Monica -
Capítulo 53
Capítulo 53:
POV: Mónica.
Esta semana fue extraña, Alonzo le dio por enviar flores y se la pasaba metido en mi apartamento, todavía no le cae en gracia que Antonio viva ahí.
Cada que tiene oportunidad vamos a almorzar o a cenar juntos a este punto no sé qué somos, él les dice a todos que somos novios, pero las revistas de chismes me llaman la tercera en discordia.
Según ellos, el compromiso de Alonzo e Isabel sigue en pie y yo estoy intentando separarlos.
Alonzo envío su comunicado de prensa diciendo que su compromiso se había roto con Isabel y que yo no había tenido nada que ver, pero las revistas saben que los chismes así sean mentira venden.
Al parecer nosotros les hemos traído excelentes ganancias ya que a pesar de la aclaración seguimos envueltos en el mismo chisme.
De Isabel solo sé que ha dado un par de entrevistas donde me deja como la mala del cuento, pero ella me tiene sin cuidado.
En cuanto a Rodrigo me ha traído más problemas con Ester de los que ya tenía, a él le ha dado por enviarme flores y obsequios y eso tiene de malas a mi hermanastra que asegura soy yo la que lo busca.
Papá me visitó en mi oficina debido a la preocupación de Rodrigo sobre el nuevo vino, papá y el abuelo saben que es mío.
Él me dijo que le aclarara ese asunto a Rodrigo para que dejara el tema por la paz, pero le dije que no tengo por qué darle explicaciones a Rodrigo sobre los mixólogos con quienes trabajo.
Él se encarga del departamento de administración, que cuando trabaje en recursos humanos, o en el área de producción le daría explicaciones, por ahora que se ocupe de lo que corresponde.
Papá insiste en que es mejor aclararlo para no crear discordia, pero terminó aceptando mi decisión.
Eso puso de mal humor a Rodrigo, más cuando en la videoconferencia que tuvo con el abuelo este le dijo lo mismo que yo, que se ocupará del departamento de administración.
Que los demás departamentos tienen su jefe y si ellos no se han quejado no ve por qué él se está inmiscuyendo.
Siento que Rodrigo es un poco bipolar se molesta por lo del trabajo, pero cinco segundos después está queriendo invitarme a una cita, le he aclarado de mil maneras que no estoy interesada en él.
No sé qué tengo con Alonzo, pero sea lo que sea, me siento cómoda en eso, me desquicia un poco sus celos, pero también me causan gracia, cuando éramos jóvenes era yo la que le decía que las chicas estaban detrás de él, pero él siempre decía que no era nada.
Ahora es él quien nota las intenciones de los hombres conmigo, pero la diferencia es que yo si las veo claras, pero es obvio que no estoy interesada en ellos, por eso no les doy importancia, los papeles cambiaron y a veces me parece Irónico.
La empleada de Alonzo, cada vez estoy más segura que no soy de su agrado, siempre que me quedo en casa de Alonzo e intento hacer algo ella respinga y sale con:
«La señorita Isabel dejaba que yo hiciera mi trabajo, no se metía”
Al parecer apoya Isabel, pero no me importa yo siempre le aclaro que esa era ella, yo soy otra y las cosas se hacen ahora a mi manera.
Es la primera vez que me llevo tan mal con alguien del personal, pero es que esa mujer no me lo pone de otra manera.
El fin de semana llegó y desde que llegué a Est$dos Unidos he estado tan ocupada que realmente no he salido con mis amigos así que dedicaré este fin de semana a ellos.
Es sábado por la mañana me despierto y como ya es costumbre el enorme brazo de Alonzo está alrededor de mi cintura, ya sea en su casa o en la mía hemos dormido juntos todos los días.
Intento levantarme sin despertarlo, pero como siempre fracaso en el intento.
“Es fin de semana”, dice con voz ronca y somnolienta.
“Es la costumbre”
Giro y lo veo, el aún está con los ojos cerrados, se ve tan guapo con su cabello revuelto, acarició su rostro y le doy un beso, en un santiamén él está sobre mi entre mis piernas.
Nos separamos para tomar aire y él tiene una hermosa sonrisa y un brillo en los ojos cuando me ve, yo igualmente sonrió.
“Buenos días preciosa”
“Buenos días”, respondí mientras él besaba mi cuello y una de sus manos agarraba uno de mis pechos.
Besó todo el camino hasta que su boca llegó a mi otro pecho e hizo con su boca lo que quiso con ambos provocando que mis pechos respondieran a su tacto.
Mordió lamió y chupó cada uno, tomándose su tiempo y robándome muchos g$midos mientras con su otra mano sus dedos hacían de las suyas en mi interior, y dos de sus dedos entrando y saliendo con un ritmo perfecto.
No tarde en llegar al org%smo, este hombre hace magia con sus dedos, no me había recuperado del org%smo cuando se introdujo de una estocada en mí.
Mi piel se erizó por lo sensible que estaba en todas partes sus estocadas eran perfectas unió sus labios con los míos, su lengua invadió mi boca y formó un duelo con la mía.
Sus manos aferradas a mis caderas de repente, sus movimientos que al inicio fueron llenos de energía comenzaron a ser más lentos lo que me molestó por que ya estaba a punto de llegar.
Intentó que vuelva a su ritmo moviendo las caderas mientras él me besa el cuello y suelta una carcajada.
Sé que busca que se lo pida lo que me enoja, pero no me queda de otra, si no, no voy a llegar.
“Alonzo…”
“Dime, cariño”
“Por favor”
“Dime que me amas”
“Sabes que te amo”
Me mira, nuestros ojos se conectan y su sonrisa arrogante no sé por qué me hace sonreír.
“Yo también te amo preciosa”
Se hunde en mí con fuerza haciéndome g$mir y cerrar los ojos, vuelve al ritmo que me gusta, coloco mis piernas alrededor de él empujándolo hacia mí.
“Me vuelves loco Mónica”, dice mientras besa mi cuello.
Mis manos acarician su musculosa y definida espalda.
“Alonzo”, digo cuando estoy a punto y él aumenta el ritmo.
No tardamos el llegar ambos, él besa todo mi rostro mientras recuperó el aliento y aún tengo los ojos cerrados.
“Me encanta despertar así”, dice el, lo que me hace sonreír.
“Sí, es buena forma de empezar el día”
Después de un rato de besos nos levantamos y nos dirigimos al baño, hoy tenemos todo el tiempo del mundo así que nos metemos en la bañera y un par de org%smos después salimos porque el hambre nos obliga, de lo contrario estaríamos todo el día en esta habitación.
Ambos estamos con ropa cómoda, desde ayer le había dado el día libre a Antonio por lo que aprovechó para visitar a sus padres, así que estamos solos.
Preparo algo sencillo para el desayuno, bajo la atenta mirada de Alonzo que no pierde detalle de cada uno de mis movimientos.
“Eres perfecta”, dice de la nada lo que me hace voltear a verlo.
“No lo soy”, le contesto con una sonrisa.
“Para mí sí, eres increíblemente hermosa, se%y, inteligente y como si fuera poco tienes un corazón que vale oro, puedes tener lo que quieras en la vida, pero siempre mantienes los pies en la tierra, ¿Sabes cuantas de las chicas de clase alta se preparan su comida? Ninguna, al menos yo no conozco una, y tú siempre trataste de ayudar en la cocina y aprender, eres única”
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