Mamá correcta, papá equivocado -
Capítulo 43
Capítulo 43:
Aunque Xavier había llegado hace varios días de su viaje, debió enfrentar una situación en la empresa y hasta que no la solucionó no estuvo libre. Después, estaba buscando la manera de armarse de valor para enfrentar a Tamara, sabía que no actuó de la manera correcta, pero es que cuando se estaba herido como él estuvo, las cicatrices se hacen dolorosas y cualquier roce, provocaba una reacción. En realidad, él tenía miedo de que sus heridas se volvieran a abrir, de nuevamente ser lastimado.
Por eso luego de pasar por el apartamento de Freya y explicarle sinceramente lo sucedido y casi suplicarle por conocer el paradero de Tamara. Esta le dijo dónde encontrarla, y ahora estaba camino a la casa de la mujer con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Sabía que la situación no iba a ser fácil, pero no podía evitar sentirse nervioso ante la idea de tener que enfrentarse a ella después de las imágenes y vídeos que habían circulado.
Sus pisadas resonaron en el pasillo mientras se acercaba a la puerta y tocaba el timbre. Unos segundos después, escuchó el sonido de los pasos de Tamara acercándose.
La puerta se abrió y Tamara apareció en el umbral con los brazos cruzados sobre el pecho. A primera vista, parecía tranquila, pero cuando la detalló pudo ver sus ojeras, tenía los ojos rojos y una expresión mezcla de dolor e ira.
“Tamara, necesito hablar contigo, por favor”. Murmuró en tono suplicante.
Aunque parecía tranquilo por fuera, por dentro estaba aterrado.
“Lo siento Xavier, pero nosotros no tenemos nada de qué hablar, no tenemos temas de conversaciones en común, yo soy escultora y tú eres un empresario. Tenemos perspectivas distintas de vida, yo los problemas lo soluciono y tú corres de ellos, así que la diferencia entre nosotros es abismal”.
“Por favor Tamy, escúchame por lo menos un minuto, hablemos”. Le suplicó: “Necesito explicarte lo que pasó”.
“No necesitas explicarme nada, Xavier”. Respondió Tamara de manera fría: “Ya vi todo que se necesitaba saber”.
“Estaba resentido, por eso actué de esa manera, quería olvidarte… escúchame Tamy”. Dijo él, acercándose a ella.
Tamara suspiró y lo miró fijamente.
“Realmente no sé de qué deseas hablar, yo no tengo nada que decirte”.
“Quiero explicarte las razones por las que me fui. Te vi besándote con Joel y me sentí herido, por eso decidí poner distancia, tratar de olvidarte con otras mujeres, pero no lo logré porque ninguna era tú”. Pronunció con vehemencia: “Lamento tanto no haber ido a hablar contigo y pedirte explicaciones”.
“Es verdad, esas mujeres con quien andabas no son yo. Porque ninguna es tan idiota como yo, ellas no tardarían tanto tipo en darse cuenta de la verdad, aunque la tuviera frente a sus narices”. Expresó pensativa: “Lo siento Xavier, no quiero más explicaciones, ni visitas, ni paseos, ni cenas en restaurantes lujosos. Simplemente, no tengo nada que dar… por favor, así como te fuiste estás tres semanas sin siquiera recordarme, sigue tu vida tal cual como esta y no me molestes”.
“Me dijiste que podíamos ser amigos”: Murmuró tratando de encontrar una salida para justificar su presencia.
“Es cierto, aunque eso fue antes, ahora retiro la oferta. Ya ni siquiera me interesas como amigo, no eres una persona confiable… ahora, por favor, ve a buscar esas lindas modelos, actrices y princesas con las que te las pasas y déjame a mí en paz”. Dicho eso, le cerró la puerta en la cara y se dejó caer rodando por la puerta hasta sentarse en el suelo.
Ella comenzó a llorar, de sus labios salían grandes sollozos porque sentía como si le hubieran enterrado un puñal en el pecho y allí la estuvieran martirizando, porque ese dolor era demasiado punzante y sentía vergüenza en compartirlo. No quería que su tragedia fuera causa de risa o de lástima en los otros.
Xavier se quedó parado frente a la puerta por varios segundos, sintiendo una enorme culpa y tristeza por lo que acababa de suceder. Quería gritarle que le diera otra oportunidad, quería decirle que la amaba, pero sabía que eso sería en vano, ella no le creería porque no había hecho nada para demostrárselo. Él había huido como un cobarde sin siquiera escucharla, sin darle el beneficio de la duda, y no conforme con eso se fue de fiesta con otras mujeres.
“Ella tiene razón, si yo estuviera en su lugar y hubiese visto todo lo que salió sobre mí, actuaría igual a ella”.
Pero no quería renunciar a ella, no podía seguir con su vida, porque había comprobado que ninguna mujer podría hacerlo sentir lo mismo que Tamara le producía con un leve roce.
Salió del edificio con lentitud mientras caminaba hacia su auto, estaba tratando de controlar esa profunda tristeza que se le instaló en el fondo de su corazón.
Ya había pasado por esto antes, sabía cómo era la sensación de perder a alguien que amaba, o eso creyó. Esta vez era diferente, porque Tamara no era como las demás, ella era distinta, no era interesada, decía lo que sentía sin ningún titubeo.
No podía perderla, estaba empeñado en hacer algo para recuperarla, para ganarse su confianza de nuevo. Y sabía exactamente lo que tenía que hacer.
Xavier convocó a todas las mujeres de su familia, su madre, abuelas, hermana, tías, primas y las invitó a la suite.
Todas estaban sorprendidas y ansiosas cuando llegaron.
La primera en hablar fue su hermana.
“¿A qué se debe esta convocatoria de solo mujeres?”. Preguntó con curiosidad.
“Me gusta una mujer. Ella resultó ser casada, pero empezó su proceso de divorcio… pero he metido la pata hasta lo más hondo con ella en dos oportunidades”.
Enseguida comenzó a contarle con detalles, mientras las mujeres negaban con la cabeza.
“Gálata, ¿Estás seguro de que este no te lo cambiaron chiquito? Salió bruto el condenado”. Profirió su tía Alondra.
“Ay no, es que el pobre no le perdió pinta al bruto de su abuelo Sebastián”. Sentenció su abuela Sofía.
“Para qué te digo que no, si es así. Aunque el pobre por Nick tampoco es que tenga mucho que dar ¿Y qué quiere que nosotras hagamos?”. Interrogó su abuela Bella.
“Necesito que entre todas me den idea para reconquistarla, porque hoy cuando fui hablar con ella y explicarle todo, me mandó al diablo. Me dijo que me fuera a buscar modelos, actrices… se veía tan triste y decepcionada”. Susurró con pesar.
“Ponte en su lugar, se está divorciando, seguro porque el marido era un desgraciado y luego apareces tú, pero resulta que no eres una perita en dulce”. Respondió su prima Carlotta: “Yo lo mínimo le arrojo agua caliente”.
“Yo lo mando a sacar con seguridad”. Dijo su prima Antonella.
“Yo llamo a la policía”. Agregó la prima Sebastiana.
“Ay no ya, mi pobre nieto las llamó para que le den ideas para reconquistar a la mujer, ya déjenme a mi niño quieto ¿Verdad mi tesoro?”. Musitó Anabella besando a su consentido.
“Bueno, está bien, anota allí”. Dijo Sofía: “Nada de flores ni de esas cosas comunes, debes hacer lo mismo que tu abuelo Nick, él mando un helicóptero con una pancarta diciendo que me amaba, así que lo que harás debe ser algo impactante”.
De pronto todas empezaron a hablar al mismo tiempo, exasperando a Xavier. No sabía en qué estaba pensando cuando las invitó, todas esas mujeres de su familia estaban muy locas, mientras su Tamara, era una chica con carácter, pero sería, nada que ver con ese relajo.
Lo que no sabía Xavier es que cuando las mujeres de su familia entraron la prensa las vio, les tomaron fotos, y lo acusaron de tener una orgía en su suite.
Por eso, mientras él estaba reunido estableciendo un plan de conquista, la prensa sacaba que en ese momento estaba teniendo una org$a y eso estaba viendo Tamara.
“Definitivamente, los hombres no sirven. Los únicos buenos son los de mi familia, del resto, ni uno solo”. Suspiró, y se estaba acomodando en el sofá cuando sonó el timbre de la puerta.
Se levantó, pensando que era Xavier quien venía para disculparse por la org$a que tenía. Pero al observar por la mirilla, vio que se trataba del amante de Joel, Corian. Por un momento dudó en abrirle, pero al final la venció la curiosidad.
“Señor Corian ¿A qué se debe su visita?”. Interrogó viéndole el golpe en el ojo: “Ya vi que fue objeto de demostraciones de amor de Joel”.
“Sí, pero debería verlo a él, le aseguro que no quedó mejor que yo ¿Puedo pasar?”.
Ella asintió apartándose a un lado.
“Dígame a que se debe su visita”.
“Sinceramente, lo pensé muy bien antes de venir. Me quedé pensando en si debía seguir callando esto, pero creo que usted tiene el derecho a conocer la verdad”. Articuló el hombre con un suspiro, se veía que esa situación lo tenía bastante nervioso.
“Últimamente, he conocido tantas verdades impactantes, que no creo que otra más vaya a hacer la diferencia. Después de enterarme de que el hombre con quien estuve casada cinco años es g$y, no creo que nada más me vaya a impactar más”. Habló con un suspiro: “Hable sin temor”.
“Le aseguro que esto es más grave, y le juro que lamento haberme prestado para todo esto, nunca quise hacerle daño”. Corian se veía nervioso, hasta una tenue capa de sudor cubrió su frente.
“Hable de una vez que me tiene ansiosa”.
“Señora Tamara, Joel es estéril”. Soltó el hombre y la chica comenzó a negar.
“No, creo que allí si está equivocado, la prueba de que es mentira lo que dice está en mi vientre, estoy embarazada y tengo ocho semanas de gestación si considero la última menstruación. Fue concebido por inseminación artificial, pero aquí está”. Expuso nerviosa llevándose la mano al vientre.
“Joel es estéril y las muestras que llevó no eran suyas, sino mías. El bebé que lleva en su vientre se inseminó con mi s%men, yo soy su padre biológico”. Susurró el hombre en voz baja, viendo el dolor en el rostro de Tamara, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.
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