No te pertenece
Capítulo 272

Capítulo 272: 

Punto de vista de Spencer:

Tomé la mano de Vivian y la estreché gentilmente entre las mías.

Su piel era suave y delicada al tacto. Me sentí bien al agarrarla y no pude evitar acariciarla gentilmente.

Vivian se quedó brevemente aturdida por mi gesto. Cuando recobró el sentido, se apresuró a apartar la mano.

«Spencer…» La voz de Nicole atrajo de nuevo mi atención hacia ella. Hizo un puchero mientras dirigía una mirada infeliz a Vivian. «Cada vez que vengo al bar, siempre te veo con Vivian. ¿Tienen una buena relación? ¿Cenan juntos a menudo?»

El tono quejumbroso de Nicole estaba poniendo a prueba mi paciencia. El sonido me chirriaba los oídos, era muy molesto. Lo único que quería era decirle que no solo Vivian y yo cenábamos juntos a menudo, ¡También nos habíamos acostado!

Pero entonces, la mirada de advertencia de Vivian se posó en mí. Me mordí la lengua y retrocedí.

Entonces, di una mirada fría a los ojos de Nicole. «¿Por qué quieres saberlo?»

Nicole se estremeció ante mi tono, bajando al instante la cabeza con miedo. «Yo… yo solo…»

«Ya, ya, Spencer. ¿Cómo puedes ser tan malo con una señorita?» interrumpió Vivian con una sonrisa.

La miré impotente, pero ella me sonreía.

Contenta de que Vivian la pusiera de su lado, Nicole recuperó su ánimo y dijo aduladoramente: «Vivian, Spencer tiene a alguien en su corazón, ¿Verdad? ¿Sabes quién es?». Vivian se encogió de hombros, fingiendo ignorancia.

«Me temo que has preguntado a la persona equivocada, Nicole. Solo Spencer sabe quién le gusta».

Me decepcionó un poco la respuesta de Vivian, pero era de esperar. En cuanto a mí, no pensaba ocultar mis sentimientos. «Es cierto, Nicole. Tengo una mujer que me gusta».

«¿De verdad? ¿Quién es?» preguntó Nicole con ansiedad, agarrándome del brazo apresuradamente.

Rápidamente retiré mi mano con desagrado y di un paso atrás, distanciándome de ella. «Ella es…»

Pero no pude terminar la frase, porque algo me dio una fuerte patada en el pie y me hizo callar de inmediato.

Le lancé una mirada de agravio a Vivian, pero ella me respondió con una mirada de advertencia.

La expresión desapareció al segundo siguiente cuando se giró para sonreír gentilmente a Nicole. «Ya he terminado de comer. Por favor, sírvete tú misma».

Vivian se levantó y se marchó amablemente.

Dudé por un momento, queriendo seguirla. Al final, ganó mi racionalidad y me quedé donde estaba.

Le dije a Nicole con sinceridad: «Nicole, no vuelvas a acudir a mí. Tú sigues siendo una estudiante y yo soy el jefe de un club nocturno. Definitivamente no soy un buen partido para ti. Además, hay una gran diferencia de edad entre nosotros. ¿Por qué estás tan apegada a mí?».

Mis palabras fueron bastante directas y algo dolorosas. Sin embargo, no inquietaron a Nicole, que seguía luciendo una brillante sonrisa en su rostro. «¡No creo que eso impida que estemos juntos! Spencer, te prometo que seré una esposa generosa. No me importa que tengas otras mujeres. Mientras no te las lleves a casa, no me entrometeré en lo que hagas fuera de casa».

Al escuchar sus palabras, estuve a punto de derrumbarme. ¡Esta mujer era demasiado difícil de tratar! Si yo no era directo, ella no se rendiría.

«Nicole, la mujer que me gusta conoce todo tipo de posturas en la cama. ¿Y tú? ¿Qué posturas conoces?»

Eso la dejó atónita. Me miró con la boca abierta, aturdida.

Suspiré y me encogí de hombros, impotente. «Mira, la verdad es que no podemos vernos cara a cara. No espero tener una esposa como tú. Ten cuidado cuando vuelvas, Nicole. Adiós».

Sin esperar su respuesta, me di la vuelta y me dirigí hacia arriba.

Vivian estaba de pie fuera de la habitación, con el teléfono en la mano.

«Vivian». Me acerqué a ella con una gran sonrisa, pero solo me miró fríamente.

«¿Qué tonterías acabas de decirle a Nicole?» ladró Vivian, con un tono poco amistoso.

Le dirigí una mirada inocente y respondí simplemente: «Ninguna».

Vivian agitó su teléfono, molesta. «Nicole acaba de llamar y me ha dicho algo. Resulta que te gusta el tipo de mujer que conoce muchas posturas en la cama».

¿Qué? ¿Cómo me ha delatado Nico le tan pronto?

Agarré la mano de Vivian y la atraje hacia mis brazos. Luego, le susurré ambiguamente al oído: «¿No es cierto?».

«¡Tú, imb$cil!» Vivian me apartó de un empujón y corrió hacia su habitación, luego cerró la puerta de golpe.

En menos de diez segundos, la puerta se abrió de nuevo. Los ojos brillantes de Vivian se clavaron en los míos a través de la rendija. «Spencer, ¿Y si tu madre se entera de que nos hemos acostado?».

Eso no me importaba. Dije despreocupadamente: «¿Y? ¿Cuál es el problema?».

«¡A ti no te importa, pero a mí sí me importa!». me gritó Vivian con rabia antes de volver a dar un portazo.

Parpadeé, con el rostro inexpresivo. Estaba estupefacto. No sabía cómo había conseguido irritarla de nuevo.

Llamé gentilmente a la puerta, tratando de persuadirla. Sin embargo, no recibí respuesta.

Me apoyé en la pared y me quedé pensando durante mucho tiempo, tratando de encontrar una respuesta. Sin embargo, llegué a un callejón sin salida. Al final, llamé a Charles para quejarme de la injusticia de todo aquello.

Pronto, la línea se conectó y la fría voz de Charles llegó a mis oídos. «¿Qué pasa?»

En cuanto le oí, me planteé empezar desde el principio de la historia. «Tú ves que me acosté con Vivian…»

Charles me interrumpió de inmediato. «Estoy en una reunión».

Pero hice oídos sordos a sus palabras y continué como si nunca hubiera dicho nada. «Veo que a Vivian también le gusto y quiere estar conmigo. Pero se niega a admitirlo. ¿Por qué crees que hace esto?».

*Beep, beep, beep*

Charles había colgado sin piedad, sin molestarse en prestar un oído amable a mi situación.

Me quedé mirando el teléfono, incrédulo, luego miré en silencio la puerta de la habitación de Vivian.

Suspirando, volví a mi habitación abatido.

Todo el mundo está siendo muy malo conmigo…

Punto de vista de Charles:

Cuando terminé mi trabajo, ya estaba oscuro afuera.

Salí de mi despacho y me dirigí al canal de televisión a toda prisa.

Dio la casualidad de que Scarlett acababa de salir de la puerta cuando llegué. Aparqué el coche lentamente delante de ella. Me bajé del coche y me dirigí hacia ella. Ella se sorprendió y se alegró de verme, enseguida se lanzó a mis brazos.

«Sería estupendo que tú también fueras así de entusiasta en la cama». Le susurré burlonamente al oído.

Scarlett me lanzó una mirada coqueta en respuesta. «¿No dijiste que tenías que hacer horas extras? ¿Por qué estás aquí?»

«Sí, pero no esperaba que trabajaras más y más tiempo que yo». La llevé al coche y le abrí la puerta.

Scarlett se deslizó dentro y se abrochó el cinturón de seguridad. «¿Volvemos hoy a la mansión, Charles?»

«No, vamos al hotel para una fiesta de cumpleaños». Le entregué una lista de invitados antes de arrancar el coche.

«¿De quién es el cumpleaños?»

«De un socio de negocios. No hay que subestimar sus antecedentes».

«Pero Charles, no he preparado un vestido de noche. ¿Cómo voy a ir así?»

Le mostré una sonrisa reconfortante. «No te preocupes, Scarlett. Lo tengo todo cubierto».

Scarlett soltó un suspiro de alivio y luego vio a la lista para ojear los nombres. «No puedo creer que los Johnson también vayan a asistir. ¿No está Daniel Johnson postrado en la cama? ¿Quién vendrá en su nombre?».

«En una ocasión tan pública, Ethan Johnson asistirá con su madrastra, Emily. Al menos, en apariencia, la familia Johnson parece muy armoniosa».

Scarlett no dijo nada más y continuó repasando la lista.

«Spencer también está invitado. ¿Crees que Vivian vendrá con él?»

«¿Por qué? ¿Quieres dejarme y beber con Vivian?» Le lancé una mirada fría.

«No, no quiero. Solo estoy preguntando». Scarlett sonrió alegremente, dejándome sin aliento. Probablemente esperaba distraerme.

Resoplé y negué con la cabeza. «Olvídalo. Vivian no vendrá. A la madre de Spencer no le gusta Vivian. Recuerda mis palabras, no permitirá que Spencer traiga a Vivian a la fiesta».

Scarlett suspiró abatida.

Cuando llegamos al hotel, vimos a Spencer de pie junto a la puerta.

Nicole, la chica que jugó al tenis con él el otro día, estaba a su lado.

.

.

.