Mi asistente, mi misteriosa esposa -
Capítulo 416
Capítulo 416:
El miedo parpadeó en los ojos de Dalores mientras luchaba por liberarse. «¿Cuál es tu problema? Ni siquiera estoy casada. La gente me juzgará si voy a hacerme una prueba de embarazo!», exclamó intentando resistirse mientras Julio la sacaba a la fuerza del baño.
Dalores se volvió hacia Eileen en busca de ayuda, con la desesperación dibujada en el rostro.
«Sra. Curtis, ayúdeme».
Sus ojos suplicantes se encontraron con los de Eileen, pero ésta se vio sorprendida cuando Dalores fue abrazada de repente, casi perdiendo el equilibrio.
Luchando por mantenerse en pie, Dalores seguía siendo arrastrada por Julio.
«¡Suéltala!» Eileen se apresuró a intervenir. «¡Si está realmente embarazada, podrías dañar al bebé!».
«No importa», respondió Julio con frialdad, ayudando a Dalores a ponerse en pie y agarrándola por las muñecas. Su mirada era férrea, inquebrantable. «Si el niño es mío, no puede quedarse».
Los ojos de Dalores se abrieron aterrorizados ante sus palabras. Julio le parecía ahora monstruoso, casi diabólico.
Eileen se quedó helada, muda de asombro, incapaz de pronunciar palabra.
La situación de Julio era complicada. Necesitaba casarse con la familia Harrison para asegurar su posición. Revelar este embarazo haría que la familia Harrison rompiera el compromiso, devastando potencialmente al Grupo Freguson.
Sin esperar a que Eileen procesara la situación ni a que Dalores respondiera, Julio se echó a Dalores al hombro y se alejó.
Dalores golpeó su espalda con los puños, llorando y gritando maldiciones.
Aquella acción fue casi una confesión de que el niño era de Julio.
Cuando Benjamin salio de la habitacion privada, Julio y Dalores ya estaban entrando en el ascensor.
Encontró a Eileen de pie, aturdida. «¿Qué ha pasado?»
«Nada», respondió Eileen, con expresión distante.
Sabía que no podía inmiscuirse en los asuntos de Julio ni controlar sus acciones.
Perseguirlos sólo complicaría más las cosas.
«Volvamos y terminemos pronto la cena», sugirió Eileen, con los pensamientos claramente en otra parte.
La cena concluyó antes de lo previsto. Cuando Eileen llegó a casa, Gabriela seguía jugando en el salón con Ruby.
Al ver a Eileen, Gabriela hizo un esfuerzo por acercarse a ella, rodando torpemente por el suelo.
Eileen dejó el bolso, se cambió los zapatos, se lavó las manos y levantó a Gabriela, pasando un rato jugando con ella.
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