Capítulo 236:

Era la primera aparición pública de Kellan desde el infame secuestro, y el ambiente cambió en cuanto entró.

Su paso era seguro, cada paso apoyado en una fuerza que desafiaba los recientes acontecimientos. El traje que llevaba era una obra maestra de la sastrería, que acentuaba sus anchos hombros y se estrechaba hasta su ceñida cintura, irradiando poder desde todos los ángulos. Parecía dominar el aire por el que caminaba.

Al entrar, las miradas se posaron naturalmente en él, como polillas atraídas por una llama.

«Sr. Stevens, vengo a entregarle un regalo en nombre del Grupo Lloyd. Asuntos de empresa me han retrasado un poco». Con un sutil gesto, le entregó el regalo.

«Parece que he llegado en el momento perfecto», continuó. «Y me siento honrado de estar aquí en defensa de la señorita Clarke».

Keanu inclinó la cabeza. «Señor Lloyd, su apoyo es muy apreciado».

Para sus adentros, Keanu pensó que Kellan no era alguien a quien se pudiera traicionar a la ligera en Ontdale. Sus tratos con la familia Lloyd eran infrecuentes, en su mayoría relacionados con la vieja generación. Pero la presencia de Kellan hoy era más que una formalidad, era una declaración, una que decía mucho cuando se acercaba a Allison.

Keanu no pudo evitar compadecerse de Colton por su cegadora estupidez, por dejar de lado lo que ahora comprendía que era un afecto genuino y poco frecuente por parte de Allison.

Al ver acercarse a Kellan, Colton sintió que la irritación bullía en su interior, incapaz de reprimir la creciente amargura.

«Las palabras del señor Lloyd pueden sonar grandilocuentes, pero no tienen mucho peso», se burló Colton. «Después de todo, todo el mundo sabe que perseguiste abiertamente a Allison, incluso ante los medios de comunicación… durante el fiasco del secuestro…».

Sus palabras se interrumpieron, el recuerdo lo sofocaba.

Pensó en el momento en que Allison estuvo a punto de perderse para siempre a manos de Devin. Recordó su bondad, cómo había brillado a lo largo de los años que habían pasado juntos, y cómo, en aquel instante crítico, había dudado.

Sus piernas parecían de plomo.

Congelado por la indecisión, había visto cómo Kellan se adelantaba, dispuesto a tomar la espada, arriesgando su cuerpo por ella. Colton se había quedado allí, como un mero espectador, incapaz de actuar cuando más importaba.

Se dio cuenta de que si hubiera actuado, si hubiera intervenido, quizá Allison le habría dado otra oportunidad.

Pero no, no podía permitirse lamentarlo. Arrugó la frente, apartando el pensamiento.

La mirada de Kellan se volvió fría. «Tal vez, a sus ojos, la decencia no exista, señor Stevens. Pero recuerdo haberle dicho antes que la señora Clarke es la profesora de cerámica de mi sobrina. Ella fue quien le presentó a un psiquiatra de renombre para ayudarla a tratar su autismo. Así que sí, lo admito, admiro a alguien excepcional como ella».

Sus palabras tenían un aire de finalidad.

«Pero, ¿por qué te apresuras tanto a tergiversar las cosas? Que tu matrimonio actual esté construido sobre un terreno inestable no significa que el resto de nosotros vivamos bajo esa misma sombra.»

Colton se quedó atónito, el insulto le cayó de lleno en el pecho, dejándolo sin habla. De repente, su mente volvió al momento en que Allison había mencionado su relación con la familia Lloyd, un detalle que él había descartado por descuido como excusa.

Melany, también picada, añadió: «Señor Lloyd, tiene usted una lengua astuta, pero ¿qué pruebas tiene de que Allison estuviera en la finca de su familia aquel día?».

Nunca se había enfrentado a un oponente tan agudo, y le irritaba ver a alguien del calibre de Kellan respaldando a Allison. Sin embargo, aunque no pudiera acabar con Allison hoy, estaba decidida a asegurarse de que la reputación de Lindy -esavieja bruja-sufriera un duro golpe.

Los labios de Kellan se curvaron en una sonrisa burlona. «La Sra. Clarke estaba en la finca de los Lloyd, sin duda alguna. Tenemos imágenes de seguridad que lo demuestran. En cuanto al hombre que se ve en esas imágenes… bueno, no estoy seguro de quién es, pero digamos que mi ayudante tiene un don para recuperar ese tipo de datos.» La mirada de Kellan se dirigió fríamente hacia Colton. «Recuperar ese vídeo sería un juego de niños. Y si limpia el nombre de la señorita Clarke, considéralo un favor de la casa. La verdadera pregunta es: ¿tiene el señor Stevens el valor de ver la verdad al descubierto?».

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