Me perteneces Omega
Capítulo 213

Capítulo 213:

Cuando Allison oyó a Ryan, sus ojos se abrieron de inmediato. Se inclinó hacia ella y le besó las mejillas.

«¿Me dejas?». Ella se sintió tímida al respecto. Intentó acercar las piernas, pero él apretó las manos contra sus muslos y los separó.

«¿Me dejas?», volvió a preguntar. Parecía como si primero hubiera preguntado por su aprobación antes de cernirse sobre ella.

Cuando sus labios se acercaron a su cuello, ella cerró los ojos de inmediato. Empezó a morderle el cuello, dejándole mordiscos de amor. Ella gimió cuando él mordió y luego lamió su piel. Sintió que sus manos le levantaban la camisola. Le agarró la mano para detenerle.

Él la miró y le dijo: «No te voy a coger. Sólo quiero darte un placer que nunca antes has sentido. Confía en mí. Te gustará».

Ella le soltó las manos lentamente y cerró los ojos. Respiró hondo y asintió con la cabeza. Mientras le quitaba la camisola, él sonreía y no le quitaba los ojos de encima.

Cuando sus ojos se posaron en su cuerpo, pronunció en voz baja: «¡Joder!». La lencería que llevaba era toda negra. Resaltaba su hermosa piel. Su cuerpo deslumbrante lo volvió completamente loco. Sus ojos se volvieron lujuriosos al recorrer sus seductoras curvas.

Al tragar saliva, su nuez de Adán se movió. A sus ojos, era la mujer más hermosa del mundo.

«Allison», la llamó con voz grave. Allison era demasiado tímida para enfrentarse a él en ese estado.

«Nena, abre los ojos y mírame». Ella oyó su tono suave y abrió lentamente los ojos. Sus ojos se encontraron con los de él.

«Eres preciosa. Eres la mujer más cautivadora del mundo. Te amo, tu cuerpo y, sobre todo, tu alma. Todo lo que hay en ti es mío, y tendrás que recordarlo siempre». Ella le sonrió.

«¿De verdad?»

«Sí», respondió él y la besó. Sus manos se dirigieron a su espalda y desabrocharon la parte superior de su lencería. Se la quitó del cuerpo y se inclinó hacia sus pechos. Besó uno lentamente y agarró el otro con suavidad.

«¡Ryan!» Ella gimió su nombre mientras le acariciaba el pelo con los dedos.

Él besó, chupó y pellizcó sus pechos. Jugó con sus pezones mientras la miraba. La estaba provocando para ver su mejor reacción. Su boca se movió para besar su vientre mientras bajaba la cara. Ella soltó otro gemido cuando él le introdujo la lengua en el ombligo.

Cuando sus manos alcanzaron la última prenda de su cuerpo, se detuvieron allí. Tiró de ella y la arrojó al suelo. Cuando se dio cuenta de que estaba desnuda delante de él, soltó un grito ahogado.

Cerró las piernas con fuerza, avergonzada. Su cara sonrojada mostraba lo avergonzada que estaba. Él le separó las piernas y le agarró los muslos. La acercó a él y miró lo que escondía entre las piernas.

«Hermoso», murmuró mientras se le agitaba la respiración. Allison lo oyó y se ruborizó. Pudo ver cómo le miraba la parte inferior. Se puso las palmas de las manos en la cara para ocultar su timidez.

«No te escondas. Mírame a mí. Mira lo que voy a hacer. Mira lo que tengo preparado para ti. Experimenta lo que voy a hacerte sentir, nena». Ella retiró lentamente las manos de su cara y lo miró. Él puso sus dedos sobre ella y ella se estremeció.

«Tranquila y confía en mí», le aseguró.

Se acercó a su cara y le besó los labios. Mientras tanto, sus dedos la frotaban allí abajo. Ella gimió en el beso. Empezó a sentirse extraña en el buen sentido. Él intentaba que se sintiera cómoda, y por eso vino a besarla.

Quería que ella sintiera cada momento. Bajó con cuidado, deteniéndose un momento con la cara en su parte inferior. Cuando su cara se acercó a ella, ella dijo: «Ryan».

«No rompas el contacto visual. Quiero ver lo que te hago sentir». Diciendo eso, sus labios tocaron el centro de ella.

«¡Ryan!» Ella gimió con un jadeo.

Sentía que algo la excitaba por dentro. Sus dedos separaron delicadamente sus pliegues y él lamió entre ellos. No sabía qué sentir. Le estaba causando un placer increíble.

Empezó a lamerla como si llevara mucho tiempo deseándolo. Ella seguía gimiendo su nombre, y sintió que le desordenaba la mente. Puso los ojos en blanco, y los dedos de sus pies se enroscaron en la cama.

A medida que las sensaciones de placer se hacían más intensas, empezó a respirar entrecortadamente. Lo miró y lo encontró mirándola directamente a los ojos. Era excitante. La observaba mientras la complacía. Para él, ver a su mujer así era un deseo diferente.

Sólo él podía hacerle eso. Su lengua lo hizo muy bien, y en un momento, ella comenzó a empujar su cabeza de la parte inferior de su cuerpo.

«Ryan, por favor, no puedo». Era tanto el placer que toda su mente y su cuerpo se estaban volviendo más salvajes. Ella creía que no lo soportaría más.

Sin embargo, él no se detuvo. De hecho, para que se quedara quieta, la acercó más a él y le rodeó los muslos con los brazos. Allison sintió que algo se agitaba en su bajo vientre. Se mordió el labio inferior para no gemir más.

«¡Aaahhhh!» No pudo controlarse y dejó escapar un fuerte gemido mientras se liberaba.

Cuando la vio tumbada e inmóvil mirando al techo, la lamió entera y le sonrió con satisfacción. Parecía como si hubiera perdido toda su energía.

Se movió lentamente hacia arriba mientras besaba su cuerpo todo el tiempo. Sus manos se aferraron a sus pechos y su boca atacó su cuello.

«¿Te ha gustado?», le preguntó con un tono suave mientras sus manos acariciaban su cuerpo con delicadeza. Sus caricias estaban impregnadas de amor y devoción en todo momento. Ella lo abrazó y asintió tímidamente.

«Sí», respondió con sinceridad.

Él le hizo sentir algo que nunca antes había sentido. No podía creer que él hubiera visto todo de ella y se comportara tan gentilmente con ella.

Sintió que la abrazaba. Su pecho desnudo rozaba el suyo cuando se tumbaba sobre su cuerpo. Se sonrojó. Sus manos acariciaron lentamente el tatuaje de la Luna Negra de su espalda.

Le acarició el cuello con la nariz y murmuró: «Nunca volveré a hacerte daño».

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