Mi malvado esposo -
Capítulo 10
Capítulo 10:
Anna POV
Pasaron dos meses pero nada cambió.
Me seguía violando todas las noches pero solo una cosa cambió y es que ahora está acostumbrado a abofetearme.
No importaba si había algún error o no.
Ni siquiera le importaba pegarme delante de nadie.
Una vez estaba en la cocina preparándole la comida mientras él estaba en casa.
Recibí una llamada de mi amigo Eddy. Era el camarero del club donde yo trabajaba de camarera.
No hago amigos muy fácilmente. Pero él siempre me ayudaba.
Así que acepté su petición y nos hicimos buenos amigos.
En realidad, es gay y ya tenía novio.
Me dijo que se iba a casar con su novio y me invitó a su boda.
Estaba a punto de rechazar su oferta, pero alguien me arrebató el teléfono.
Se me abren los ojos y miro a mi marido. Parecía muy enfadado.
«No vuelvas a llamar a mi mujer», dijo por teléfono y cortó la llamada.
Luego lo dejó de golpe sobre la mesa y se volvió hacia mí.
Estaba a punto de decirle algo, pero me abofeteó y caí al suelo.
Me quedé de nuevo en shock, no porque me diera una bofetada. No, me escandalicé porque lo hizo delante del personal que trabajaba en la residencia.
Me agarró del pelo y me levantó del suelo.
Grité e intenté soltarme el pelo, pero me tiró y gemí.
«¿Con quién estabas hablando? Huh, tu novio» gritó y yo negué con la cabeza.
«Quiero una respuesta así que habla rápido antes de que pierda la cabeza». Dijo con voz dura «Estaba hablando con mi amigo. Me invitó a su boda con su novio» sollocé.
Me soltó el pelo y dijo con voz calmada «no vas a ir a ninguna parte y borra ese número de tu teléfono. No tienes permitido hablar con ningún hombre excepto conmigo. ¿Está claro?»
Asentí y dije «sí»
«Bien. Ahora sírveme la comida» dijo y se sentó en su asiento.
Me humilló delante de todos. Yo estaba muy avergonzada.
Entré en la cocina para llevarle la comida. Vi la mirada de Maria y me dio pena.
Ella se compadece de mí y esa fue la primera vez.
Después de ese día ella me da comida que fue perfecto.
Se lo agradecí, pero aún no sé por qué.
Pero no le pregunté porque sabía que no me respondería.
Me desperté, aparté suavemente la mano de mi marido de mi cintura y me levanté de la cama.
Esta es mi rutina diaria. Tiene serios problemas con los mimos.
No duerme sin acurrucarme y lo odio.
Es como si alguien me estuviera atrapando, pero no puedo negárselo.
Entré en el lavabo pero me entraron ganas de vomitar.
Vomité en el inodoro y luego tiré de la cadena. Estoy enferma.
Pero no puedo dejar que eso me detenga porque hoy es muy importante para mí.
Voy a casa de mis padres porque quiero respuestas.
Quiero saber por qué me odian y por qué no me quieren como a Zara.
Le pedí permiso para ir a su casa y con mucho gusto me dijo que sí sin ningún grito.
Me lavé los dientes dos veces para quitarme el sabor del vómito.
Me duché y me sequé. Luego entré en el armario y me puse un vestido de verano blanco con tacones blancos.
Me solté el pelo rizado de forma natural después de cepillármelo.
Me apliqué pintalabios nude y salí del armario y del dormitorio.
Bajé las escaleras y fui a la cocina para prepararle algo.
Preparé su desayuno rápidamente y lo puse sobre la mesa porque el olor de los huevos me estaba haciendo vomitar.
Entré en el dormitorio y respiré hondo.
No estaba en la habitación cuando entré. Umm, ¿dónde está?
Oí correr el agua, así que supuse que estaba en el baño.
Le esperé y salió del cuarto de baño con una toalla enrollada en la cintura.
Me doy la vuelta y le digo que el desayuno está listo.
Me dio la vuelta y me atrajo hacia él por la cintura.
Se me cortó la respiración cuando me pasó la nariz por la garganta.
No me aparté porque se enfadaría.
Y no quiero hacer nada que le enfade porque me impedirá conocer a mis padres.
Me chupó el cuello con fuerza. Siseé pero no paró.
Lo hizo dos veces y luego me dejó. Suspiré aliviada y vi que llevaba ropa.
Le dije que le esperaría en el comedor.
El tarareó y yo bajé las escaleras y me senté en la mesa.
Él desayunó y yo me comí las sobras.
Me besó y se fue a su despacho.
Suspiré y subí a mi habitación. Me puse el pijama e hice la colada.
Tardé dos horas en lavar la ropa.
Después me volví a poner el vestido y me maquillé.
Oculté los chupetones de mi cuello con corrector. Lo hizo intencionadamente.
Eran las 12 en punto asi que comi mi almuerzo que Maria me sirvio con una cara sin emocion.
Despues de comer le dije a Maria que me iba a casa de mis padres.
Antes de que pudiera decir algo, le dije que ya le había pedido permiso.
Ella no dijo nada así que salí de casa y me senté en el coche.
Le doy la dirección de la casa de mis padres al Sr. Wilson.
Ahora estoy delante de mi antigua casa. Estoy muy nerviosa.
¿Me habrán echado de menos? Tal vez. Bueno, voy a averiguarlo.
Toco el timbre y, al cabo de unos segundos, mi hermana abre la puerta.
Me mira con los ojos muy abiertos.
«¿Puedo entrar?», le pregunté vacilante. No dijo nada y se limitó a abrir la puerta y dejarme espacio para entrar.
«¿Quién está en la puerta cariño?» Oí la voz de mi madre. Mira, ella está hablando con mi hermana con tanto amor. Yo anhelo ese amor.
Ella vino con papá con una sonrisa en la cara que vaciló cuando vio que era yo.
Aun así, sonreí y dije «hola mamá y papá»
«¿Qué haces aquí?», me preguntó con voz fría.
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