Mi asistente, mi misteriosa esposa
Capítulo 50

Capítulo 50:

Benjamin los siguió en silencio. Extendió la mano para ofrecer su ayuda un par de veces, pero la retiró cada vez, optando por mantener las distancias.

Una vez que Eileen metió a Bailee en el coche y cerró la puerta, se giró para ver a Benjamin de pie junto a ella. Respirando hondo, le dijo: «¿Recuerdas el favor que me debes de cuando íbamos al colegio?».

«Sí», respondió Benjamin.

Señalando a la fuertemente intoxicada Bailee dentro del coche, Eileen continuó: «Incluso si no puedes ayudarla con los arreglos de trabajo, por favor protégela cuando sea necesario.»

Había sido Kian quien había conseguido que Bailee negociara la cooperación. Si Benjamin ayudaba a Bailee, podria significar entrar en conflicto con su propio jefe. Benjamin frunció el ceño al pensarlo.

«No te estoy pidiendo que hagas algo directamente. Bastaria con que me avisaras», aclaro Eileen, comprendiendo que Benjamin daba prioridad a sus deberes profesionales y no pondria en peligro su relacion con Kian por un favor personal.

Le había dado a Benjamin una salida, dejándole poco margen para negarse. «De acuerdo», contesto el.

Mientras Eileen conducia, Benjamin se quedo mirando como su coche desaparecía en la noche. Exhalo profundamente y estaba a punto de darse la vuelta cuando vio el coche de Kian aparcado cerca. Se acerco rapidamente y saludo a Kian.

«Entonces, ¿cómo te fue?» preguntó Kian mientras salía del coche y se apoyaba en él. Las luces de colores del bar iluminaban su cara.

Benjamin asintio con la cabeza y contesto: «Se ha firmado el contrato». Al ver a Eileen allí, la otra parte no se atrevió a poner las cosas difíciles».

La mirada de Kian se volvió más fría. «Ella es realmente capaz, habiendo sido enseñada por Bryan. Pero no es importante; esto es sólo una advertencia».

Luego dirigió su mirada a Benjamin e inquirió: «¿Te ha dicho algo?».

«No», respondió Benjamin, manteniendo una expresión neutra.

El ceño de Kian se arrugó ligeramente al formular otra pregunta: «¿Tienes novia?».

Benjamin negó con la cabeza.

«¿Entonces que tal Eileen?» pregunto Kian, con un tono ligero y burlon.

«No me interesa». Benjamin hizo una pausa de unos segundos, sus pensamientos volvieron al certificado que había visto en la bolsa de Eileen en la graduación.

«De acuerdo, ya puedes irte a casa». La expresion de Kian se ensombrecio de repente. Se dio la vuelta, subió al coche y se marchó.

Los gases de escape del coche llegaron hasta la cara de Benjamin. Por fin se relajó cuando Kian dejó de estar visible.

Al cabo de un rato, frunció el ceño y murmuró para sí: «Probablemente debería quedarme con Eileen».

Eileen llevó a Bailee de vuelta a Springvale Lane. A pesar de su estado de embriaguez, Bailee estaba dócil y quieta en la cama.

Eileen cogió una toalla para limpiar el olor a alcohol del cuerpo de Bailee y luego subió a por una colcha limpia para ella.

Una vez que Bailee se hubo acomodado, Eileen se acordó de enviar un mensaje a Bryan. «Bailee está borracha por culpa del trabajo. Ahora se queda en mi casa».

Después de enviar el mensaje, se quedó dormida.

Mientras tanto, la noche de Bryan en el trabajo estaba plagada de problemas. Un error de Vivian había interrumpido la reunión, manteniendo a Bryan ocupado hasta tarde.

Una vez terminado el trabajo, apagó el ordenador, cogió el abrigo del respaldo de la silla y le dijo a Vivian: «Te llevo a casa».

Pero Vivian dudó y luego sugirió: «Tengo mucha hambre. Es tarde. ¿Qué tal si cenamos juntos antes de ir a tu casa? ¿Te parece bien?»

«Si tienes hambre, podemos ir a comer fuera».

Antes de que Bryan pudiera terminar sus palabras, su teléfono sonó sobre el escritorio, su pantalla se iluminó con una notificación de WhatsApp que mostraba la foto de perfil de Eileen. Antes de que Vivian pudiera echar un vistazo al mensaje, Bryan tapó el teléfono con la mano.

Tras echar un vistazo al mensaje, se metió el teléfono en el bolsillo.

Vivian no vio con claridad el contenido del mensaje; sólo vio las palabras «mi casa». Supuso que Eileen había manipulado deliberadamente la situación para atraer a Bryan a su casa.

Los celos se apoderaron de Vivian. Al ver a Bryan caminar delante de ella, apretó los dientes con frustración. En su mente, Bryan probablemente seguía enfadado con ella y estaba utilizando a Eileen para provocarla.

Decidida, Vivian resolvió no dejar que Eileen se impusiera, ni por un segundo.

Cuando Vivian salió del coche de Bryan, su expresión era sombría. Al ver alejarse el coche, se volvió y vio a Kian acercándose lentamente. Abrumada, rompió a llorar inmediatamente.

Corrió hacia Kian, lo abrazó con fuerza y empezó a llorar. Bailee consiguió despertarse antes que Eileen y empezó a preparar el desayuno.

Cuando Eileen bajó, Bailee ya le había preparado la fiambrera. «Comer siempre fuera no es bueno para ti. He aprovechado para hacerte esto», dijo Bailee sonriendo mientras limpiaba la cocina.

Eileen se acercó a ella sosteniendo un nuevo conjunto de ropa. «Las compré hace unos días pero no he tenido ocasión de ponérmelas. Ve a ducharte y ponte esto para ir a trabajar».

«¡Vale!» dijo Bailee alegremente. Después de limpiar la cocina, fue a cambiarse. Quince minutos después, se ajustó la cintura y salió. «Eileen, eres demasiado delgada. Este conjunto me queda un poco pequeño», comentó.

Eileen respondió: «De momento, arréglatelas».

Bailee se sentó a la mesa del comedor. El silencio del comedor sólo se veía interrumpido por el sonido de sus comidas.

Eileen terminó primero y miró a Bailee con atención. «¿No tienes nada que decirme?», preguntó.

Bailee dejó de comer y miró a Eileen. «Eileen, no le des demasiadas vueltas a las cosas. ¿No es habitual que en las reuniones de negocios se beba?».

«¿Recuerdas cómo acabaste en mi casa?». preguntó Eileen.

Bailee pensó un momento y contestó: «¿No te llamó el camarero para que me recogieras?». Se había anticipado a la naturaleza de aquella reunión de negocios, así que le había dado preventivamente al camarero el número de Eileen, indicándole que llamara inmediatamente a Eileen si se emborrachaba.

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