Mi asistente, mi misteriosa esposa -
Capítulo 568
Capítulo 568:
Bryan llegó hasta Zelda, ayudándola a ponerse en pie. Tras confirmar que estaba bien, dirigió su fría mirada hacia Eileen.
«¿Qué quieres?», preguntó, con la voz impregnada de indiferencia.
Estaba protegiendo a Zelda y enfrentándose a Eileen, que lo había arriesgado todo para protegerlo.
En aquel momento, un profundo vacío invadió a Eileen.
Pero se aferró a la esperanza de que algún día se acordara de ella.
Aunque no pudiera, no importaba. Creía que si una vez se había enamorado de ella, podría volver a hacerlo.
Mirando a Bryan a los ojos, Eileen habló en voz baja. «Sólo quiero estar con alguien».
«¿De verdad vas a trastocar la vida de tanta gente sólo para estar con alguien?».
Sus duras palabras volvieron a agitar las emociones de la multitud.
Eileen respiró hondo, sacó una carpeta y dijo: «Aquí está la minuciosa investigación que he llevado a cabo. El declive de la industria pesquera ha dejado a muchos pescadores en apuros, complicándoles la vida. Desarrollando el turismo aquí, podemos mejorar las condiciones de vida de todos».
«¿Acaso una vida mejor vale la destrucción de nuestros hogares? Rechazamos esa idea».
«No significará la destrucción de vuestros hogares», respondió Eileen con calma. «Después de haber estado a punto de perder a mi propia familia, nunca dañaría el hogar de otra persona. La construcción se limitará sólo a las afueras».
Los aldeanos intercambiaron miradas y sus expresiones mostraban signos de estar conmovidos.
Eileen continuó: «La zona no se ha urbanizado demasiado. Muchos lugares permanecen en su estado original, intactos. Cuando el complejo esté en funcionamiento, atraerá a muchos visitantes. Podrías ofrecer excursiones de pesca, lo que aumentaría considerablemente tus ingresos…».
La visión que Eileen pintó del complejo era tan atractiva que llenó de expectación a los asistentes. Le pidieron con impaciencia que explicara con más detalle el desarrollo del complejo.
Zelda intentó intervenir, pero estaba claro que Eileen estaba totalmente preparada.
Eileen no sólo había llevado a cabo una investigación detallada del estado actual del pueblo pesquero, sino que también había esbozado una visión clara y convincente de su futuro. Y lo que es más importante, la subvención propuesta era una oferta irresistible para los aldeanos.
Al observar las reacciones de la multitud, Eileen dejó escapar un suspiro de alivio. El plan de adquisición había obtenido un éxito parcial.
«Los interesados deben inscribirse en Raymond. Para las diez primeras familias, la subvención será una vez y media la cantidad habitual», anunció Eileen.
Ante sus palabras, todos corrieron a Raymond para inscribirse.
Eileen sonrió, lanzando una mirada de satisfacción a Bryan.
Pero justo cuando estaba a punto de ver su expresión, vio algo familiar en sus ojos.
Sin embargo, antes de que pudiera leerlo por completo, Bryan ya se había dado la vuelta y se había marchado con Zelda, dejándola con nada más que la fría e indiferente visión de su espalda.
La alegría en el corazón de Eileen se desvaneció en un instante. Vio alejarse a Bryan y Zelda, con los labios apretados.
Aunque el plan de adquisición había avanzado sin contratiempos, ahora se enfrentaba a un difícil problema.
Eileen no había visto a Gabriela, que estaba en Onaland, desde hacía varios días.
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