Madre correcta, padre equivocado -
Capítulo 34
Capítulo 34:
Xavier no pudo ocultar la expresión de desolación en su rostro, cuando escuchó la noticia del embarazo de Tamara, vio la sonrisa de satisfacción de Joel y se contuvo para no romperle la boca. Porque eso es lo que le provocaba, volarle los dientes, pero enseguida trató de recomponerse y sustituyó su expresión por una sonrisa.
“¡Enhorabuena! Después de todo un hijo es una bendición… espero que lo disfruten, con permiso”.
Dicho eso se dio la vuelta y salió de allí, sabía que no debía tomárselo tan a pecho, después de todo él sabía que Tamara era una mujer casada y que en cualquier momento podía volver con su esposo. Pero ahora con esa noticia seguramente ella le daría una nueva oportunidad, por lo cual podían reconciliarse.
Salió de allí sintiéndose perturbado, se subió al auto y por un momento se quedó allí pensando en qué hacer, ¿Sería capaz de renunciar a ella? No estaba seguro, aunque allí tendría mucho que ver lo que ella quisiera ¿Seguiría aún interesado en él? Pensó tomando una decisión, no iba a renunciar sin luchar, el tiempo les mostraría si habría valido la pena o no.
Mientras tanto, en la antesala del consultorio, solo Joel sonreía. Porque el rostro de Freya y de Tamara era evidentemente de molestia, mientras que al doctor se le veía preocupado.
Tamara no pudo controlarse más y se enfrentó a Joel.
“Dejemos algo en claro, mi decisión respecto a este matrimonio está tomada con antelación y lo sabes muy bien desde que estuviste en Fl%rencia. Así que no creas que cambiaré de opinión respecto al divorcio por este embarazo, tu relación será con tu hijo, no conmigo, porque yo no quiero tratarte más de lo estrictamente necesario”.
El hombre la miró con los ojos entornados y con una aparente expresión de estar entristecido.
“Eso debemos hablarlo. ¿Acaso te parece justo que nuestro hijo se críe lejos de su padre?”. Preguntó intentando manipularla, pero en este punto Tamara estaba curada de sus manipulaciones.
“Lo que no me parece justo es que crezca dentro de un matrimonio que está irremediablemente roto y que de continuar vamos a terminar matándonos, porque yo en mi vida no me vuelvo a dejar golpear por ti”.
Por lo menos, ante esas palabras Joel tuvo la decencia de sentirse avergonzada y trató de debatirlo.
“Eso no es cierto, fue un accidente…”.
Freya que había estado en silencio, pero no pudo contenerse más ante el cinismo de Joel, estaba demasiada indignada y por eso intervino.
“Si claro, un accidente de tu mano impactando en el rostro de Tamara… igual que cuando me hiciste daño a mí. Eres un misógino, vamos a ver si el juez va a opinar que es un accidente cuando le entregue las pruebas y te hunda”. Dijo con una expresión triunfal en el rostro.
“¿Pruebas? ¿De qué pruebas hablas? Creo que estás equivocada… tanto es tu odio hacia mí que solo inventas cosas en mi contra”. Expresó tratando de victimizarse, mientras Freya se carcajeaba.
“Eres tan mentiroso que terminas engañándote a ti mismo. Pero bueno, pronto te llegará la notificación… en cuánto a usted doctor”. Dijo con desprecio dirigiéndose al doctor: “Su ética deja mucho que desear, esté es un hombre violento ¿Qué hubiera pasado si Tamara estuviera huyendo para proteger su integridad? ¿Qué hubiera pasado si él le hubiese hecho daño porque usted lo llamó? Dígame en este momento ¿Qué había hecho?”.
Cuando vio su rostro palidecer agregó.
“Uno debe ver con quien ser leal y en quien confiar, porque de lo contrario se puede meter en grandes problemas”.
“Lo siento… yo no sabía…”. Pero Freya no era alguien que bajaba la guardia, era implacable.
“Ahora ya lo sabe”. Expresó con firmeza.
“Y yo buscaré otro doctor para mis controles, porque ya no confío en usted. ¡Vámonos Freya!”. Exclamó Tamara y comenzó a caminar fuera del consultorio,
Mientras lo hacía, Joel la tomó por el brazo, pero antes de que Tamara pudiera reaccionar defendiéndose, Freya lo golpeó con la velocidad de una serpiente. Sus músculos se tensaron como resortes en espiral al mismo tiempo que estiró su brazo hacia delante apartándolo de su amiga, para segundos después tomarle el brazo y doblárselo hacia atrás en un ángulo de 90 grados.
Joel no pudo evitar emitir un g$mido de dolor, la muñeca le ardía como si fuera atacado por mil demonios, al mismo tiempo de su boca salía un fuerte g$mido, porque el dolor en su muñeca le ardía, pero si creyó que hasta allí llegaría la mujer, se equivocó. Porque segundos después lo lanzó de espaldas al suelo, haciéndolo golpear en su caída.
“¿Acaso estás loca? Te puedo demandar por agresión”. La amenazó.
“Anda inténtalo, porque solo me estoy defendiendo, la primera vez me tomaste desprevenida, pero ya no más Joel. Estás acostumbrado a mujeres sumisas que puedas dominar y mangonear a tu antojo, pero ya no más. La verdadera Tamara regresó y no está dispuesta a dejarse maltratar, porque comprendió que el amor hacia ella misma, es el amor más grande que todos”. Expresó, lo miró con desdén, le dio la mano a su amiga y salieron de allí corriendo.
Como estaba mirando hacia atrás para ver si Joel las seguía tropezó con una masa de músculo y la protesta del hombre no se hizo esperar.
“Señoritas, ¿Acaso no ven por donde caminan?”. Interrogó el doctor minándolas con una mezcla de irritación, aunque también de interés.
“Lo mismo aplica para usted doctor, porque yo le veo que tiene dos ojos bien grandes”. Dijo con sarcasmo Freya: “Pero, aun así, parece que no ve por donde va y eso si es trágico en su caso, ¿Como realiza operaciones si no ve más allá de sus narices?”.
Le dijo sin siquiera girar su vista hacia atrás, todo mientras Tamara la miraba sorprendida.
“¡Qué bárbara eres amiga! Pobre doctor, aparte de que lo dejaste aturdido del golpe, le echas la culpa de la colisión. ¿Y ahora que vamos a hacer?”.
“Interponer la demanda de divorcio, si quieres me acompañas mientras me esperas en el auto. Esto no es un juego Tamara, debes deshacerte de Joel lo más rápido posible, ese hombre no puede mantenerse a tu lado. Tengo todo listo, aunque estoy pensado que lo mejor es presentar el divorcio por solicitud conjunta”.
“Estás soñando amiga, Joel no firmará esa solicitud de divorcio ni en un millón de años”. Declaró Tamara negando con la cabeza.
“Pues tengo varios ases bajo la manga. Gracias a esos, tu exmarido va a firmar tranquilo y sin chistar”.
Tamara la miró con una mezcla de curiosidad e incredulidad.
“Quizás vayas a decirme que me pasé. Pero el día que me llamaste le hice unos capture a tu rostro golpeado y eso lo tengo guardado. Si Joel no firma la solicitud, presentare una denuncia por violencia intra familiar. Eso sin contar que también puedo conseguir el vídeo de su ataque en el estacionamiento del hotel el día de la fiesta y eso genera un procedimiento penal al cual no se querrá arriesgar, porque no es tonto”. Declaró Freya con seguridad: “Llámalo pídele que lo vas a ver en un cafetín cerca de los tribunales. No lo llevaremos ni al departamento, ni a mi oficina, ese hombre contamina todo por donde pasa”.
“Lo acabas de dejar tirado en el consultorio, no creo que quiera acercarse otra vez a nosotras. ¿Estás segura?”. Preguntó Tamara preocupada.
“Debes confiar más en mí, nunca doy puntada sin hilo”. Respondió Freya y Tamara asintió.
Así que marcó al número de Joel, y este atendió al segundo repique.
“¡Qué bien! Ya veo que has recuperado el sentido común, me imagino que quieres regresar conmigo”. Dijo en un tono lleno de prepotencia.
Como Tamara lo había puesto en alta voz, las dos mujeres se vieron una a la otra haciendo una mueca.
“Pues no, te llamo por recomendación de mi abogada”.
“¿Abogada?”. Dijo con sarcasmo: “La estúpida arrogante de tu amiga, la causante de todos nuestros males, la que te incitó a comportarte como lo haces para que me dejaras”.
“No, ella me hizo recordar mi verdadera esencia, y cuán valiosa soy para dejarme minimizar con un hombre… además, no te llamo para discutir sobre Freya, lo hago para que vayas al cafetín del tribunal a más tardar en una hora. Hay un asunto del que tenemos que hablar y te conviene que lleguemos a un acuerdo por las buenas”.
“¿Acaso me estás amenazando?”. Inquirió con sorpresa.
“No, Joel, te lo estoy advirtiendo. Es más, te quiero ahí en media hora sin falta, si no quieres arrepentirte”.
Dicho eso cortó la llamada mientras Freya la miraba con una expresión de admiración en su rostro.
«¡Bienvenida Tamara! Te extrañé”. Pronunció Freya orgullosa.
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