Mamá psicóloga -
Capítulo 82
Capítulo 82:
POV Lizbeth
“Tengo miedo mami”, susurra Lucia.
La abrazo contra mi pecho tratando de conseguir todo el coraje que aún me falta y el carro se acerca a una de las curvas de la desierta carretera.
Abro de un solo tirón la puerta, el molesto tío de Jeremías mira a mi espalda y lo escucho gritar cuando me lanzo del auto.
“¡Maldita hija de p%ta!”
Mi cabeza duele.
Mis manos, todo mi cuerpo duele de una manera espantosamente familiar, algo de tierra se ha metido en mi boca e intento escupirla mientras me pongo en pie como puedo.
Cojeo hacia cualquier lugar para darle más tiempo a los niños de huir, pero realmente no llego muy lejos antes de ser lanzada una vez más contra el suelo.
“¡Qué m!erda haces!”
Me grita pateando mi pierna.
“No me sirves para nada muerta, así que deja de tratar de matarte por tu cuenta”.
“No pienso ir contigo, asesino, ¿Como pudiste hacerle eso a tu propio sobrino?”, jadeo.
El hombre de pie frente a mi grita, me patea aún más fuerte en el v!entre antes de tomarme del cuello una vez más y sus ojos malévolos me aterran mientras su voz es simplemente espeluznante.
“Voy a matarte”, me dice.
“Después de todo Jeremías no puede seguir vivo, así que voy a corregir el error que cometí en el pasado y voy a…”
El eco de un llanto lo hace mirar hacia el auto.
Sus ojos se quedan fijos en el grandísimo bosque alrededor de la carretera.
Me mira con rabia antes de soltarme para ir por los niños.
Trago grueso, me pongo en pie como puedo y corro hasta Anthony tan rápido como soy capaz sujetando una roca que es demasiado pesada.
“¡Muérete hijo de p$rra!”, grito.
El tipo se vuelve en mi dirección y mi respiración se detiene cuando el dolor brota como una ráfaga desde mi costado.
Bajo los ojos hacia mi ropa y cuando la mancha de sangre comienza a fluir me dejo caer en el suelo.
“Te lo mereces”, dice él limpiando la sangre en su mano en su camisa.
“Ahora quédate aquí hasta que traiga a esos molestos niños de m!erda”.
Él se voltea, pienso rápido y aunque sé que sacar el cuchillo de mi v!entre significa que me desangraré lo hago.
Muerdo mis labios para no jadear y con las fuerzas que me queda camino hasta el maldito hombre que se ha inclinado para buscar algo en el auto.
El cuchillo en mi mano se clava directamente en un área dolorosa, me aseguro de hundirlo tan fuerte como para perforar uno de sus riñones y aunque él intenta sacar el cuchillo no se lo permito.
Mi garganta se siente seca.
El frío comienza a apoderarse de mis miembros y caigo sobre el hombre que acabo de apuñalar.
Me desagrada realmente morir tan cerca de un monstruo como él, pero me digo que después de salvar a los niños eso no importa así que dejo que la inconsciencia causada por la pérdida de sangre.
Lo único que me duele es que no podré decirle a Jeremías que lo amo.
POV Jeremías
Camino de un lado a otro de la habitación mientras mi suegra me mira angustiada, mi corazón duele mientras trato de no gritarle a los bastardos de los policías que no sean capaces de hacer nada.
Llevo más de cuatro horas tratando de encontrar al desgraciado de mi tío, pero ellos no hacen nada.
“Jeremías siéntate en la cama”; me dice mi madre.
“Estás poniendo a todos incómodos”, señala mi cabeza.
“Además estás sangrando otra vez”.
“No me pidas que me calme”, le digo.
“¡Porque no puedo hacerlo!”
Señalo a los policías.
No sé qué m!erda están haciendo estos hijos de p$rra.
Salgo de la sala de estar tratando de ignorar a mi suegra y como me siento culpable por hacerla pasar por algo como esto.
Camino hasta el baño, me meto en este después de un minuto para humedecer mi rostro, mis manos se fijan en el anillo en mi dedo, el agua rojiza que tinta el agua me hace maldecir.
Ese maldito hijo de p$rra no puede hacerle nada a Lizbeth o los niños porque voy a matarlo siles hace algo.
Seco mi herida después de limpiarla y una vez tengo mi herida una vez más cubierta, salgo del baño.
Frunzo el ceño cuando veo el caos que se ha desatado.
Me acerco hasta el escritorio donde los policías han montado algún equipo para preguntar qué está pasando.
“Encontramos la señal del móvil”, me informa.
“Saldremos en un minuto cuando…”
Mis ojos miran la dirección en la pantalla.
El policía se da cuenta demasiado tarde de que he visto la dirección y lo escucho maldecir cuando corro hasta mi oficina para tomar mi pistola.
Corro rápidamente fuera de casa, esquivo a los policías para salir corriendo lejos de la casa para ir a buscar a mi mujer por mi cuenta, pero ni siquiera llego muy lejos antes de que una de las patrulla me persiga.
Acelero negándome a dejar pasar más tiempo, llego al lugar una hora después y freno el coche cuando mis ojos ven al coche detenido en medio de la curva.
Me bajo del auto antes de empujar al policía que trata de sujetarme.
Corro hacia el auto congelándome ante el rastro violento junto a la carretera y mi corazón se detiene ante él par de cuerpos inertes junto al auto.
Mi garganta se seca, corro el resto de la distancia que me separa de las figuras junto a la carretera y siento mi corazón detenerse cuando veo a Lizbeth, prácticamente inconsciente, tirada sobre el cuerpo de mi tío.
“Maldito”, grito apartando a mi esposa de él, tomo su pulso después de acostarla sobre la carretera y le tomo el pulso mientras el oficial llama a la policía.
Maldigo cuando su pulso es demasiado bajo.
Miro alrededor tratando de encontrar a mis hijos, pero no soy capaz de verlos.
Me debato entre ir por ellos y quedarme con Lizbeth.
Presiono la herida que sigue sangrando en su v!entre con mis manos y le pido al policía acercarse, este lo hace.
Le exijo sujetar con fuerza en v!entre de mi mujer.
Le tomo el pulso a mi tío, pero realmente no me interesa mucho, rompo mi camisa para pedirle al otro oficial cerca de mi cuidar de su herida también.
No puedo dejar que este desgraciado muera y pague sus culpas tan fácilmente, pero necesito encontrar a mis hijos.
Corro hasta el otro extremo de la carretera, mis ojos notan las huellas que cruzan la pequeña valla de la carretera y corro hasta el bosque.
“¡Lucia!”, grito desesperado.
“¡Lucas, soy papá!”
Corro más rápido para dentro del bosque.
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