Mamá psicóloga -
Capítulo 70
Capítulo 70:
POV Lizbeth
“Yo me iré y…”
“Tú no vas a ningún lugar Lizbeth”
Soy sujetada por el codo.
“Vamos a arriba, necesito hablar contigo”
“Jeremías, nosotros hablamos ya yo no…”
“Hablemos arriba, Lizbeth”.
No tengo tiempo de responder.
Soy arrastrada lejos de la madre de Jeremías hacia las escaleras y mi esposo solo se detiene en medio de una habitación.
Trato de alejarme de él, pero me lo impide.
Sus ojos están fijos en los míos, pero yo no puedo sostener su mirada, no si quiero irme.
“Déjame ir, necesito irme Jeremías”.
“¡No!”, grito.
“No pienso dejar que te vayas, sabía que traerías a los niños con mi madre”
Toma mi mano entre las suyas.
“No tenía planeado casarme, no quería tener una relación, pero no puedo dejar que te vayas”, él toma mi rostro en sus manos obligándome a mirarla.
“Quiero quedarme contigo, quiero que estés en casa cuando llegues, quiero que mis hijos crezcan contigo y quiero…”
Quiero despertarme contigo todos los días que me quedan en esta vida.
Era lo que quería decir pero no dije.
“Tengo que irme Jeremías”, respondo.
“Yo no quiero nada de eso”
Miento tratando de alejarme.
“Solo quería tu dinero y ya lo tengo así que…”
“¡Deja de decir mentiras!”, mi esposo grita.
“Tú nunca dirías eso, así que dime que fue lo que sucedió realmente”.
“No está sucediendo nada, no está…”
“Por favor Lizbeth, no digas eso, confía en mí, no pienso dejar que te vayas”.
Cierro mis ojos, trato de pensar en cómo salir de esta situación, pero no hay forma de que pueda hacerlo cuando el hombre que me gusta me está pidiendo quedarme con él y los niños.
Jeremías me obliga a mirarlo una vez más.
“Dime qué está pasando, estoy aquí para ayudarte”, me besa.
“No estás sola, Lizbeth, estás conmigo”.
Esas palabras terminan de destrozarme.
Me aferro a él cuándo mis piernas ceden y Jeremías me lleva hacia la cama de la habitación, me abraza en silencio mientras trato de calmar el llanto que todo el estrés ha provocado y supongo que puedo contarle la verdad.
“He estado recibiendo llamadas”, musito contra su pecho.
“Al parecer el accidente que tuve hace unos años era en realidad…”
No soy capaz de decirlo.
“A parecer interferí con el plan de alguien más y me dijeron que debía irme o que los niños estarían en peligro”
Lo miro.
“No quiero irme, pero no quiero poner a los niños en problemas”
“No vas a poner a nadie en problemas”, me dice.
“Porque voy a cuidarlos a todos, así que no digas otra vez que te vas, porque ya te dije que no quiero que te alejes de mi familia y que seamos un matrimonio, uno de verdad”
POV Jeremías
“Estos son los informes que mandó a pedir”, dice mi contador dejando las dos carpetas bastante anchas sobre mi escritorio.
“Realmente no vi nada extraño en los informes generales del grupo, pero definitivamente las ganancias de la sección farmacéutica son bastante diferentes”.
“¿Aún no llegan los informes de esa sección?”
Miro mi reloj.
“Quiero una reunión, apenas tenga un resultado”
Me pongo en pie.
“También necesito que hagas un retiro de mi cuenta personal de treinta mil dólares”.
“¿Treinta mil?”, mi contador duda.
“¿Por qué necesita ese dinero señor?, no quiero sonar entrometido, pero…”
“Tengo una casa que me gustaría comprar”, respondo.
“Pero preferiría que dejara esto entre los dos, es una sorpresa”.
“Comprendo”
Mi contador se pone en pie.
“Tenga un buen día, le informaré si tengo noticias de la investigación que solicitó”.
“Excelente”.
Espero a que mi trabajador salga de la oficina antes de marchar el número de Lizbeth, ayer la detuve, pero sigo preocupado de que intente escapar.
Le pedí a mi chofer que consiguiera un guardia de seguridad para ella y reforcé la seguridad de mi propia casa solo para evitar que algo suceda.
No sé realmente si ella se metió en un problema o si quizás solo es su estúpido ex tratando de asustarla, pero me di cuenta de que no quiero que sé.
Sonrío pensando que quizás podría darme una segunda oportunidad, que han pasado suficientes años como para intentar conocer a alguien otra vez y que después de todo ella no es Elena.
“¿Sucede alguna cosa?”
“No, realmente no sucede nada”, digo sonriendo ante la preocupación en su voz.
“Yo solo… estaba pensando en ti”.
“¡Oh!”
Noto la vergüenza en esas palabras.
“Yo… yo también estuve pensando en ti”.
“¿Por qué no llamaste entonces?”, cuestiono sonriendo como un tonto en mi vacía oficina.
“Me hubiese encantado escuchar eso de ti espontáneamente”.
“Por favor Jeremías no digas esas cosas”, sonríe.
“Me da pena”.
“¿Por qué?”
Me pongo en pie sin poder quedarme quieto en mi silla.
“Lo único que deseo ahora mismo es estar ahí contigo, con los niños, quizás almorzar juntos y luego irnos a tomar una siesta, pero sin realmente dormir”.
“¡Jeremías!”
Mi esposa chilla bajando la voz.
“No digas esas cosas”
“Te dije que quiero estar contigo todo el tiempo, he pensado que cuando todo esto termine quizás podríamos irnos juntos de vacaciones”.
“Suena bien”, murmura.
“Yo… Hace años que no voy a ningún lugar…”
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar