Madre correcta, padre equivocado -
Capítulo 46
Capítulo 46:
Xavier estaba en la suite del hotel tratando de ejecutar las acciones que había tomado para conquistar a Tamara, cuando de manera repentina sonó su teléfono. Al ver que era su padre, lo atendió de inmediato.
“Hola papá ¿Cómo estás?”. Preguntó Xavier con alegría.
«Hijo, necesito hablar contigo sobre algo muy importante. Ha salido en las redes y en los medios una noticia sobre ti”.
“Ya estoy acostumbrado, raro es que no me tengan dándoles ranking y seguidores a esas cuentas”. Expresó: “¿Qué ocurrió ahora?”.
Xavier se puso tenso al escuchar el suspiro de su padre al otro lado de la línea. Ya lo tenía molesto las constantes salidas en la prensa y siempre eran por algo negativo.
“¿Qué ha pasado, papá?”. Preguntó con preocupación.
“Están diciendo que tuviste una org$a en tu hotel”. Declaró su padre con voz grave.
Xavier se sorprendió ante lo que acababa de escuchar. Definitivamente, es como dicen, crea fama y acuéstate a dormir. Alos medios les importa poco inventarse cualquier cosa sobre él.
Le parecía un mal chiste que justo cuando decide cambiar su vida, dejando de frecuentar fiestas y mujeres, a la prensa le dé por sacar noticias falsas. Ni siquiera llevaba veinticuatro horas en la suite del hotel y la prensa ya había montado una historia descabellada sobre él. No tenía ni idea de dónde había salido la información, pero tenía la impresión que era para perjudicarlo, nunca se le había ocurrido organizar una fiesta allí en el hotel y mucho menos una org$a.
“Eso es completamente falso, papá. Las únicas mujeres que han visitado mi suite son mis abuelas, tías, primas, hermana y madre”. Explicó Xavier, tratando de defenderse.
Su padre se sonrió al escuchar la explicación de su hijo.
“Me alegra escuchar eso, hijo. Pero necesitamos hacer algo al respecto, tenemos que encontrar al periodista que publicó esa noticia y hacer que se retracte, porque aquí estamos reunidos y no nos gusta la idea de que estén saliendo imágenes de nuestras mujeres diciendo que tienen org$as con un chico de treinta. Imagínate como está mi papá de indignado por tu abuela.”.
“Me imagino, entonces siendo así, en vez de pedirle que se retracte, podemos directamente arruinarle la vida”. Señaló Xavier molesto: “Y ahora eso es un gran problema, porque estoy tratando de lavarme la cara ante la mujer que me gusta y sale ese tipo de noticia que me perjudican, hará que Tamara crea toda esa basura”.
Por eso los dos terminaron de trazar un plan para darle una lección al periodista responsable de esa falsa noticia, junto a todas las cuentas y diarios que la publicaron, ya era hora de darles una lección.
Antes de cortar la llamada, el padre de Xavier le dijo algo que lo dejó sorprendido.
“Por cierto, casi me olvidaba de decirte, todas las mujeres de la familia están intercediendo por ti ante Tamara”. Mencionó su padre con una sonrisa.
“¿Qué quieres decir?”. Interrogó rogando en su interior que lo que estaba sospechando no fuera cierto.
“Exactamente eso, todas están donde Tamara hablando de tus cualidades, para convencerla de que te acepte en su vida”.
“¡Mi$rda! Se volvieron loca sin avisar”. Susurró Xavier, por completo sorprendido.
No podía creer que sus mujeres, las que más amaba, le estuvieran echando vaina ¿Cómo se les ocurría hacer algo así?
“¿Qué han hecho exactamente?”. Preguntó Xavier con incredulidad.
“No sé, tendrás que averiguarlo tú”. Fue la respuesta de su padre.
Enseguida cortó la llamada, se puso una chaqueta, tomó las llaves del auto y corrió al apartamento de Tamara. Tenía que parar a las mujeres de su familia, si hubiese sabido que harían eso, ni loco les habría pedido ayuda.
Xavier estaba decidido a detener a las mujeres antes de que cometieran algún error al hablar con Tamara. Además, no quería que eso afectara su relación con Tamara.
Cuando llegó al apartamento de Tamara, tocó la puerta con determinación y esperó a que ella abriera. Al escuchar el sonido de la cerradura, Xavier comenzó a hablar sin alzar la vista.
“Tamara, lo siento mucho por mi familia, son un poco locos a veces. La mayoría de mis tías ya son menopáusicas y les gusta meterse en todo. Pero no te preocupes, las detendré para que la próxima vez no se sigan autoinvitando a tu casa”. Dijo Xavier con sinceridad.
Sin embargo, en medio de su discurso, escuchó un g$mido de sorpresa que lo hizo alzar la vista. Para su sorpresa se encontró con su tía Alondra, quien lo miraba con los brazos cruzados y una expresión de molestia, mientras que a su lado una divertida Tamara se reía de la escena.
“¡Xavier! ¿Así que eses el concepto que tienes de nosotras? Espera ver que tu abuela Anabella lo sepa, a ver que va a decir cuando le cuente cómo nos llamaste”. Expresó Alondra con aparente molestia.
Xavier se sintió avergonzado al darse cuenta de que había estado hablando mal de su familia en presencia de su tía.
“Oh… hola tía Alondra. Lo siento, no sabía que estabas aquí”. Dijo Xavier tratando de disimular su vergüenza y de apaciguar la molestia de su tía.
“Ya veo, pero no me auto invité”. Al recordar que se había quedado de esa manera, decidió aclarar: “Bueno, en principio sí, pero luego Tamara me invitó a pasar”.
“Siento haber dicho eso, pero me preocupaba que molestaran a Tamara, saben lo importante que es ella para mí… tía ¿Podrías dejarme un momento a solas para hablar con ella?”. Preguntó Xavier con amabilidad.
“Claro sobrino, iré a la cocina a preparar un té, porque no es recomendable que Tamara tome café”. Respondió Alondra con una sonrisa.
Xavier suspiró aliviado al escuchar la respuesta de su tía. Sabía que tenía que hablar con Tamara sin la interferencia de su familia, pero también se sentía un poco apenado por lo que había dicho sobre ellas.
“Gracias, tía Alondra. Nos vemos luego”. Habló Xavier con esa sonrisa con la cuál cautivaba a todas.
Tamara por fin lo invitó a pasar. Mientras el hombre caminaba hacia la sala, ella iba detrás de él y no pudo evitar observar su pomposo trasero. Ella no era una mujer l$sciva, no sabía si era por las hormonas o por otra cosa, pero le parecieron tan provocativas que terminó mordiéndose el labio inferior con deseo. Hasta debió cerrar los ojos para tratar de controlar el repentino fuego que se agitó en su interior, lo que no esperaba es que cuando abrió los ojos él estuviera mirándola de manera divertida.
“¿Te gusta la vista desde allí?”. Inquirió en tono coqueto.
El rostro de Tamara se puso rojo como un tomate.
“Yo no sé de qué hablas, no te estaba mirando el trasero”. Explicó con rapidez, sin darse cuenta de que sus mismas palabras terminaban acusándola.
“A confesión de parte, relevo de pruebas”.
“Creo que no viniste a mostrarme tu retaguardia”.
“Tamara yo… siento mucho que mis abuelas, mis tías y demás gremio femenino de la familia viniera a molestarte… estaba preocupado… déjame decirte que no las mandé, ellas vinieron solas”.
“Me abrumaron cuando llegaron, pero cuando les dije cómo me sentía me entendieron y me dejaron acompañada de tu tía Alondra. Estuvimos hablando… me sirvieron de muchos sus consejos… pero también le dejé claro que no estaba interesado en ti”. Señaló con firmeza, mirándolo de manera triunfal.
“Pues, mi intención es hacerte cambiar de opinión… y sé que lo harás”. Le dijo desafiante.
“Y yo haré hasta lo imposible para no caer contigo”. Sentenció la mujer en el mismo tono.
Él solo soltó una carcajada que hizo estremecer todo el cuerpo de Tamara, pero logro disimularlo bien.
“Creo que por ahora no has tenido mucho éxito”.
Antes de que ella pudiera agregar algo, él recibió una llamada.
Cuando saco su celular, su primera intención fue no contestar, pero cuando vio que se trataba de la clínica de fertilidad atendió.
“Hola, Santoro, ¿Qué hay de nuevo?”. Preguntó al doctor, que aparte de ser su doctor, era su amigo.
«Xavier, necesito que vengas el lunes a la clínica, surgió algo que debemos hablar de manera urgente”.
“Hombre, te siento muy preocupado ¿Qué tan urgente es? ¿No puedes decirme por teléfono?”. Interrogó alejándose un poco de Tamara.
«Amigo, no debería, pero como eres mi hermano. Te lo voy a decir… hubo un error y si hay alguien esperando un rujo tuyo”.
“¿En serio? ¿Quién es?”. Interrogó ansioso, con una mezcla de alegría y nervios.
Tenía sentimientos encontrados, aunque había desistido de esa idea porque quería convencer a la mujer junto a él para que lo aceptara. Pero si la vida le estaba dando una oportunidad de tener ese pequeño que tanto ansió, entonces iba a seguir pensando en la vida con Tamara, el hijo de ella y el suyo.
«Eso te lo diré el lunes cuando vengas».
Cortó la llamada y Tamara se quedó viéndolo con interés porque se veía muy feliz.
“¿Qué te tiene tan contento?”. Interrogó con suspicacia.
“¡Estoy feliz! ¡Me acaban de informar que voy a ser papá!”. Gritó feliz, mientras ella lo miraba con una expresión extraña.
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