Madre correcta, padre equivocado -
Capítulo 44
Capítulo 44:
Tamara se quedó en shock por un momento, no podía creer lo que acababa de escuchar. Su mente se negaba a aceptar que el hombre con el que había estado casada durante cinco años era estéril y que su bebé había sido concebido con el s%men de otro hombre.
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras intentaba procesar toda la información que acababa de recibir ¿Cómo podría haber sido tan ingenua? ¿Cómo podía haber confiado en alguien que le había mentido durante tanto tiempo? ¿Cómo se había dejado convencer con ese hombre? Las preguntas se arremolinaban en su mente, por un momento deseo que eso solo fuera una pesadilla de la que pronto despertaría.
Corian la vio tan abatida que se acercó a ella para consolarla, pero Tamara lo apartó bruscamente.
“No te acerques a mí”. Le espetó con furia: “¿Cómo pudieron hacerme esto? ¿Qué clase de seres humanos son? ¿Cómo Joel pudo jugar con mi vida de esta manera?”.
Sollozó apretando las manos a un lado de su cuerpo, sintiendo la ira recorrer sus venas como si fuera fuego, al mismo tiempo que sentía los últimos pedazos de su mundo caerle encima.
Corian bajó la cabeza, avergonzado. Sabía que había cometido un error a prestarse a eso, pero él también había sido víctima, creyó en todo lo que había dicho Joel, que Tamara era una mujer malvada, frívola y manipuladora. Pero luego de que la conoció en el apartamento, se dio cuenta de que Joel no le había dicho la verdad y la mujer que describió no coincidía de manera alguna con la actitud que mostró la mujer ante ellos.
Le había costado decidirse ir a contarle la verdad, lo hizo fue después de mucho pensar, luego de haber tenido una violenta discusión con Joel, quien se había molestado cuando no dejó que golpeara a Tamara. Eso desató una furia que terminó a golpes entre ellos dos, donde Corian había resultado ganador.
A Tamara le costaba procesar la información que Corian acababa de revelarle. Se quedó mirando al vacío tratando de ordenar sus pensamientos y emociones ¿Por qué a ella? ¿Cómo se convirtió en la víctima de Joel?
“Tamara, ¿Estás bien?”. Preguntó Corian con preocupación en su voz.
“¿Bien? ¿Cómo podría estar bien después de todo esto?”. Respondió Tamara con la voz entrecortada.
“Siento mucho haber tenido decirte esto, Tamara. Pero era mejor que lo supieras, no podía seguir callándolo”.
Tamara asintió, porque una parte de ella estaba agradecida, pues por lo menos había tenido el valor de darle la cara y contarle lo ocurrido.
Sabía que la verdad dolía, pero era mejor que estar viviendo en una mentira. Tomó una respiración profunda y se recompuso un poco.
“¿Sabes? De niña y adolescente no fui estúpida, pero cuando conocí a Joel me dejé deslumbrar… todo esto es increíble, siento estar viviendo en un mundo paralelo, todo esto es tan irreal. ¿Cómo pude haber sido tan estúpida?”. Se preguntó a sí misma en voz alta: “No puedo creer que Joel me haya engañado durante tanto tiempo”.
“Tamara, no es culpa tuya”. Dijo Corian, tratando de consolarla: “Si te sirve de algo, a mí también me engañó. A veces en nombre del amor permitimos abusos de parte de quienes amamos. Joel es un mentiroso y un manipulador, no hay nada que puedas hacer para cambiar eso”.
Tamara sabía que Corian tenía razón, pero todavía se sentía abrumada por la situación. Se levantó del sofá y empezó a caminar de un lado a otro de la sala.
“No tengo idea que haré con mi vida y lo que pasará con este bebé”. Dijo ella con tristeza, pensando si sería capaz en interrumpir su embarazo después de haberlo querido por tantos años.
“Si quieres interrumpir el embarazo no te juzgaré, también puedes tenerlo y dármelo en adopción a mí”. Murmuró el hombre con una expresión de ansiedad en su rostro.
“¿Cómo te lo daría en adopción? ¿Acaso no es tu hijo?”. Preguntó ella sin comprender.
“Porque independientemente que ese bebé no sea el hijo biológico de Joel, como era estéril y fue él quien tomó las muestras de s%men para que te inseminaran, legalmente se entiende que el hijo es suyo. Como yo le ofrecí mis muestras de manera voluntaria, no puedo intentar ninguna acción para quedarme con el niño, a menos que sea por vía de adopción”.
“No sé qué voy a hacer… necesito tomar una decisión. Aunque de lo que sí estoy segura es que, si sigo con este embarazo, no quiero que Joel se me acerque a mí ni a mi hijo”. Articuló con una evidente expresión de enfado: “No voy a dejar que Joel controle mi vida de nuevo. Voy a tomar las riendas que solté”.
Tamara se detuvo y miró a Corian a los ojos.
“Gracias por decírmelo. No sé qué habría hecho si me hubiera enterado de cuando fuera muy tarde”.
Ella despidió al hombre y luego se sentó frente a la peinadora de su habitación.
Pero de repente comenzó a llorar por su vida, por sus años perdidos, por haber sacrificado su carácter, por haber soportado tanto, por no haber escuchado a sus padres, por haber sido testaruda. Era tanto su dolor, su soledad, su sufrimiento, que terminó hablándose porque sentía vergüenza consigo misma por todo.
“Perdóname Tamara, por no haberte cuidado ni querido como te lo merecías, por fallarte, por dejarme hundir, por no haber tenido suficiente valor para enfrentarme a él y defenderte de todas las injusticias que sufriste”. Se dijo sollozando, mientras con las yemas de los dedos acariciaba la imagen del espejo: “Te prometo que voy a cambiar, que nunca dejaré que seas objeto de burla y engaño, te voy a cuidar de las mentiras, de las trampas y del desamor… porque yo te amaré más que nunca, te pondré por encima de todos y espero no volver a defraudarte”.
No supo cuántas horas permaneció allí entre esos pensamientos. Se espabilo cuando escuchó el timbre de la puerta. Caminó con lentitud hasta ella, pero se quedó sorprendida al abrir la puerta de su apartamento y ver a una impresionante cantidad de mujeres. Todas ellas eran hermosas elegantes.
“Hola, ¿Buscan a alguien?”. Preguntó mirándolas una a una.
“Necesitamos hablar contigo de manera urgente”. Dijo una mujer baja de estatura con los ojos grises, era elegante y su expresión era muy dulce. Le calculó como unos setenta años, aunque podría ser menos.
“Lo siento, pero yo no las conozco y no me gusta relacionarme con extraños”. Dijo la chica dando unos pasos hacia atrás.
“Nosotras si te conocemos. Sabemos que te llamas Tamara Castelli, tienes veintitrés años, eres de origen chileno y eres escultora. Actualmente te estás divorciando de un exesposo terrible, te encantan los chocolates y eres muy desconfiada. Por cierto, me llamo Anabella”.
Tamara abrió os ojos sorprendidos.
“¿Cómo saben tantas cosas de mí?”. Preguntó con una mezcla de temor y curiosidad.
“Porque conocemos a Xavier”. Dijo otra de ellas, parecía de su misma edad y tenía unos hermosos ojos ámbar: “Disculpa soy Sofía”.
Ella las vio por un momento y entrecerró los ojos, se dio cuenta de que eran las mismas mujeres que aparecían en las fotografías de la org$a y sin poder contenerse les preguntó.
“Ustedes son las mujeres de Xavier, con las que estaba teniendo una org$a ¿Fue él que las envió aquí hablar conmigo?”. Negó con la cabeza sintiéndose indignada.
Las mujeres abrieron los ojos de par en par.
“¡Por Dios! ¿Org$a?”. Dijo una mujer con los ojos abierto de par en par, muy parecidos a la primera mujer que habló: “Claro que somos las mujeres de Xavier, pero no hemos tenido org$a con él”.
“Pero eso no es lo que dice la prensa y las redes”. Dijo Tamara de forma altanera mostrándole las imágenes.
Ella se acercó junto a ella y vieron las imágenes que corrían por las redes.
“¡Madre de Dios! Aunque nos alagan que piensen que estamos con ese hombre tan hermoso, creo que va a arder Troya cuando nuestros maridos vean eso. No queremos estar en los zapatos de ese pobre cristiano que se atrevió a levantar esos falsos testimonios”.
“Claro, Xavier es tan descarado que le gustan de todas las edades y tamaños… aunque debo reconocer que el desgraciado tiene muy buen gusto, porque todas ustedes son bellísimas”. Expresó con sinceridad, aunque con un poco de molestia.
“Muchas gracias por creer eso, pero realmente nosotras no podríamos tener una relación con Xavier”. Como ella las miró sin creerle, la mujer agregó: “Porque de ser así, sería incestuosa nuestra relación, todas las que estamos aquí tenemos vínculo sanguíneo con él, es mi hijo”.
Dijo Gálata, mientras le iba presentando a cada una de sus acompañantes.
Mientras tanto, Tamara deseaba que la tierra se abriera, se la tragara y la escupiera en As!a.
Se sintió avergonzada al mismo tiempo que se preguntaba ¿Qué estaban haciendo esas mujeres en su casa?
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