Los trillizos multimillonarios toman Nueva York -
Capítulo 102
Capítulo 102:
Aun así, no era justo.
Pero si era honesta, estaba contenta de tener al mayordomo allí.
Significaba que tenía al menos un aliado entre el personal.
“Entonces, finalmente emerge la pequeña z%rra”.
Ava fue sacudida de sus pensamientos por la voz y se volteó para ver a Jenna parada en la puerta contigua.
No había visto a la otra mujer desde la primera cena, aunque los niños se habían encontrado con ella.
¿Siempre había estado alojada en la habitación junto a la de ellos?
“Buenos días”.
Saludo amigablemente Ava.
“¿Crees que eres tan inteligente, verdad?”
“¿Perdón?”.
Parpadeó Ava, genuinamente confundida.
“Bueno, no lo eres”, sonrió Jenna.
“Silas nunca se casará contigo”.
“Esa no es tu decisión”, respondió Ava.
No importaba lo que dijera esta mujer, Silas ya le había dicho lo que iba a suceder.
“¿En serio? Te has vuelto valiente”, se rio Jenna.
“Ya te destruí una vez, ¿Cres que no puedo hacerlo de nuevo”.
“Y-Yo no entiendo”.
“¿Quién crees que le dio las dr%gas a tu hermana hace diez años?”, dijo Jenna.
La mirada de Ava se abrió de par en par.
¿Qué?
¿Quiere decir… ella es la responsable?
“Pobre Marilynn estaba tan molesta porque su hermanita no desaparecería, así que le di algunas pastillas y le dije que las pusiera en tu bebida. Luego solo tenía que pagar a un mesero para que durmiera contigo, tomar algunas fotos y tú desaparecerías para siempre”, dijo Jenna.
“Pero al parecer ella no puede seguir instrucciones simples porque aquí estás. No sé cómo terminaste en la cama con Silas, pero tú y tus pequeños engendrosno tienen lugar aquí”.
Ava se mordió el labio procesando todo lo que Jenna dijo.
Entonces no fue idea de Marilynn arruinar su reputación, bueno, al menos no completamente.
Tenia sentido cuando Ava lo pensaba.
El plan era demasiado sofisticado y sutil para las tramas habituales de Marilynn.
“¿Por qué?”, preguntó Ava.
“¿Por qué harías eso? No significaba nada para ti”.
“Exactamente, no significas nada. Jugar con las vidas de personas como tú es un privilegio para gente como yo. Say intocable. Puedo hacer lo que quiera, cuando quiera y nadie puede detenerme”, se rio Jenna.
Ava frunció el ceño ante su naturaleza despiadada.
¿Qué le pasaba?
Seguramente este tipo de mentalidad no era normal.
Una persona normal nunca pensaría así.
“Yo soy quien debería estar al lado de Silas”.
Jenna se acercó y se puso frente a ella, pero Ava se mantuvo firme.
“Tengo a Richard comiendo de mi mano. Digo salta y mi títere pregunta ¿Qué tan alto? Y una vez que vaya a él llorando diciendo cómo sedujiste pobremente a Silas para atraparlo, tu pequeño amorío se acabará. Silas estará conmigo. Tú y tu pequeña basura de la calle volverán… pero esta vez me aseguraré de que ninguno de ustedes vuelva a ser escuchado. Así que sigue divirtiéndote, porque en unos días todo se vendrá abajo”.
Jenna dio un paso hacía adelante, empujando intencionalmente el hombro de Ava y haciéndola retroceder.
“Ah, y ni siquiera intentes contarle a alguien sobre nuestra pequeña conversación. Nadie en esta casa te creerá. Tu palabra no vale nada comparada con la mía”, rio Jenna.
Desapareció por el pasillo, dejando a Ava pensando en sus palabras.
Una puerta se cerró, haciendo que Ava se volviera para ver a Theo bostezando mientras salía de su habitación.
“Hola, mamá”.
“Buenos días, cariño”, Ava forzó una sonrisa.
“¿Dormiste bien?”
“Sí”
“¿Dónde están Lexi y Sean? ¿Se quedaron todos dormidos?”
“No. Deben estar abajo en la cocina ya”.
“¿Y por qué dormiste hasta tarde?”, ella lo abrazó.
“Estaba jugando un juego en mi teléfono”.
“Theo”.
“Tenía que pasar al siguiente nivel”.
“Desde ahora, los teléfonos se apagan a las nueve o los confiscaré”.
“Está bien”.
“Vamos. A encontrar a tu hermano y hermana”.
“Si”.
Theo caminó junto a ella, lanzando una mirada fugitiva en su dirección.
Su madre parecía creer su excusa, lo cual era bueno.
Era demasiado pronto para mostrar sus cartas, pero una cosa era segura:
Jenna Ryker había firmado su propia sentencia.
Cuando les mostrara a sus hermanos lo que acababa de suceder, estarían totalmente de acuerdo.
Lo que habían hecho a Marilynn parecería un juego de niños una vez que terminaran con Jenna.
…
“Allí estás, Señor Theo”, saludó Duncan cuando Ava y Theo llegaron a la cocina.
“Y buenos días, señora”.
“Buenos días”.
Ava sonrió cálidamente al hombre que la había tratado con respeto y cortesía desde el principio.
“Espero que los niños no hayan sido un problema”.
“Por supuesto que no, señora. Son increíblemente educados”, dijo Duncan, comenzando á hacer tortillas para los rezagados.
Alexis y Sean estaban sentados en el mostrador de la isla con tortillas a medio terminar frente a ellos.
Cuando llegaron, Duncan ya estaba en la cocina.
Aunque el escaso personal de cocina fruncía el ceño, saludó cordialmente a la pareja e inmediatamente empezó a preparar el desayuno.
Alexis y Sean no le prestaron atención a los demás y saludaron a su mayordomo con sonrisas angelicales.
“¿Dónde está el señor Theo?”, preguntó Alexis.
“Theo todavía está durmiendo”, dijo Sean con cara seria.
“Se quedó despierto hasta tarde jugando a videojuegos”.
Duncan frunció el ceño.
“Espero que no piense hacerlo un hábito”.
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