Mi asistente, mi misteriosa esposa -
Capítulo 396
Capítulo 396:
El abrumador olor a colonia se había disipado, sustituido por su dulce fragancia habitual. Bryan le acercó una silla para que se sentara.
«Tienes que programar una visita al hospital para mañana», mencionó Eileen mientras comía. «Mi madre ha llamado para decir que vuelve mañana por la tarde. Es el momento perfecto. Después de tu revisión, podríamos ir de compras. Será la primera visita formal a ella desde que nos reconciliamos».
Bryan le sirvió un vaso de agua e inquirió despreocupado: «Entonces, ¿podrás acompañarme mañana al hospital?».
«¿Eh?» Eileen hizo una pausa con la boca llena de fideos, deteniéndose de repente. Levantó ligeramente la mirada y se fijó en la expresión seria de Bryan.
¿Por qué parecía un poco apagado?
Tragó los fideos que tenía en la boca y luego dijo: «Hoy me he quedado hasta tarde en el trabajo para terminar algunas tareas, así que puedo tomarme mañana libre para acompañarte al hospital».
Bryan sonrió y le acercó el cuenco de fideos. «Has trabajado mucho, come».
Justo entonces, el teléfono de Eileen se iluminó de repente.
Antes de que Bryan pudiera verlo con claridad, Eileen cogió rápidamente su teléfono. Había aparecido una solicitud de amistad en WhatsApp. Recordaba haber prestado cien dólares a alguien esa misma tarde, así que aceptó la solicitud.
Sin mediar conversación, la otra persona transfirió los cien dólares e incluyó un mensaje: «Gracias, Eileen. Eres realmente hermosa y de buen corazón».
Eileen no respondió. Se limitó a recibir el dinero y dejar el teléfono a un lado.
Había cogido el teléfono rápidamente, pensando que podría estar relacionado con el trabajo. De momento, no pensó que pasara nada. Pero al dejar el teléfono, de repente captó la mirada penetrante de Bryan. Se dio cuenta de que le pasaba algo.
«Deberíamos casarnos», dijo Bryan con seriedad. «No me traicionarás y me romperás el corazón en el futuro, ¿verdad?».
Eileen se quedó desconcertada. ¿No debería haber sido ella la que hiciera esa pregunta?
Se humedeció los labios y contestó: «En cuanto tenga tiempo, iremos al Ayuntamiento a casarnos. Pero, ¿no debería ser yo quien te preguntara si no me traicionarás?».
Con las manos en los bolsillos, se apoyó en una silla y la miró con expresión grave. «Pero ahora eres tú la que gana dinero y mantiene a la familia».
Su insinuación era clara: ahora que Eileen se había convertido en la principal fuente de ingresos, otros podrían verlo como un motivo para que ella se alejara.
«Me gustan los espaguetis que preparas». Eileen saboreó los fideos con los ojos casi cerrados, parecía completamente satisfecha. «Eres guapo, poderoso y rico; no hay razón para que te abandone».
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