Los Secretos de la Esposa Abandonada -
Capítulo 114
Capítulo 114:
En realidad, Colton no había ido muy lejos; se había quedado junto a la escalera, con la mano agarrada con fuerza a la barandilla mientras escuchaba el alboroto que había dentro.
Un fuerte estruendo resonó en la habitación e instintivamente se puso rígido.
El inconfundible sonido de cristales rompiéndose llenó el aire: parecía que Melany había perdido el control y había destrozado todas las copas de vino en su furia.
Normalmente, Colton ya habría respirado hondo, dejado a un lado su enfado y entrado a calmarla. Estaba acostumbrado a sus discusiones, que se esfumaban tan rápido como estallaban, más bromas que algo serio.
Pero esta vez era diferente. La tensión en el aire era mayor, más aguda, y podía sentir que algo había cambiado entre ellos. Melany no parecía la misma mujer que había conocido.
Podía recordar vagamente los primeros días, cuando se aferraba tímidamente a su brazo, con las mejillas sonrojadas mientras le sonreía cada vez que alguien hacía un comentario juguetón sobre su relación.
«Basta», decía ella, riéndose. «Colton es como un hermano para mí…».
Pero ahora, esa afirmación le hería profundamente. ¿Así que ella también veía a su ex marido como un «hermano»? ¿Cuántos «hermanos» tenía?
Una vez que una comparación echaba raíces, se extendía como una grieta en el cristal, imparable.
Su expresión se ensombreció, la irritación se apoderó de él mientras cogía las llaves del coche, dispuesto a marcharse y despejarse. Pero antes de que pudiera dar un paso más, la voz de Lindy sonó detrás de él, aguda e insistente.
«Colton, ¿en serio vas a salir solo en tu noche de bodas? ¿Y si alguien te ve? Piensa en la desgracia que eso supondría para nuestra familia. Después de todo, es tu gran día. Tenemos que mostrar fuerza. Recuerda, mientras no sientas vergüenza, nadie se atreverá a burlarse de nosotros a nuestras espaldas».
Se acercó lentamente, poniendo una mano en su hombro con calculada delicadeza, su tono engañosamente suave. «Ve a calmar a Melany. Esta vez ha traído una fuerte suma de su familia: diez millones de dólares. Puede que sus padres sean astutos, pero no muy listos».
Mientras hablaba, una fría mueca se curvó en el borde de sus labios. «La gente como ellos es fácil de manipular. Si nos enfrentáramos a los más listos, nuestra familia tendría dificultades para mantener el control».
Colton dudó, sus palabras calaron hondo. Apretó la mandíbula y sus dedos se cerraron en torno a las teclas.
A través de la puerta cerrada, seguía oyendo los sollozos de Melany, que tiraban de algo muy dentro de él. En contra de su buen juicio, su determinación empezó a flaquear.
Después de todo, era la mujer que había anhelado todos estos años. Tal vez Melany era inocente y sólo se trataba de su ex marido creando problemas para fastidiarlos. «Lo entiendo, mamá», dijo con un suspiro resignado. «Volveré y la consolaré».
«Bien. Me alegro de que entres en razón», respondió Lindy, entrecerrando los ojos al ver a Colton retirarse al dormitorio. Una sonrisa lenta y burlona se dibujó en sus labios, un destello de satisfacción parpadeó en su mirada.
¿Amor? ¿Amor? Eran meras ilusiones. Hacía tiempo que había aprendido que sólo el interés propio tenía verdadero peso.
Dentro de la habitación, Melany estaba sentada en el borde de la cama, con el delicado rostro retorcido por la angustia de su anterior discusión. De todas las noches, tenía que ser su noche de bodas.
Cuando la puerta se abrió, sus lágrimas resbalaron por sus mejillas, perfectamente sincronizadas para amplificar su desesperación.
Colton se acercó a ella lentamente y la rodeó por detrás con sus brazos. La acarició suavemente mientras le quitaba las lágrimas. «Está bien, no llores», susurró con un suspiro, su aliento cálido contra su piel. «Sólo dije esas cosas en caliente porque me importas. Por eso me molesta tanto tu ex marido. Lo siento, Melany. No volverá a ocurrir». Le dio un suave beso en la comisura de los labios temblorosos.
Ella se inclinó instintivamente hacia él, buscando su calor.
Mirándolo con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas, su voz era una suave súplica. «Colton, lo único que quiero es que confíes en mí. Sólo me importas tú, así que, por favor, no dudes más de mí. Me rompes el corazón».
«No lo haré, te lo prometo».
Con esas palabras, Melany dejó escapar un suspiro profundo y aliviado. La tensión entre ellas se derritió y una pequeña sonrisa de satisfacción se curvó en los bordes de su boca. Su objetivo se había cumplido; sabía que podía doblegar a Colton a su voluntad.
Si podía manipularlo una vez, podría hacerlo una y otra vez durante el resto de sus vidas.
Se besaron, olvidando su discusión. Pronto se fundieron en los brazos del otro, perdidos en la pasión.
Pero mientras Melany cerraba los ojos y su mente se sumía en el placer, no vio la oscura sombra que nublaba la expresión de Colton. Pensó amargamente en Allison, en cómo se burlaría de él sin piedad si supiera lo que había pasado esta noche…
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar