Mamá correcta, papá equivocado -
Capítulo 86
Capítulo 86:
Xavier escuchó las súplicas desesperadas de Kate, entendió su lógica y asintió en silencio. Sabía que esas noticias les causarían daños a las empresas de su familia, tanto a los Ferreri y los Sebastini, pero en ese momento su principal prioridad era encontrar a su hija y asegurarse de que estuviera a salvo.
No podía dejar de maldecir a Laurent, esa mujer era el demonio personificado, inhalaba pura maldad. Le costaba creer como una persona podía tener el corazón tan contaminado como ella.
El resto del vuelo estuvo lleno de tensión y silencio. Xavier estaba ensimismado en sus pensamientos, tratando de encontrar una salida para ese embrollo que había armado Laurent. Kate estaba temerosa de lo que pudiera pasar, no podía contenerla angustia que le presionaba el pecho, como si quisiera hundir su existencia.
Cuando aterrizaron en R%ma, Xavier se apresuró a llamar a sus contactos en la policía para ver si tenían alguna pista de Ángela y Laurent. Pero cada llamada fue una decepción, no había nada que pudieran hacer sin más información.
Xavier se sentía impotente. No podía creer que estuviesen a merced de esa loca, cada vez que creían que podían desenmascararla y tener el control, ella se sacaba un as debajo de la manga.
Mientras tanto, Laurent y Ángela estaban en un lugar desconocido. Tenía a la niña sujetada por las muñecas y las piernas, amarrada a una silla de madera.
La niña estaba asustada y confundida, con su rostro mojado de lágrimas. No entendía por qué su mamá la quería lejos de su papá y de su casa, no podía procesar porque la odiaba tanto, si se supone que era su hija… pero ella jamás le había mostrado amor genuino, siempre se había acercado con un interés de por medio.
Si antes no se atrevió a accionar en su contra, fue porque su padre adoptivo la mantuvo a raya, pero ahora parecía desesperada por tener el control sobre su verdadero padre.
Laurent, por otro lado, estaba disfrutando del poder que tenía sobre ellos. No podía dejar de sonreír con malicia mientras le acariciaba el cabello a la pequeña.
“No te preocupes, mi amor. Papá vendrá muy pronto a buscar a su nenita… quizás venga también tu tita querida”. Pronunció con voz seductora.
“¿Por qué me haces esto? ¡¡¡Soy tu hija!!! ¿No tienes el mínimo amor por mí?”. Lloraba Ángela tratando de entender por qué Laurent se comportaba así: “¡Suéltame! Por favor… ¿Por qué quieres mantenerme aquí?”.
Laurent sonrió maliciosamente.
“Pobrecita niña”. Se burló: “Porque quiero asegurarme de que tu papá haga lo que yo quiero, no deseo que se case con Tamara, quiero tenerlo en mis manos y que pueda ser yo la que lo saque de su situación, seré su salvadora”.
Ángela tembló de miedo. No podía creer que su mamá fuera capaz de hacerle algo así a ella y a su padre. Pero sabía que tenía que ser fuerte y encontrar una manera de escapar.
Justo en ese momento, Laurent recibió un mensaje. Había contratado unas personas para que vigilaran la casa de los padres de Xavier, la propia casa de este y que estuvieran al pendiente del aeropuerto donde llegaban los vuelos privados.
“Llegó Xavier y no lo hizo solo, tal como le informaron de Estados Unidos, su hermana se vino con él”.
“Así que te viniste hermanita… estoy seguro de que a estas alturas tu maridito ya debe saber la clase de p%ta que eres”. Se burló en voz alta.
Tomó su teléfono y envió un mensaje.
[Ni se te ocurra defender a Xavier, porque no solo perderás a tu perfecto príncipe azul, sino que no volverás a ver a Ángela. Por eso necesito que te vengas a la dirección que te voy a dar, no me traiciones. Te conviene ser la víctima, por eso necesito grabarte para subirte en las redes sociales. No le digas nada a nadie y ve cómo te escapas. Si me llegas a traicionar Ángela muere]
Envió el mensaje y soltó una carcajada siniestra.
Kate estaba chequeando su entrada al país cuando recibió una notificación en su teléfono, la abrió y su rostro se descompuso un poco. Xavier la vio y le preguntó.
“¿Qué ocurre?”.
Ella negó con la cabeza.
“No es nada… Xavier, por favor no publiques el vídeo de mi aclaratoria hasta que no aparezca Ángela. Y cuida a mi niña, dale el amor que yo nunca le he podido dar”. Dijo la mujer mientras se limpiaba las lágrimas que se agolparon en sus ojos.
“¿Qué está pasando Kate? ¿Por qué siento que te estás despidiendo?”. Preguntó preocupado, porque sabía que ese mensaje que recibió era de Laurent.
“Todo está bien, Xavier. Déjame hacer una visita a una conocida y estaré de vuelta”. Expresó.
Ella comenzó a caminar por el largo pasillo, y Xavier le hizo una seña a Michelle, quien estaba junto a él.
“Necesito seguirla, llama a mis hombres, que me esperen en la entrada”.
Xavier caminó con pasos firmes y largos para no perderla, mientras ella lo hacía con rapidez, aunque para su buena suerte, ella no giró ni una sola vez.
Kate sabía que no podía confiar en nadie más que en sí misma para enfrentar a Laurent. Sabía que todo era un plan para chantajearla, pero necesitaba cortar eso de raíz, no quería que su hija viviera bajo la sombra de la maldad de su tía, era hora de detenerla.
Mientras tanto Tamara caminaba de un lado a otro con nerviosismo, Freya trataba de calmarla.
“¡Fui una irresponsable! No debí dejarla sola, tenía que mantenerla a mi lado ¿Cómo le voy a ver la cara a Xavier después de esto?”. Señaló con mortificación.
“No es tu culpa, si a eso vamos, la responsabilidad es de todos, nos confiamos. En verdad jamás creí que Laurent se convertiría en una mujer sin corazón capaz de hacerle daño de esa manera a su propia hija”. Respondió Gálata con incredulidad.
“El problema Gálata”. Le dijo tuteándola porque ella así se lo pidió: “Es que Laurent no es la verdadera madre de Ángela”.
Ante las palabras de Tamara, la mujer abrió los ojos de par en par con sorpresa.
“¿Cómo qué no?”.
“Es hija de Kate, porque Laurent la dr%gó a ella y a Xavier, e hizo que estuvieran juntos”. Respondió Tamara mientras Gálata negaba con la cabeza, sin poder contener su enojo.
“Entonces esos vídeos ¿Son ciertos?”. Interrogó con incredulidad.
“Estaban dr%gados, solo que en la forma en que fueron grabados no permite visualizarlo”.
En ese momento repicó el celular de Gálata y ella lo respondió.
“Aló ¿Matteo? ¿Qué pasó?”.
“Encontramos el paradero de Laurent, está en una casa abandonada en una zona rural en las afueras de R%ma. Voy air con la policía, van a asegurar el área y arrestarla”.
Gálata miró a Tamara con una sonrisa de alivio.
“¡Encontraron a Laurent! Seguro allí está Ángela. Ya van camino hacia allá”. Dijo emocionada.
Tamara sintió una mezcla de esperanza y temor. Estaban más cerca de rescatar a Ángela, pero también se enfrentaban a la posibilidad de un enfrentamiento peligroso con Laurent.
“Podemos ir a ver, aunque sea de lejos ¿El señor Matteo no le mandó la dirección?”.
“Tamara, no creo que sea buena idea, será mejor que los esperemos aquí”. Propuso Gálata.
“Podemos esperarlos allí, pero en un sitio más alejado… por favor”. Pidió y tanto fue su insistencia que Gálata accedió.
Las tres; Tamara, Freya y Gálata subieron al auto, pero fue esta última quien condujo. El corazón de Tamara latía con fuerza mientras conducían hacia la casa abandonada, tenía miedo de lo que pudieran encontrar, solo suplicaba al cielo que todo saliera bien.
Finalmente, Kate llegó a su destino, una casa solitaria alejada de la ciudad. Con cuidado abrió la puerta y se adentró en la oscuridad del lugar. Fue entonces cuando la vio, a Laurent sentada en una silla a un lado de la habitación.
“Kate, hermanita, qué sorpresa tan agradable”. Dijo Laurent con una sonrisa malvada, mientras la apuntaba con una pistola Glock G19.
“Ya estoy aquí, voy a hacer lo que tú digas, pero debes dejar ir a Ángela”. Dijo viendo a la niña amarrada de una silla en el centro del salón: “Ella es inocente de todo, es una niña, no puedes ser tan cruel ¿Por qué haces esto? Se trata de tu propia sangre”. Inquirió Kate sin poder contener las lágrimas.
Laurent la miró con odio y se acercó a ella, tomándola del mentón.
“¿Mi propia sangre?”. Preguntó con una expresión de burla: “Eres descarada Kate, sabes que ella no es mi propia sangre, es de la tuya ¡Es tu hija!”.
Exclamó mientras Ángela, que había permanecido en silencio, abrió los ojos de par en par. Aunque lo sospechaba, comprobarlo producía muchos sentimientos en ella.
“Pero igual soy tu hermana y eso la hace tu sobrina, sigue siendo tu propia sangre”. Le dijo Kate, mientras pensaba en una forma de desarmarla.
“Te equivocas Kate, eres tan ingenua… no soy tu hermana porque no soy hija biológica de Lesbia… eres tú la que tiene su sangre, la niña que siempre esperó, la que apareció para quitarme mi felicidad y por eso te odio con toda mi alma, por eso quiero hacerte sufrir… quiero que dependas de mí y que me supliques piedad”. Expresó la mujer con los ojos inyectados de sangre, mientras Kate no podía ocultar su rostro lleno de sorpresa.
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