Mamá psicóloga -
Capítulo 47
Capítulo 47:
POV Jeremías
Me sorprende la forma en que acaban de llamar a la mamá de Lizbeth.
Mi esposa secas sus lágrimas rápidamente antes de ir hacia los pequeños.
Los besa rápidamente en la mejilla antes de besarlos con genuina alegría de verlos.
“¿Qué hacen aquí?”, dice sonriendo.
“Pensé que estarían en casa”.
“Papá dijo que iríamos a cenar”, mira a la mamá de Lizbeth.
“¿Vienes con nosotros, abuela?”
“¡Oh, no, no!”
“Por favor abuela”, pide Lucas.
“Vamos a un lugar genial”
Lucas me mira.
“¿Papi podemos ir al restaurante donde celebramos el primer cumpleaños de Lu?”
Me quedo sin palabras ante ese comentario.
“¿Podemos?”
“Es que no recuerdo…”, carraspeo.
“No recuerdo la dirección cariño”.
Lizbeth me mira extrañada.
Mi hijo hace un puchero rápidamente y mi mujer me toma del brazo notando la conmoción en mi rostro.
Le hace una señal a su madre para que desvíe la atención de los niños para que así Lizbeth pueda sacarme fuera de la habitación.
“¿Acaso Lucas mencionó algo del pasado?”
Ella me mira con emoción.
“¿Es eso verdad?”
“Sí, el cumpleaños de Lucía fue justo un año antes del accidente”.
“¡Pero eso es excelente!”, sonríe dándome un beso de emoción.
“¿No crees?, llamaré a mi profesor y agendaremos una cita”
Sonrío ante su clara emoción.
“Creo que debemos ir a ese lugar que Lucas mencionó”, me insiste.
“Quizás sea un buen momento para iniciar con lo que te comenté de exponer sutilmente a los niños a cosas de su pasado o con referencia a su trauma”
“No lo sé Lizbeth, no quiero que Lucas tenga una crisis o…”
“Estaremos juntos, los dos”, ella toma mis manos.
“Juntos para él, creo que eso podría ayudarlo”
POV Lizbeth
“Vamos mamá, solo serán unas horas”; pido tratando de distraer a mi madre de este mal momento.
“Es solo una cena”, señalo a la puerta.
“Los niños están aquí también”
“No sé hija, si tu padre…”
Sus ojos se llenan de lágrimas.
“Si tu padre…”
Chasqueo la lengua, abrazo a mi madre comprendiendo que está atravesando uno de los momentos más difíciles desde que papá está enfermo y sé que no tenemos mucho por hacer más que esperar y cuidar de él mientras esperamos.
Realmente me habría derrumbado si Jeremías no hubiese aparecido y me hubiese traído a los niños.
Quizás si me quedo más tiempo con mi madre en esta habitación esperando una buena o mala noticia, mi estrés me habría hecho colapsar.
No quiero ver a mi madre sufrir.
No quiero sentirme impotente sin poder realmente salvar a mi padre, por eso siempre ha sido tan cansado…
Si realmente lo pienso nunca pude apoyarme en mi ex novio, a pesar de que solía preguntar por la salud de mi padre y me decía que estaba en las mejores manos, nunca estuvo ahí para abrazarme cuando sentirme que el mundo estaba completamente sobre mis hombros.
“Venga mamá”, trato de sonreír.
“¿Te conté que Lucas tiene un trauma y parece que acaba de sentirse confortable como para comentar algo de su pasado? Vamos a ese lugar, e intentemos ver cómo reacciona”.
Después de unos minutos de duda mi madre por fin acepta ir.
La veo mirar con pesar la cama vacía de la habitación y acaricio ligeramente sus hombros para llegar a donde mi esposo espera junto a sus hijos.
“¿Si va con nosotros?”
“Sí, muchacho y gracias por todo lo que estás haciendo…”
Mi madre se quiebra una vez más.
Lucas la mira con pesar en sus ojitos y se baja de la silla donde ha estado sentado para pedirle a mi madre cargarlo.
Esta lo hace tratando de recomponerse.
Por otro lado, mi pequeño niño la abraza con sus manitas e intenta confortarla haciendo que incluso yo tenga ganas de llorar.
“No llores, no me gusta ver a las personas llorar”, suspira.
“Además, papá dijo que si soy bueno no llorarás, voy a ser bueno”.
“Sí, cariño, sé que serás un niño bueno”, murmura mi madre.
Jeremías camina hasta mí para colocar su mano en mi pintura peor cuando una de las enfermeras se acerca me aparto del al instante.
No necesito rumores en las últimas semanas que me quedan para obtener mis notas.
“Ve adelante”, le pido.
“Lleva a mi madre y los niños al estacionamiento, iré por mi bolsa y nos reuniremos ahí”.
“No necesitas tu bolsa, solo vamos a…”
Él trata de tomar mi mano, pero me niego.
Mi madre nos mira con comprensión y le pide a Lucia seguirla hacia el ascensor.
Mi esposo toma mi mano con enfado.
“¿Qué estás haciendo?”, murmuro tratando de apartarme.
“Pueden vernos y dijiste que no querías rumores”.
“Da igual, todos saben que tenemos algún tipo de relación”
Alza mi mano.
“Estás temblando, Lizbeth, tienes la respiración descompasada y aunque no quieras admitirlo estás a punto de tener un ataque nervioso”
Lleva su pulgar a mi mejilla.
“No quiero que estés sola, no estás sola. Estoy aquí y no voy a soltar tu mano, así que caminemos hacia el ascensor para ir a cenar con mis hijos, con tu madre. Como una familia”.
Mi corazón se llena aún más.
Siento mis piernas, mientras el estrés se disipa rápidamente.
Mi esposo me abraza, sus manos me rodean con rapidez antes de permitirme recostarme sobre su cuerpo durante unos minutos más.
Siento que esto es lo que he estado necesitando, que este hombre es sin duda alguna el tipo de persona que necesité desde mucho antes e intento desviar mi cabeza del pensamiento extraño dentro de mí que desea quedarse a su lado.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar