Me perteneces Omega
Capítulo 137

Capítulo 137:

Allison volvió a casa y empezó a buscar un vestido para ponerse en la fiesta que se celebraba hoy. No tenía ningún interés en asistir a ninguna fiesta en discotecas. En los últimos dos años no había ido a ninguna fiesta en clubes, por lo que le resultaba incómodo ir después de tanto tiempo. Movió los vestidos del armario uno a uno hasta que una chaqueta y una camisa negras llamaron su atención. Inmediatamente agacho la cabeza y paso suavemente su mano sobre ellos, sus pensamientos rapidamente volvieron a los tiempos en que estaba con Ryan. Rápidamente abrió los ojos y apartó la mano.

«¿Qué estoy haciendo? Sacudió ligeramente la cabeza y sacó un vestido blanco para ponérselo esta noche. Fue a ducharse y pasó el día en su habitación. Cuando llegó la noche, se preparó. Se maldijo por haber elegido ese vestido. Era un vestido de cuero blanco que le llegaba a medio muslo. Se le notaban las curvas y su figura era innegablemente voluptuosa. El vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Se rizó la mitad inferior del cabello y se maquilló para complementar su atuendo. Se calzó unas botas blancas y cogió un bolso blanco. Se sorprendió de poder mantener todo su atuendo blanco.

Ethan la llamó para informarle de que había llegado a su casa. Cuando bajó las escaleras, encontró a Ethan sentado en el sofá con sus padres.

«Vamos», dijo dirigiéndose a la puerta. Ethan la miró y quedó sorprendido por su aspecto. Hacía mucho tiempo que no se ponía un vestido así. Con aquel deslumbrante tono blanco, irradiaba calor y un encanto seductor. Sus padres no dijeron nada, pues pensaban que su hija se había echado a perder.

«No os preocupéis. La llevaré de vuelta después de la fiesta», aseguró Ethan a Glen y Joey. Glen asintió a Ethan con complicidad y dijo: «No tenemos que preocuparnos por nada, ya que estás con nuestra hija». Ethan les sonrió y salió de la casa. Se dio cuenta de que Allison estaba esperando junto al coche. Desbloqueó el coche y la ayudó a subir al asiento del copiloto abriéndole la puerta.

«Gracias», murmuró ella y subió a su coche. Luego se metió dentro del vehículo, cogió el volante y arrancó el motor.

«Estamos realmente predestinados. Hasta nuestra ropa coincide sin discusión», comentó Ethan. Allison miró a Ethan. Llevaba unos vaqueros negros con una camisa y una chaqueta blancas. Tanto su camisa como su chaqueta eran blancas. Parecía como si tanto Ethan como ella tuvieran intención de vestir de blanco. Allison no respondió a su comentario. Él hizo un esfuerzo por llamar su atención.

«Estás muy guapa con este vestido. Casi había olvidado esta aparición tuya, que cautivó mi atención hace unos años». Allison asintió.

«Tú también eres guapo», respondió.

«Es un honor». Durante el trayecto, Ethan hizo varios intentos de mantener una conversación con Allison. Sabía que si se detenía, ella nunca se le acercaría y entablaría conversación por sí misma. El coche llegó finalmente al club. Allison se dio cuenta de que era el club donde todos los de su escuela siempre daban fiestas. Era el mismo club que usaron cuando Ryan regreso a esta manada hace dos años y medio. Allison y Ethan hicieron juntos una elegante entrada al club. Ahora todo era diferente. Nadie en el control de seguridad comprobó su identificación. No era porque ahora pareciera adulta, sino porque era la futura Luna de la manada.

Cuando Allison entró en el club, se encontró con sus amigas Ciara y Diva.

«Alfa», se inclinaron ante Ethan. Él les sonrió.

«¿Cómo estáis las dos?»

«Estamos bien».

«Quería expresarte mi agradecimiento por los cuidados que le has proporcionado».

«No, eso no viene al caso. Es nuestra amiga». Allison se quedó mirando a sus amigos y a Ethan mientras escuchaba su conversación. Hablaban como si fuera una niña de la realeza y fuera su deber cuidarla. De repente, su mirada se dirigió a la entrada del club. Cinco hombres guapos y dos mujeres hermosas entraron. Miró al hombre vestido de negro. Su chaqueta negra le daba un aspecto llamativo y llevaba el pelo peinado de forma diferente a la habitual. Al entrar, se convirtió en el centro de atención de todos. Otros le siguieron mientras se acercaba a ella y a Ethan. Ella apartó la mirada de él. Sus amigos se apartaron para dejar hablar a la familia real.

«Qué oportunos. Acabamos de llegar», le dijo Ethan a Ryan. Ryan asintió y sus ojos se volvieron hacia Allison. Ella pudo sentir su mirada y de alguna manera se sintió nerviosa.

«Wow, te ves preciosa, Allison. Cuando te vi por primera vez, no creí que también pudieras llevar estos vestidos tan sexys. Pero lo estás petando», dijo Elora. Allison le sonrió.

«Gracias. No pareces menos. Como siempre, guapa y sexy». Allison piropeó a la joven, que vestía unos shorts negros con dibujos de purpurina dorada en los bolsillos delanteros y un crop top negro con un corazón rojo estampado. Allison recordó lo que Elora había compartido con ella cuando ambas estaban en el jardín. Se vistió toda de negro porque era el color favorito de Ryan. Allison lanzó una mirada de reojo en dirección a Teresa, que la miraba fijamente.

«Estás guapísima, querida», le dijo Allison a Teresa. Su tono era sencillo, como si nunca hubieran sido mejores amigas. Observó que Teresa tenía cara de disgusto. Pero, ¿qué podía hacer Allison? Teresa la había tratado igual, si no peor. Así que Allison eligió comportarse como una extraña para ella porque había sido herida.

«Busquemos un lugar para sentarnos», sugirió Wade a Ethan y a los demás. Todos se dirigieron a los sofás para relajarse un rato. Allison los siguió con calma y firmeza, mirando alrededor del club. Sus ojos y oídos se desviaron de sus otros pensamientos por la música a todo volumen y la espesa nube de humo. Estaba a punto de caerse cuando algo se cruzó en su camino, pero una mano le agarró el brazo desnudo y evitó que se cayera. Sintió un escalofrío cuando la persona la tocó. Cuando se enderezó, su espalda chocó contra un pecho duro. Sintió un aliento frío en la oreja. Tragó saliva, sabiendo quién estaba detrás de ella.

«Parece que te llevas muy bien con él».

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