Capítulo 401:

El lago parecía no tener fondo, sus aguas heladas los agarraban con fuerza, arrastrándolos hacia abajo sin piedad. El agudo sabor de la sangre persistía en el agua, y antes de que Allison pudiera comprender del todo lo que estaba ocurriendo, Kellan, el hombre apretado contra ella, ya había caído inconsciente.

«¡Kellan!», gritó, presa del pánico.

Las burbujas crecían sin cesar a su alrededor, formando una jaula de agua espeluznante y sofocante. El rostro pálido de Kellan aparecía y desaparecía, sin vida entre los remolinos rojos.

Decidida, Allison apretó los dientes y se sumergió en el frío abismo. Sus pulmones pedían aire a gritos, su rostro se había quedado sin color, pero no vaciló.

Las yemas de sus dedos rozaron su rostro.

El agua helada embotaba sus sentidos, pero Allison se movió por instinto. Apretó sus labios contra los de él, transfiriéndole el aliento que contenía.

En su estado de niebla y semiinconsciencia, Kellan sintió vagamente calor, algo suave contra sus labios. Sin embargo, su mente estaba nublada, como si vagara por un sueño oscuro e interminable. Los recuerdos se agolpaban en su mente, atormentándolo.

«¡Arrodíllate fuera durante una hora! Aprenderás disciplina».

«Mi hijo debe ser el mejor. Mírate ahora. ¡Eres una desgracia!»

«¡Si no puedes lograr esto, olvídate de ser el futuro heredero del Grupo Lloyd!»

Kellan no sabía cuánto tiempo había estado atrapado en esta neblina de pesadilla antes de que finalmente se despertara. La enmarañada maleza del fondo del lago se enroscaba en los largos cabellos de Allison, devolviéndole a la realidad.

«¡Uf!», jadeó, parpadeando confundido.

Allison sintió un cambio. La fría boca de Kellan era de pronto demasiado agresiva: casi le envolvía la lengua, como si tratara desesperadamente de respirar, su cuerpo actuando por instinto.

Lo que pretendía ser una respiración salvadora se había convertido en un inesperado beso bajo el agua.

Al darse cuenta de que estaba entrando en pánico, Allison le mordió con fuerza el labio inferior, liberándose de su agarre.

Momentos después, con un fuerte chapoteo, ambos salieron a la superficie.

«Tose, tose…» Allison se desplomó en la orilla, jadeando.

A lo lejos, las luces parpadeantes bailaban sobre el agua, acompañadas por el ulular de las sirenas que se acercaban, creando una escena de caos.

Kellan estaba apoyado contra un árbol, empapado y con un aspecto totalmente destrozado. Su piel estaba mortalmente pálida, su respiración entrecortada.

«No te muevas, voy a parar la hemorragia», dijo Allison, arrancando una tira de su camisa. Con manos expertas, la envolvió alrededor de su espalda.

No era fría de corazón y no podía olvidar lo que había pasado bajo el agua. Cuando la bomba explotó, los escombros deberían haberle desgarrado la espalda, pero Kellan la había protegido.

De no ser por él, habría sido ella la que estaría allí tendida, gravemente herida.

La fina tira de tela envolvía el torso de Kellan, pero sólo era un apaño temporal que apenas frenaba la hemorragia.

Para que la venda fuera más eficaz, Allison tiró de ella con fuerza, haciendo que Kellan hiciera una leve mueca de dolor. Apenas emitió un sonido más allá de un gemido bajo y ahogado, como si fuera inmune al dolor.

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