Mamá psicóloga
Capítulo 97

Capítulo 97:

POV Beatriz

“Luces algo tensa”

“Oh, solo… admiraba la casa”

Miento a medias.

“Es muy bonita”.

“¿De verdad?”

Ella sonríe aún más.

“Yo misma la decoré hace unos años”

Ella mira al padre de Lucas.

“Antes este lugar no se sentía como mi casa”.

“Mamá”

El hombre que me trajo aquí interviene.

“Fue tu casa desde que entraste en ella, es solo que papá tardo en darse cuenta”.

“Tienes razón, pero hoy estamos aquí por ti”

El hombre que asumo es el padre de Lucas lo mira.

“¿Cuéntanos exactamente qué sucedió aquí?”

Miro al hombre sentado a mi lado.

Luego a la chica sentada en uno de los sofases con su perro, bebe un poco de su vaso ala expectativa y Lucas sujeta mi mano antes de explicar o mejor dicho, comenzar a mentirles a todos aquí.

“La conocí hace un mes, es una de mis pacientes y aunque no suene ético, en un principio solo quería ayudarla”, me mira.

“Pero luego de un tiempo me di cuenta de que ella era la indicada, la mujer que podría presentarles a ustedes”.

Mi corazón se mueve ante esas palabras.

Sé qué está queriendo decir y que no está agradeciéndome de manera romántica el haber aparecido en su vida como indica esta situación.

Pero mi corazón late irregular de igual forma.

“¿Por qué no nos contaste, hijo?”, le cuestiona.

“¿Por qué esperaste?”

“Porque quería hacer las cosas bien madre”, le responde.

“Espero que ahora puedas dormir tranquila y sin duda”.

No puedo evitar sonreír ante esas palabras.

La mujer frente a los dos carraspea antes de beber nerviosamente de su copa de vino.

“Cariñó, no trajiste antes a ninguna chica y pensé que…”

Ella hace una pausa.

“Solo estabas escondiéndote a pesar de que dijimos que te apoyábamos, pero bueno, debo admitir que me siento un poco feliz”

Ella me mira.

“Pero cuéntanos de ti cariño”, me mira.

“¿De dónde eres?, ¿A qué te dedicas?, ¿Qué te gustó de mi bebé?”

“Mamá no soy un bebé”.

Comenta el chico a mi lado bebo un poco de mi vaso de zumo antes de tratar de contestarle con la verdad porque me siento lo suficientemente mal con mentir como para también inventar una historia.

“Crecí al sur, en un barrio llamado Fiorella”, admito.

“Estudié repostería, pero no lo he puesto en práctica realmente porque… estaba viviendo con mis padres hasta ahora y sobre su hijo…”, lo miro.

“Solo puedo decir que es encantador y que realmente creo que es un ángel que llegó a mi vida para hacerla mucho mejor”

Miro al hombre aludido en mis palabras.

Sus ojos se encuentran en los míos y espero que vea cuanta verdad hay en esas palabras.

“Porque él realmente me salvó, realmente me dio una segunda oportunidad a mí y a mis bebés. El de verdad fue un ángel que apareció cuando más lo necesitaba”.

“Qué lindo”

Esa voz me hace salir de este extraño trance donde mi corazón no deja de latir con rapidez.

“No suelo ser tan elocuente, pero mi hermano me contó de ti”

Ella se pone en pie sonriendo.

“Seamos amigas por Luc, ¿Cuñada?”

Extiende su mano y dudo por un instante antes de tomarla.

La chica me mira un segundo más antes de volver su mirada a su hermano.

“Me gusta ella, luce como una mujer encantadora y buena”.

“¿También te lo parece cariño?”

La madre de mi falso novio sonríe.

“Me encanta, mi bebé escogió bien definitivamente”.

Me siento incómoda ante esas palabras.

Me siento aún peor por estarle mintiendo, pero gracias a cielos llega una chica del servicio para informar que la comida está servida.

La mujer frente a mí se pone en pie seguida de su esposo y la chica con su perro. Lucas me pide quedarnos un segundo más.

Me pongo en pie, pero no sigo al resto de las personas.

El hombre junto a mi toma mi mano y se inclina para hablarme en el oído.

Sé que solo quiere evitar que otros escuchen…

Pero esto se siente extremadamente íntima.

Aunque lo último en lo que debería pensar es en sí esto se siente íntimo o no.

“Gracias por hacer esto, Beatriz”, dice.

“Realmente muchas gracias”.

“Todo está bien”, susurro.

“Solo me siento un poco incómoda por todo esto de mentir”.

Llevo mi mano al rosario en mi cuello que guardo bajo el vestido.

Él toma mi mano al notar este gesto y toma mi mano entre las suyas.

Me doy cuenta de que me ha observado tanto como para saber que esto es un gesto de nervios.

“No te sientas incómoda”, murmura.

“Te prometo que cenaremos y nos iremos a casa”.

Me sonríe de ese modo que hace palpitar más rápido mi corazón.

“Además, te llevaré a esa heladería que últimamente he visto en mi nevera”.

Me sonrojo ante eso.

Sé que he estado gastando dinero de más en ese tipo de helados, pero es porque realmente son lo único que puedo tolerar.

Miro nerviosa al comedor.

Lucas sigue sosteniendo mi mano y ambos caminamos hacia el comedor, sintiéndome más avergonzada por desear que este hombre no suelte mi mano.

“Vengan aquí chicos”, dice la mujer señalando dos sillas a su lado.

“Mandé a servir la comida favorita de mis niños”, mira a ambos, Lucas y su hermana.

“Después de todo no vienen a menudo a casa y hoy hay que celebrar”, me mira.

“Bienvenida a la familia cariño”

.

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