroma de la comida que venía de la cocina.

George había terminado de preparar algo para nosotros, que tenía un aspecto delicioso.

Sin decir una palabra, puso un plato delante de mí.

«¿Aprendiste a cocinar con un chef o algo así?»

Hacía años que no comía comida casera. No sabía cocinar, y Lucy tampoco.

Para mí, la comida era solo una forma de mantener la vida.

Normalmente comía cualquier cosa que fuera rápida y fácil.

Poder comer incluso platos caseros sencillos era algo así como un lujo. «Cuando estudiaba en el extranjero, no podía acostumbrarme a la cocina de allí, así que aprendí a cocinar por mi cuenta”

«Ya veo. Así que desarrollaste el hábito de hacer las tareas domésticas en el extranjero. Y ahora, te gusta hacerlas, ¿No?».

Recordé que a menudo limpiaba mi casa, lavaba la ropa sucia, tiraba la basura, lavaba los platos e incluso limpiaba la cocina.

Solo con pensarlo me bastaba para admitir que era un hombre excelente.

Cualquier mujer que tuviera la suerte de ser su novia sería muy feliz.

«Helen, a nadie le gusta hacer las tareas domésticas», dijo George con severidad mientras dejaba los cubiertos.

Cuando me senté en el sofá del salón después de la cena, me envolví en una manta y me puse a ver la televisión.

Durante todo el año, solo había un canal que me gustaba ver, y era el de la ley.

George no parecía tener intención de irse.

Se sentó a mi lado y me pasó el brazo por el hombro.

«¿Qué están dando?»

El programa de hoy trataba de un caso en el que una amante utilizaba a su hijo ilegítimo para quedarse con las propiedades de la familia del marido infiel.

Observé el caso con atención.

Ver que el tribunal concluía que el hijo ilegítimo podía heredar la mitad de las propiedades del hombre me puso furiosa.

George se rio de mí y me dijo: «Tú eres abogada, ¿Por qué sigues siendo tan sensible? Legalmente, el hijo ilegítimo sigue siendo su hijo y, por tanto, el primer heredero en la línea de sucesión».

Sus palabras me pusieron de los nervios y parecieron dar en el clavo. Me puse de pie y grité: «¡No necesito que me enseñes sobre la ley!».

Pensé que debía parecer realmente aterradora en este momento.

Apreté los dientes, queriendo morder a cualquiera que viera como una loca.

La sonrisa en el rostro de George desapareció y se calló.

Después, levantó la manta y se puso en pie de un salto.

«Buenas noches».

Justo después de decir eso, salió de mi apartamento.

Sabía que no debería haber arremetido contra él, pero escuchar el tema del hijo ilegítimo hizo que mis emociones se descontrolaran.

Una vez que George se fue, Lucy vino a mi apartamento a tomar una copa.

Parecía haber notado algo que despertaba su curiosidad.

Como el famoso Sherlock Holmes, echó un vistazo a mi apartamento y finalmente concluyó: «Tuviste un invitado masculino y se acaba de ir, ¿No es así?».

Sorprendida por su comentario, le pregunté: «¿Cómo lo has sabido?».

«Llámalo el sexto sentido de una experta en relaciones».

Tal y como esperaba, no había nada que pudiera ocultar a mi mejor amiga.

Sintiéndome impotente, empecé a ponerme nerviosa. Me preocupaba que me preguntara quién era el hombre, y aún no había decidido cómo responder a la pregunta.

Afortunadamente, Lucy no indagó más en el asunto.

En su opinión, mientras el acto no fuera inmoral y ninguna de las partes implicadas estuviera casada, podían tener todo el se%o que quisieran.

Al final, Lucy se bebió varias botellas de cerveza, mientras que yo ni siquiera me terminé una.

Poco a poco, pude calmarme.

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