Los Secretos de la Esposa Abandonada
Capítulo 269

Capítulo 269:

«¡Mamá, deja de parlotear con ellos!». La voz de Hoyt temblaba de rabia mientras su madre seguía hablando. Su irritación anterior se había transformado en una furia ardiente.

Todavía le dolía la muñeca y sentía los dedos como atrapados en un torno. No había manera de que pudiera simplemente encogerse de hombros.

Con el ceño fruncido, Hoyt cogió un bate de béisbol que tenía cerca, dispuesto a desatar su ira contra Allison. «Puede que mi madre sea tan blanda como para dejar pasar esto, pero yo no estoy cortado por el mismo patrón».

Hoyt no se atrevía a enfrentarse a Kellan. La sola idea le hacía apretar los dientes. Sin embargo, la bilis de su ira se negaba a calmarse.

«Kellan, podría estar dispuesto a pasar por alto tu pequeño truco, pero en cuanto a la señorita Clarke, pagará el precio». Levantó el bate, dispuesto a golpear de nuevo a Allison.

Kellan, sin embargo, soltó una carcajada. «Realmente eres un tonto».

Hoyt no tuvo tiempo de reaccionar a las palabras de Kellan antes de que un pavor helado se apoderara de él, provocado por la sonrisa de Kellan, una sonrisa que heló el aire. Por primera vez, Hoyt vio a Kellan de pie. El hombre que siempre había estado atado a una silla de ruedas, aquel del que Hoyt se había burlado sin piedad -tanto en su cara como a sus espaldas, llamándolo tullido-, ahora estaba de pie, perfectamente ileso.

La rabia de Hoyt aumentó, y sus bravuconadas anteriores parecían risibles en retrospectiva. «Quizá no sea un genio, pero al menos no le doy la espalda a mi propia sangre para salvar a un extraño».

Con eso, Hoyt blandió el bate, decidido a descargar su furia contra Allison. Pero, curiosamente, ella no se inmutó. En cambio, lo miró con una calma inquietante, como si la situación le pareciera divertida. Su serenidad sólo alimentó aún más su frustración.

Así que golpeó el bate con fuerza.

«Allison, te vas a arrepentir de haberte metido conmigo».

Recordó cómo, en un momento dado, había considerado ser amable con ella cuando se cruzaron por primera vez. Ahora, la sola idea le repugnaba.

Allison había elegido ponerse del lado de Kellan. Pero, ¿qué importaba eso?

Incluso como hijo ilegítimo de la familia Lloyd, Hoyt aún tenía cierto poder. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, un poderoso agarre se apoderó de su hombro. Antes de que Hoyt pudiera procesar lo que estaba sucediendo, fue arrojado al suelo.

«Espera, ¿qué…? ¡Ah!»

Apenas notó el rápido movimiento de Kellan. Lo único que sabía era que Kellan era rápido, demasiado rápido.

Allison permaneció inmóvil durante todo el caos, como si hubiera sabido desde el principio que Kellan intervendría.

«La señorita Clarke está bajo mi protección», declaró Kellan, presionando con la mano el hombro de Hoyt como si retuviera a un niño desobediente.

Con una fuerza sin esfuerzo, Kellan obligó a Hoyt a tirarse al suelo. «Antes de ponerle un dedo encima, deberías pensar dos veces si te has ganado ese derecho».

Desde donde estaba Allison, los movimientos de Kellan eran nada menos que sorprendentes.

Vestido con un traje a medida, las afiladas líneas de su espalda acentuaban cada movimiento con gracia y poder. Kellan era una tormenta perfecta de encanto y peligro.

Cuando declaró: «La señorita Clarke está bajo mi protección», su voz tenía un peso imponente que hizo que Allison sintiera que algo se agitaba en su interior.

Kellan agarró la pierna izquierda de Hoyt y la retorció con una fuerza brutal, arrancando a su víctima un grito espeluznante que resonó en toda la villa.

«¡Ahhhh!» Hoyt se retorció en el suelo de agonía, con el cuerpo empapado en sudor frío.

Miró a Kellan con los ojos muy abiertos, plenamente consciente de que el hombre que tenía delante podía acabar con su vida sin apenas esfuerzo.

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