No te pertenece
Capítulo 1045

Capítulo 1045:

Punto de vista de Helen:

Una vez llegué al aeropuerto, fui directamente a la sala de embarque a buscar a Jane.

Sus ojos me encontraron y una sonrisa triunfante se dibujó en su rostro.

“Sabía que vendrías a ayudarme. Estoy deseando trabajar contigo, Helen”.

“Lo mismo digo”.

Reprimí mi disgusto y le tendí la mano para estrechársela.

Había enviado un mensaje a Platt antes de subir al avión.

[Me voy unos días de viaje de negocios a Nueva York. Mándame un mensaje cuando vuelvas]

Me quedé mirando la pantalla unos instantes, esperando con ilusión una respuesta que no llegó.

Cuando pasaron diez minutos, tuve que apagar el teléfono.

Hasta que no bajé del avión no recibí su respuesta.

[He añadido algunos programas de formación, así que tardaré un poco en volver]

Junto con el mensaje, había enviado una foto suya que se había hecho.

Le eché un largo vistazo, observando con dolor que había perdido algo de peso, y sus ojos parecían pesados por un nuevo cansancio.

Mis dedos ya estaban pulsando el botón de llamada antes de que pudiera pensar en ello.

“No olvides descansar como es debido. Cuídate mucho”

Le recordé.

“De acuerdo. Dile a Lettie que lleve a los niños a casa de mi madre. El lugar está demasiado tranquilo sin nadie alrededor. Las cosas se animarán si los niños vienen de visita. Mamá también los echa de menos”.

“Gracias, Platt”.

Sus palabras me conmovieron profundamente.

Era como si pudiera ver a través de mí, incluso sin que yo dijera nada.

Cuando terminamos de hablar, colgué el teléfono y empecé a ordenar los archivos del caso de Jane.

Esta vez no me traje a Clare, por el simple hecho de que estaba dispuesta a perder el caso.

No quería que la sombra de Jane se cerniera sobre mí.

Tampoco podía dejar que mis amigos y colegas supieran de mi relación con ella.

A la mañana siguiente, Lucy vino a desayunar conmigo.

Como siempre, nada podía convencerla de que me estaba cuidando bien, así que vino para asegurarse de ello.

Fue entonces cuando Lucy me preguntó:

“¿De verdad estás ayudando a Jane esta vez? Te ha hecho sufrir tanto. ¿Por qué haces esto?”

“Tengo mis razones. De todos modos, no podía creer que Dyer te permitiera quedarte conmigo hoy. En realidad, me sorprende verte”.

Desvié la conversación hacia otro lado.

Jane era lo último de lo que quería hablar.

Lucy me dedicó una sonrisa de impotencia.

“Se negó al principio, pero no es como si pudiera impedírmelo”.

Mis labios se separaron en una sonrisa burlona.

“Dyer debe de estar maldiciéndome ahora mismo”.

Dyer siempre había sido del tipo posesivo.

Quería monopolizar a Lucy cada segundo del día.

La sonrisa de Lucy estaba llena de dulzura.

Charlamos entre nosotros mientras comíamos y, de repente, ella sacó otro tema.

“Por cierto, el día del juicio, George me dijo que había visto a tus dos hijos”.

Sus palabras me helaron la sangre y los cubiertos que tenía en las manos cayeron con estrépito sobre la mesa.

La miré con incredulidad y pregunté:

“¿Qué ha dicho? ¿Cuándo los vio?”.

Lucy se apresuró a asegurarme.

“No te preocupes. Dijo que había visto a Platt en el aeropuerto con los niños y que pensaba que eran de Platt. Yo también me sorprendí cuando me enteré, pero George no tenía ni idea de que los niños eran en realidad suyos. Incluso me había preguntado por qué estabas dispuesta a ser madrastra de los hijos de otra persona. ¡Increíble! Uno pensaría que se daría cuenta, viendo lo inteligente que es él, pero parece mentira que no tenga ni idea. Esto es muy bueno para ti”.

Por fin pude soltar un suspiro, pero seguía un poco intranquila.

“No esperaba que llegara a ver a los niños. Gracias a los cielos que no los reconoció. No quiero ni pensar lo que pasaría si descubriera la verdad”.

Lucy me pasó una mano suavemente por la espalda para tranquilizarme.

“Helen, no importa, aunque George lo supiera. Sería un buen padre. ¿No sería bueno también para los niños? Tendrán a otra persona que les quiera. ¿Por qué no le dices la verdad en vez de tener que preocuparte todos los días?”.

“Sé que será un buen padre, y ése es el problema. Ya nos hemos divorciado. Si quiere luchar por la custodia, con mi situación actual, no tengo ninguna posibilidad de ganar”.

George era el padre legítimo de mis hijos.

Sabía que no les haría daño, pero la Familia Affleck era otra cosa.

No podía confiar en que George sería capaz de proteger a los niños contra ellos.

Había aprendido de primera mano hasta dónde podía llegar su madre para deshacerse de los que no le gustaban.

Ella haría cualquier cosa para salvaguardar el honor y la reputación de la familia.

Si sabía de la existencia de Luis y Polly, utilizaría todos los medios necesarios para apartarlos de mí.

Nunca me había tenido en mucha estima desde el principio.

Yo era una mujer de origen pobre, no apta para el prestigio que conllevaba el apellido Affleck.

Me estremezco al pensar en la posibilidad de que mis hijos tuvieran que pasar por lo mismo que yo.

Serían despreciados en cuanto entraran en esa casa.

Probablemente les insultarían y nunca se les reconocería de verdad por su identidad de hijos ilegítimos.

Estos pensamientos me provocaron un torrente de dolor, como si me estuvieran cortando las entrañas con un cuchillo.

Lucy se quedó pensativa un momento, y luego se adelantó con su propia sugerencia.

“¿Por qué no te casas con Platt? Así los niños tendrán una familia completa. Él quiere a los niños tanto como a ti, procede de una familia acomodada. Puede darte la seguridad que necesitas. Si llegara el caso de una batalla por la custodia entre George y tú, estar casada con Platt te daría una base más estable”.

Me negué sin perder un segundo.

“No puedo hacerle eso. Ya le debo mucho a él y a su familia por toda la ayuda que me han prestado con los niños. Si me caso con él sólo para tener más posibilidades de luchar por la custodia, sólo estaría utilizándole. Eso sería injusto. Ahora estamos juntos, pero si me caso con él en el futuro, será sólo porque quiero pasar el resto de mi vida con él. Esa es la única condición”.

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