Monica -
Capítulo 73
Capítulo 73:
POV: Alonzo.
“Ella será mi esposa, es natural que trabajes para…”.
“No se lo has propuesto, no decentemente”, lo mire serio y el volvió a reír.
Definitivamente el papá de Mónica supo a quienes poner a su cuidado, tanto Joseph como Antonio darían su vida por Mónica.
Le di acceso a Antonio para revisar mi apartamento y mi auto mi jefe de seguridad estaba furioso por la confianza que he depositado en Antonio.
Dice que puede ser peligroso pero he visto como es la relación de Antonio con Mónica la cuida como a una hermana pequeña, ellos no son jefa empleador, son familia y lo han sido los últimos seis años.
Investigué a Antonio en su debido momento se quién es y por eso confío en él.
Al final del día me envió un reporte con lo que encontró en mi apartamento, también había micrófonos y mis autos todos tenían rastreador, maldición quiere decir que es alguien de adentro, esta situación me pone paranoico.
Decido pasar por Mónica, no pienso separarme de ella en la medida de lo posible. Cuando me vio en el estacionamiento de su empresa sonrió, esa brillante sonrisa lo es todo para mí.
“¿Qué estás haciendo aquí?”, dijo acercándose a mí, la abrace por la cintura y le di un beso.
“Quería llevarte a casa”, le digo.
“Joseph puede hacer eso”.
“Lo sé, pero también quiero llevarte a una cita”, me miró sus hermosos ojos azules y su sonrisa me dan vida, podría vivir y morir viéndolos.
“¿Una cita?”, preguntó.
“Si, ¿Quieres ir a cenar conmigo?”, le pregunto.
“Mmm claro, ¿Por qué no?”, responde.
La tome de la mano, abrí la puerta del auto y la ayude a subir, le di indicaciones a Joseph para que nos siguiera al igual que a mi guardaespaldas pero que mantuvieran cierta distancia, subí al auto y nos dirigí a uno de los restaurantes más exclusivos de Los Ángeles.
Al llegar, nos recibieron y nos llevaron a una mesa, sé que Mónica quería decir algo pero espero hasta que nuestro guía se retiró.
“¿Reservaste todo el lugar?”, preguntó por fin al notar que el restaurante estaba completamente vacío.
“Sí, quiero tenerte solo para mi esta noche”, respondo.
“Te encanta despilfarrar dinero”, afirmó ella.
“Cariño cuando es para mostrar mi amor por ti jamás es despilfarrar”.
El mesero llego y tomo nuestra orden, a los pocos minutos llego con nuestra comida.
Mónica y yo hablamos de todo y nada.
Con ella me siento cómodo y puedo hablar cualquier cosa, siempre ha sido así, estoy agradecido de haberla encontrado una vez terminada la cena y el postre, saque una caja azul celeste, Mónica me miró con asombro y me puse de rodillas.
“Mónica, amor de mi vida, la verdad te he pedido esto muchas veces, planifique un viaje juntos y pedírtelo ahí pero sucedió todo lo del juicio, ya no quiero seguir esperando ¿Me harías el honor de volverte mi esposa?”, su rostro se iluminó y se adornó con una brillante sonrisa.
“Me hubiese encantado el viaje. Pero esto también es perfecto, claro que si acepto”, dijo de forma divertida.
Le coloque el anillo de oro blanco y diamantes en el dedo anular y me pare para darle un beso, toda esta situación de las amenazas me hizo pensar en que no quiero estar ni un minuto lejos de ella, sé que es la indicada y siempre he estado seguro que ella es con quien debo compartir mi vida.
“Te amo mucho”.
“Yo también te amo, pero ¿Por qué de la nada?”, preguntó, lo que me hizo reír.
“Cariño esto no es de la nada, ya te lo he pedido muchas veces, esta es la única que me has dicho que sí”.
“Bueno, las otras veces no fue tan especial”.
“Ahora no te molestes cuando les diga a todos que eres mi prometida”.
“Ya lo hacías desde antes que te dijera que sí”.
“Porque lo eres, en mi cabeza lo has sido desde la primera vez que aceptaste ser mi novia”.
“Eres imposible”.
“Pero me amas”.
“Lo sé”.
Estábamos muy felices cuando de repente cayó un mensaje de texto al mismo tiempo tanto en su teléfono como en el mío.
[Felicidades, no festejen mucho]
Nos quedamos viendo, era un número privado, le hice una seña a Joseph para que se acercara, le enseñe el mensaje, este miro a Mónica.
“Avísale a Antonio”, le dije en tono que solo los tres pudimos escuchar.
“Ahora mismo Señor”, responde.
Mi guardia de seguridad me miró con curiosidad, pero decidí que este tema solo lo manejaría con Antonio y Joseph aun no logro entender por qué mi jefe de seguridad no noto que me estaban espiando y siguiendo, algo no me gusta, tal vez hago mal en desconfiar de él pero en este momento no confío en nadie.
“Todo va a estar bien cariño”, le dije a Mónica mientras depositaba un beso en su mano.
“Aún no sé quién es y que quiere”.
“Lo vamos a encontrar, te lo aseguro”, afirmo.
“Odio esta situación”.
“Lo sé, pero no le demos el gusto de arruinarnos la noche”, mi bella prometida sonrió y eso me tranquilizó.
“Está bien”.
Continuamos bebiendo vino, Mónica se fue al baño y yo me quedé en la mesa dándoles instrucciones a Joseph y mi guardaespaldas, una vez Mónica regrese del baño nos iremos a casa, le estaba dando tiempo a Antonio para que revisara cada rincón y retirara todos los micrófonos.
Los minutos pasaban y Mónica no regresaba, me puse de pie y me encamine al baño de mujeres, toque la puerta.
“Amor, ¿Está todo bien?”, pregunte, pero no obtuve respuesta
“¿Mónica?”, volví a preguntar sin respuesta.
“Cariño me estas asustando”, volví a decir pero nadie respondió.
“Mónica voy a entrar”, digo.
Entre al baño y no había nadie, revise todos los cubículos y nada, Mónica no estaba por ningún lado, en eso suena mi teléfono, reviso el mensaje y hay una fotografía de Mónica inconsciente en lo que parece ser un auto.
“Lamento arruinar tu noche pero no puedo dejar que sean felices, ella no puede ser tu prometida, no es con ella que debes casarte”.
Sentí como si me echaran un balde de agua fría, salí rápidamente del baño y me dirigí donde estaban Joseph y mi guardaespaldas.
“Se llevaron a Mónica, quiero que revisen las cámaras no dejen que nadie entre ni salga de aquí, alguien debió ayudarlos, interroguen a todos”, les grite furioso.
“¿Qué? ¿Pero cómo?”, dijo Joseph.
“No lo s. Fui a buscarla al baño y no estaba, me enviaron esto”, le mostré el mensaje.
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