Madre correcta, padre equivocado -
Capítulo 61
Capítulo 61:
Durante el resto del día, Xavier no dejó de demostrarle de decenas de manera distintas cuánto la deseaba, le enseñó a descubrir su cuerpo y su se%ualidad. Al principio ella se sintió avergonzada, porque Joel jamás le permitió descubrirse, decirle cuando le gustaba o no algo, ella se convirtió en una persona mecánica. Cuando él decidía tener se%o, solo le abría las piernas y sin ningún preliminar se enterraba en ella, sin caricias, ni palabras dulces.
Ella lo sentía como un deber, porque casi siempre resultaba doloroso y nada placentero, su desconocimiento le hizo pensar que eso estaba bien y que no existía otra forma de disfrutar del se%o. No fue hasta el momento cuando Xavier y ella tuvieron su primer acercamiento en la casa de sus padres, que ella entendió que estaba equivocada. Aunque eso no se comparaba con cómo se había sentido durante esas horas en las cuales habían estado juntos.
Ella se sentía complicada. Sabía que Xavier significaba mucho para ella, que él la deseaba. No sabía qué decir o hacer, todo parecía tan emocionante y al mismo tiempo aterrorizante.
Se sentía responsable de sus propias acciones y temía cómo se sentiría después de todo eso, especialmente si él la abandonara. A pesar de las palabras dichas por Xavier, la duda la martirizaba y su conciencia desconfiaba, porque todo le parecía demasiado perfecto para ser real.
Suspiró con frustración y Xavier, que hasta ese momento solo la observaba con una expresión de ternura en su rostro, se incorporó sin dejar de verla mientras le acariciaba con suavidad su vientre. Ella se giró para verlo y él vio una vez más la duda en sus ojos.
“¿Qué pasa Tamy? Dime ¿Qué debo hacer para que dejes de dudar?”. Inquirió preocupado.
“Lo siento Xavier, te juro que estoy tratando de procesar todo esto y aceptarlo, pero me cuesta mucho… quizás han sido muchos años viviendo entre las sombras, y la indiferencia. Creo que tendrás que tenerme paciencia”. Expresó y él la besó con suavidad.
“Toda la paciencia del mundo, mi bella… pero ahora me voy a levantar a prepararte un exquisito y nutritivo plato para que repongas energía”.
“¿Y si pedimos comida a domicilio?”. Propuso ella.
“¿Eso quieres?”. Interrogó y ella asintió: “¡Entonces hagámoslo!”.
Mientras él se encargaba de hacer la llamada, ella no dejaba de observarlo. No podía negarlo, no solo estaba completamente atraída por él, iba más allá se había enamorado por completo, estaba encantada que la hubiese ayudado a descubrir su se%ualidad.
En un inicio, experimentar el contacto con Xavier fue aterrador, e%citante y liberador a la vez. Por momentos la hacía olvidar de ese pasado doloroso y la hacía sentir deseable, pero luego las dudas volvían a ella, despertando de nuevo su inseguridad.
Atendiendo la petición de Tamara, Xavier decidió pedir comida asiática para disfrutar de una cena tranquila junto a Tamara. Mientras esperaban la entrega, prepararon la mesa y se acomodaron en sus sillas. Por eso cuando llegó la comida, enseguida se sentaron a comer.
La deliciosa fragancia de los platos recién hechos llenaba el ambiente, abriendo aún más el apetito de Tamara, que tenían un hambre voraz.
Ella agarró a escondidas una pieza de pollo agridulce mientras Xavier habría otro de los envases, igualmente él la vio y no pudo evitar reírse.
“Parece que nuestro bebé está ansioso por comer. Huele increíble, ¿Verdad?”.
Tamara se sonrojó al ser descubierta, se sintió tan avergonzada que sus mejillas se sonrojaron.
“Si, parece que el bebé tiene hambre. ¡Tiene un apetito voraz! No puedo resistir la tentación de comer”.
Xavier, comprensivo y divertido, le sirvió generosamente una porción de uno de los platos principales. Observó cómo Tamara devoraba su comida con entusiasmo y velocidad.
Tamara, mientras comía, se disculpó.
“Lo siento, Xavier. No puedo controlar mi apetito últimamente. Es como si el bebé necesitara mucha comida”.
“No tienes que disculparte, cariño”. Le dijo el hombre sin dejar de sonreír: “Es normal que tengas más hambre durante el embarazo. Nuestro hijo está creciendo y necesita nutrirse adecuadamente”.
Tamara agradeció la comprensión de Xavier, luego se detuvo por un momento y miró al hombre con una expresión de preocupación.
“¿Crees que estoy comiendo demasiado?”.
“No, en absoluto”. Pronunció afectuosamente: “Estás alimentando a nuestro hijo y eso es lo más importante. Queremos que crezca sano y fuerte”.
Tamara sonrió aliviada y siguió disfrutando de su comida, pero esta vez con una sensación de tranquilidad. Sabía que tenía el apoyo de Xavier y que estaba haciendo lo correcto al cuidar de su bebé.
Xavier continuó sirviendo más comida en el plato de Tamara, asegurándose de que tuviera una variedad equilibrada de sabores y nutrientes.
“Es esencial que comas de todo un poco: proteínas, verduras, carbohidratos. Así nuestro hijo recibirá los nutrientes necesarios para su desarrollo”. Expresó el hombre con seriedad.
Tamara asintió, agradecida por las recomendaciones de Xavier. A medida que disfrutaban de su cena, compartieron momentos de risas y conversaciones sobre el futuro de su familia.
“Sabes, no puedo dejar de sentirme feliz de solo imagina que pronto tendremos a nuestro hijo en brazos, estoy seguro de que seremos una familia feliz”.
“Yo estoy tan emocionada por ese momento. Quiero darle lo mejor a nuestro hijo y asegurarme de que crezca con amor y cuidado, aunque a veces me preocupa de no hacer lo correcto para él o ella”. Declaró con un suspiro de preocupación.
Xavier se levantó de su asiento y comenzó a acariciar el vientre de Tamara, al mismo tiempo que besaba su cuello con ternura.
“Y así será, mi amor. Juntos cuidaremos de él proporcionándole una vida llena de amor y oportunidades”.
Tamara sonrió mientras acariciaba la mano de Xavier. En ese momento, sintió una profunda gratitud por tenerlo a su lado, apoyándola y guiándola en el hermoso viaje de la maternidad.
Después de terminar la comida, Xavier volvió a envolver a Tamara en un gran abrazo, mientras ella bostezaba.
“¿Estás cansada?”. Interrogó sin dejar de observarla.
“Sé que no he hecho nada, pero siento mucho sueño, y por más que intento ahuyentarlo, no puedo”. Se justificó.
“Está bien Tamy, no hay ningún problema. Si tu cuerpo quiere descansar es bueno, no te preocupes porque no tienes que justificar tus acciones frente a mí».
“Gracias por ser tan comprensivo”.
Él asintió: “Déjame recoger todo esto, espérame en la cama”.
Ante su propuesta ella negó con la cabeza.
“Quiero esperarte aquí”.
“Está bien nena, como desees”.
Xavier trató de recoger todo en tiempo récord, cuando salió la encontró con los brazos cruzados en la mesa y la cabeza apoyada en ellos, se había quedado dormida. Con cuidado de no despertarla la levantó y la recostó con suavidad en la cama, se sentía tan emocionado que no podía dejar de observarla.
Se la imaginaba dándole de amamantar a su bebé y su sonrisa se ensanchó, no supo en qué momento se quedó dormido en la misma posición en que la observaba, cuando se despertó al amanecer encontró a Tamara durmiendo a su lado.
Ella respiraba suavemente, con su oscuro cabello extendido a su alrededor como una cascada de medianoche. Su rostro estaba relajado y tenia los labios entreabiertos, cada detalle de su ser le parecía perfecto, era como una obra maestra de la naturaleza.
Un rayo de luz de la mañana entró a través de la ventana abierta, bañando el rostro de la mujer con un brillo dorado. Xavier se acurrucó junto a ella, apoyando suavemente su cabeza en el pecho de ella, sintiendo los latidos tranquilizadores de su corazón.
Un sentimiento de paz y de alegría se apoderó de él, como una sensación de que todo estaría bien. Se quedaron así por un largo rato, disfrutando de la belleza de aquel momento, y el amor que sentían el uno por el otro.
Cuando finalmente se levantaron, el sol ya estaba alto en el cielo. Había una ligera brisa que soplaba a través de la ventana abierta cargada con el aroma de la primavera. El amor flotaba en el aire, mezclado con el sonido de la brisa.
Xavier se sintió invadido por un sentimiento de alegría.
Tamara estaba emocionada, ese día tendría una consulta donde tendría la oportunidad de ver a su hijo a través de una ecografía. Quería compartir ese momento especial con Xavier y, con una sonrisa en el rostro, se acercó a él.
“Xavier, hoy tengo la consulta para ver cómo está nuestro bebé. ¿Te gustaría acompañarme?”. Interrogó insegura.
“Por supuesto, cariño. No me lo perdería por nada en el mundo. Estoy ansioso por ver a nuestro hijo y que podamos asegurarnos de que todo esté bien”. Sus palabras emocionaron tanto a Tamara que le falto poco para ponerse a saltar.
“Me alegra tanto que estés dispuesto a acompañarme. Será un momento muy especial para los dos”.
Ambos se prepararon rápidamente y se dirigieron a la clínica. Durante el trayecto, compartieron sus expectativas y sueños sobre su futuro hijo, imaginando cómo sería tenerlo en sus brazos.
Al llegar a la clínica, Tamara se registró en la recepción mientras Xavier la esperaba con una expresión de alegría y apoyo incondicional, ella había escogido otro doctor para llevar el control de su embarazo.
En la sala de espera el ambiente estaba lleno de emociones palpables. Parejas embarazadas, familias y futuros padres compartían el mismo anhelo de ver a sus pequeños. Xavier y Tamara se tomaron de la mano, transmitiéndose calma mutuamente.
Finalmente llegó el turno de Tamara. El doctor los recibió con una cálida sonrisa y les indicó que se acomodaran en la sala de ecografías.
“Buenos días, Xavier y Tamara. Estoy emocionado por mostrarles a su bebé, Por favor, tomen asiento y relájense”.
Mientras Tamara se acostaba en la camilla, el doctor le hizo varias preguntas a Tamara mientras Xavier se sentó a su lado, sosteniendo su mano con ternura. El doctor comenzó a aplicar gel en el vientre de Tamara y deslizó el transductor para obtener la imagen del bebé en el monitor.
“¡Dios! Aquí tienen este tesoro. ¡Miren!”.
Xavier y Tamara se emocionaron al ver la imagen en la pantalla. Sus corazones latían más rápido mientras observaban los movimientos y unos latidos fuertes del corazón.
Tamara no pudo evitar las lágrimas que rodaron por sus ojos.
“¡Es nuestro bebé, Xavier! ¡Míralo!”.
El doctor se aclaró la garganta antes de hablar.
“Realmente no es un bebé”. Dijo el doctor.
“¿Son dos?”. Preguntó Tamara con sorpresa.
“Tampoco”.
“¡¿Son trillizos?!”. Preguntó Xavier con sorpresa y el doctor asintió.
“Son un par de gemelos y otro bebé”. Pronunció mientras Xavier y Tamy no podían dejar de mirarse con sorpresa.
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