Capítulo 555:

Rápidamente le mostró el teléfono a Eileen. «Es un video sobre alguien que ha estado en el hospital por un tiempo. La gente está buscando a los familiares de esta persona…».

La explicación de Ruby se desvaneció en el fondo mientras Eileen se centraba en el rostro familiar de la pantalla.

Cogió el teléfono, puso el vídeo en pausa y observó el perfil borroso.

El hombre tenía una mandíbula marcada y una nariz prominente.

Estaba claro que atacaría de frente.

Intentando contener su excitación, Eileen llamó rápidamente a Raymond. «Averigua dónde se ha grabado este vídeo y resérvame un billete para allí. Necesito ir cuanto antes».

«Sra. Curtis, ¿por qué de repente quiere ir al hospital?». preguntó Raymond, confuso.

Eileen respiró hondo, volvió a ver el vídeo y se centró en el breve atisbo del perfil familiar.

Bryan está ahí, esperándome. Voy a buscarle».

Raymond se quedó estupefacto. Rápidamente dispuso que alguien rastreara la ubicación del hospital que aparecía en el vídeo mientras informaba a Josue y Jacob de la situación.

Josué y Jacob se apresuraron a ir al Grupo EB, llegando justo cuando Eileen se disponía a salir para el trabajo.

Al verlos, Eileen dijo: «Llegáis justo a tiempo. Necesito dirigirme a Bayside City…»

«¡Eileen!» Josué la interrumpió antes de que pudiera terminar. «¿En cuántos lugares has buscado estos últimos meses? Cada vez, no es Bryan. Déjalo estar. Si estuviera vivo, ya habría vuelto. ¿Por qué te dejaría buscándole así?».

La lástima era evidente en los ojos de Josué mientras hablaba.

Eileen le miró, escuchó hasta que terminó y respondió con calma: «Los rumores de antes eran infundados, pero esto es diferente. Le he visto en el vídeo. Tiene que ser él».

«Cuanto mayor es la esperanza, mayor es la decepción», advirtió Josué.

«¿No es peor no tener ninguna esperanza?». replicó Eileen.

Antes de que Josué pudiera responder, Eileen le hizo un gesto para que se fuera. «Tengo que irme. Puedes venir conmigo si quieres».

Josué y Jacob intercambiaron miradas, concediendo en silencio.

Pero en cuanto salieron del despacho, Josue no perdió tiempo en enviar un mensaje.

«Te ha encontrado».

Mientras Eileen se dirigía a Bayside City, sus emociones eran un torbellino de anticipación y ansiedad.

La idea de no ver cumplidas sus esperanzas la atormentaba.

Pero la imagen recurrente del perfil familiar en su mente era inconfundible. Tenía que ser él.

Puede que el agotamiento tuviera algo que ver, o tal vez fuera el peso emocional del viaje, pero en la breve hora y media de vuelo, Eileen se quedó dormida.

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