Madrastra de cinco grandes villanos
Capítulo 130 - Golpeando a su esposo

Capítulo 130: Golpeando a su esposo

Hace un segundo, había estado presumiendo. Un segundo después, la Pequeña Bei no pudo evitar susurrar a Mu Jingzhe: «Mami, ¿Estás cansada? ¿Qué tal si me dejas bajar?»

«No estoy cansada. Este pequeño peso tuyo no es nada. Sólo has estado ahí arriba un minuto». Mu Jingzhe se rió y le acarició la pierna. «No te preocupes. Te bajaré cuando me canse».

El semáforo se puso en verde. Mu Jingzhe llevó a la Pequeña Bei a lo largo de la multitud mientras pasaban el cruce. Como la Pequeña Bei estaba allí arriba, era fácil verlos.

Shao Qihai, que protegía en secreto a la pareja madre e hija y las había estado siguiendo, tuvo sentimientos encontrados cuando las vio por detrás. Lógicamente, debería ser él quien llevara a la Pequeña Bei sobre sus hombros.

Estos días, Shao Qihai había estado pensando en la forma de disfrazarse y seguirlas. No se atrevía a relajarse en absoluto. Poco a poco, vio cómo interactuaban entre ellas.

Shao Qihai sintió que era diferente de lo que había conocido y visto antes. Era un método en el que nunca había pensado antes y que a menudo le sorprendía.

Por ejemplo, ahora mismo, lo encontró divertido pero también sintió que esto era bueno. La Pequeña Bei era diferente de lo que él recordaba. Se había vuelto más valiente y alegre.

Como madre, a veces Mu Jingzhe no actuaba como tal, pero a veces era la mejor madre. Tenía su propia manera de ser, que incluía llevar a la Pequeña Bei sobre sus hombros en este momento.

Shao Qihai pensó mucho en un instante y reflexionó en secreto sobre muchas cosas. Sintió que no había hecho lo suficiente en el pasado.

Su mirada las seguía constantemente desde una distancia que no era ni muy lejana ni muy cercana. No se atrevía a acercarse demasiado para no atraer la atención de Mu Jingzhe. Desde el último incidente, Mu Jingzhe había estado muy atenta. En dos ocasiones, Shao Qihai casi había sido atrapado por ella.

Sin embargo, no podía mantenerse demasiado lejos. De lo contrario, si ocurría algo, sería demasiado tarde. Así, Shao Qihai consiguió mantenerse a tres pasos de ellos con dificultad.

Mientras escuchaba hablar a la Pequeña Bei y a Mu Jingzhe, Shao Qihai no pudo evitar sonreír. Su corazón se tranquilizó cada vez más, pero mientras seguía a Mu Jingzhe y a la Pequeña Bei por el siguiente cruce, sintió de repente que algo iba mal.

Shao Qihai era muy sensible al peligro. Cuando sintió que algo iba mal, vio por casualidad que un hombre con sombrero le pasaba rozando y se dirigía hacia Mu Jingzhe por la espalda.

Con un destello plateado, Shao Qihai vio cómo la daga que se revelaba lentamente en su mano apuñalaba a Mu Jingzhe.

La expresión de Shao Qihai cambió al recordar a la víctima que se había desplomado entre una corriente de gente la última vez.

Esta era una escena similar. Había calles bulliciosas alrededor, y multitudes de personas iban y venían. El semáforo se había puesto en verde mientras las víctimas seguían la corriente de gente. Al tomarles desprevenidos, el agresor les había pasado por delante y les había seguido para apuñalarles por la espalda. Todo esto había sucedido extremadamente rápido. Una vez que el agresor apuñalaba a la víctima, este desaparecía en la corriente de gente.

Para cuando uno reaccionaba y se desplomaba, el agresor ya se había alejado junto con la multitud.

Un golpe mortal en lo que parecía el lugar más seguro y relajado era extremadamente difícil de evitar.

Mu Jingzhe sabía que alguien la tenía como objetivo. En los últimos días, no se había relajado, especialmente cuando estaba sola o había poca gente alrededor. Sin embargo, nunca había esperado que esas personas cambiaran sus métodos y atacaran en un momento en el que ella se sentía más segura, en un lugar muy concurrido.

Mu Jingzhe estaba casi desprevenida y no tenía forma de prepararse para esto. Si tuviera que protegerse de todos los transeúntes, se volvería loca.

Ella no tenía ninguna experiencia, pero Shao Qihai sí. La tragedia que había ocurrido la última vez se repitió en su mente. Los ojos de Shao Qihai se abrieron de par en par, y se precipitó hacia delante. En el último momento, bloqueó la hoja y sujeto la daga.

Al instante, su mano se cubrió de sangre. Shao Qihai gruñó y alargó la mano para agarrar a la persona con la otra. Sin embargo, la persona del sombrero reaccionó con extrema rapidez. Al ver que había sido expuesto, empujó a Shao Qihai con fiereza y se dio la vuelta para correr.

Shao Qihai, que fue empujado por él, chocó accidentalmente con Mu Jingzhe, que estaba delante de él. Debido a la fuerza del empujón, acabó presionando la espalda de Mu Jingzhe.

Mientras Mu Jingzhe caminaba, sintió de repente que algo no estaba bien a su derecha. Justo cuando estaba a punto de darse la vuelta, sintió que alguien la tomaba por detrás. Era una sensación muy escandalosa.

¡M%$rda! Mu Jingzhe maldijo para sus adentros. Se giró peligrosamente y vio a un anciano aturdido.

«¡Pequeña Bei, agárrate fuerte!» Mu Jingzhe gritó mientras golpeaba la nariz de Shao Qihai.

La sangre brotó instantáneamente de su nariz. La visión de Shao Qihai se nubló al escuchar las maldiciones de Mu Jingzhe. «No creas que tu vejez te da un pase libre para actuar a tu antojo o que no te golpearé sólo porque eres viejo. ¡Viejo p$#vertido!»

Shao Qihai estaba ansioso. «No, no yo…»

Quiso explicar, pero antes de que pudiera hacerlo, Mu Jingzhe le dio una fuerte patada.

Shao Qihai: «!!!»

Ese día, una escena impactante tuvo lugar en las calles de Ciudad Océano: una joven con una niña en el hombro comenzó a golpear a un viejo desvergonzado.

El viejo desvergonzado, Shao Qihai, sufrió una hemorragia nasal. Se acurrucó en el suelo y casi subió al cielo. Sintió que probablemente había quedado lisiado por esa patada.

En ese momento, el dolor del corte en su mano no era nada.

Cuando Shao Qihai vio que Mu Jingzhe seguía queriendo golpearle, se estremeció y pensó para sí mismo: ‘Está intentando matar a su esposo, ¿verdad?’.

Para evitar que le mataran de verdad, Shao Qihai se esforzó por hablar. «No me malinterpretes. Sólo te ayudé porque vi que alguien quería hacerte daño. ¡Mira, la daga sigue aquí!»

El rostro de Shao Qihai estaba rojo y su nariz sangraba. Estaba en un estado lamentable sin precedentes mientras gritaba para demostrar a Mu Jingzhe su inocencia. Por suerte, la daga seguía allí.

Mu Jingzhe estaba aturdida. Realmente había sentido que algo la tocaba hace un momento. Mirando la daga y luego su mano, Mu Jingzhe contuvo sus nervios. Pensando en lo que había pasado anteriormente, le creyó un poco.

Cuando se dio cuenta de que casi la habían matado en este mar de gente, no pudo evitar sentir un escalofrío por su espalda.

«¿Dónde está esa persona?»

«Por allí. Corrió en esa dirección. Lleva una camisa azul con capucha y una gorra negra». Aunque sólo había tenido un breve encuentro con ese tipo, Shao Qihai había visto su rostro muy claramente y recordó inmediatamente sus características.

Afortunadamente, el retraso no era grande. Además, había mucha gente y cosas en el camino, por lo que esa persona había chocado por suerte con el carro que vendía frutas y se había retrasado.

Mu Jingzhe miró y vio por casualidad al hombre que Shao Qihai había descrito siendo retenido por el vendedor. Parecían estar discutiendo.

«¡Espera a que vuelva!»

Mu Jingzhe odiaba a esa persona, que la había atacado una y otra vez. Así que le dijo al viejo pervertido: «Volveré más tarde para ajustar cuentas contigo o para darte las gracias». A continuación, se marchó y persiguió al tipo de la camisa azul con capucha.

El hombre que la había atacado tenía el apodo de Tres Segundos. Esto implicaba que era rápido y podía acabar con la vida de una persona en tres segundos. Sus métodos eran despiadados y estaba lleno de trucos. Había pensado que esta vez no ocurriría nada inesperado. Después de todo, había estado en el lugar correcto en el momento adecuado.

No había esperado que lo detuvieran cuando intentara escapar. Incluso se había encontrado con un carro que había sido empujado. El carro había sido derribado y el jefe lo había retenido imprudentemente.

Lo que era aún más desafortunado era que debido a este retraso, Mu Jingzhe le había alcanzado.

Al ver que Mu Jingzhe estaba a punto de alcanzarle, Tres Segundos maldijo. Sin pensarlo demasiado, golpeó el cuello del jefe con su brazo para sacárselo de encima y echó a correr.

«¡Alto ahí!» Mu Jingzhe observó cómo esa persona se alejaba corriendo. Seguía abrazando a la Pequeña Bei y no se atrevía a soltarla. Como esto afectaba a su velocidad, no sería capaz de alcanzarle.

Sin embargo, Mu Jingzhe no estaba dispuesta a dejarlo ir tan fácilmente. Se quitó ansiosamente el zapato y le apuntó.

Mu Jingzhe tuvo suerte esta vez. Su zapato aterrizó en su cabeza.

Tres Segundos sintió que algo se le acercaba por detrás. Pensó que no le golpearía, pero un segundo después, recibió un fuerte golpe en la parte posterior de su cabeza por algo que parecía un ladrillo.

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Nota de Tac-K: Pasen una buena noche chic@s, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (=◡=) /

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