Los pequeños del CEO -
Capítulo 83
Capítulo 83:
Hayden no podía creer lo que veían sus ojos. Noah era un niño tan pequeño y se suponía que estaba en casa. ¿Cómo podía aparecer de repente delante de ella?
El empleado del hotel se acercó para ver cómo estaban. Con gestos, preguntó qué le pasaba al niño. Hayden tomo a Noah en brazos y explicó al personal con un inglés fluido: «Es el hijo de mi amigo, debe estar alojado en este hotel. Le llevaré al niño más tarde, por favor, no se preocupen».
Al ver que Noah se había encariñado con Hayden, el personal del hotel no dudó nada más. Luego se marchó aliviado.
En cuanto el empleado se hubo ido, Hayden bajó a Noah.
Agachada, preguntó: «Noah, ¿Por qué estás aquí? ¿Dónde está tu padre?».
Noah la fulminó con la mirada y respondió enérgicamente en lenguaje de señas.
Teniendo en cuenta que no podía hablar, Hayden cambió la forma de preguntar. «¿Tu papá vino aquí contigo?».
Noah asintió.
Hayden frunció el ceño. «¿Tu papá y tú se alojan en este hotel?».
Noah volvió a asentir.
«Entonces, ¿Por qué estás aquí solo?».
Al oír su pregunta, de inmediato Noah hizo un puchero, con la infelicidad escrita en su rostro.
Hayden se preguntó si estaría sufriendo algún agravio.
Se sintió impotente. Como no entendía su lenguaje de señas, sacó el teléfono y marcó directamente el número de Joseph.
«Lo siento. El número que ha marcado no puede atender la llamada en este momento. Por favor…». La llamada no se conectó. Del otro lado sólo se oía una voz mecánica.
Hayden frunció el ceño, preguntándose qué le pasaba a Joseph. ¿Cómo podía dejar a su hijo solo aquí? Y ni siquiera lo podía localizar por teléfono.
Mientras se lo preguntaba, vio por el rabillo del ojo que Noah tenía todo el cuello rojo.
«Noah, ¿Qué te pasa en el cuello?».
Hayden se apresuró a abrirle el cuello para comprobarlo. Entonces vio que no sólo su cuello, sino también su pecho estaba rojo. Era obvio que se había quemado con el sol.
Después de un largo rato, Noah tomo su teléfono y tecleó su explicación para mostrársela.
«[Ayer por la tarde, papá me llevó a jugar a la orilla del mar. Duelen las quemadas]».
Hayden no podía creer que Joseph hubiera llegado ayer por la tarde.
Ahora no le importaba mucho. Cuando vislumbró aquellas marcas de quemaduras de sol en el pequeño, sintió una pena terrible por él. «Tu papá ni siquiera supo hacer algo para protegerte del sol».
Noah curvó los labios, con cara de lástima.
Hayden sintió lástima por él, así que decidió ocuparse primero de sus quemaduras solares antes de pensar en cómo encontrar a Joseph. De lo contrario, Noah tendría la piel pelada en dos días.
De vuelta a su habitación, cuando le estaba aplicando a Noah la medicina para después del sol, sonó el timbre de su suite.
«Noah, quédate quieto. Iré a abrir la puerta».
Desde la mirilla, Hayden vio el rostro siempre inexpresivo de Joseph. Entonces abrió la puerta de un tirón y espetó: «¿Por qué estás aquí?».
«¿Está Noah contigo?». Preguntó Joseph con firmeza.
«¿No deberías estar con tu propio hijo?».
«¿No está aquí?». Volvió a preguntar Joseph.
Hayden casi se puso furiosa. «Joseph Beckham, ¿Qué clase de padre eres? Te has traído a Noah de vacaciones, pero ¿Por qué no puedes prestarle más atención y cuidar de él? ¿No sabes que estaba quemado por el sol?».
La expresión de Joseph cambió ligeramente. «Déjame echar un vistazo».
«Por supuesto».
Mientras hablaba, Hayden inconscientemente hizo ademán de dejarle entrar en la suite. Sin embargo, ella no se dio cuenta de que el hombre tenía una chispa de astucia brillando a través de sus ojos cuando entró.
Joseph tiró de una de las regordetas manos de Noah y observó cuidadosamente las marcas de quemaduras solares en su cuerpo. Con el ceño fruncido, le dijo: «Hoy no salgas».
«¿Qué quieres decir con ‘no salgas hoy’?». Hayden le lanzó una mirada y dijo con tono enfadado: «¿No sabes que hay algo que se llama protector solar? Aunque no lo sepas, deberías conocer las gorras y las camisetas, ¿No? Se lo acabo de preguntar a Noah. Ayer por la tarde, bajo un sol tan fuerte, le dejaste jugar con la arena solo con un bañador en la orilla del mar. ¿Por qué no fuiste tú con el?».
Joseph la miró y le explicó solemnemente: «En primer lugar, es muy fácil convertir la arena en la Gran Muralla, así que no me interesaba. En segundo lugar, el sol era demasiado fuerte».
«¡Ho!». Hayden se quedó completamente sin habla: «Sabes que el sol era demasiado fuerte, pero ¿Por qué dejaste a Noah jugar bajo el?».
Ella sólo sentía que Joseph era un padre que no era muy capaz de cuidar de su hijo.
Al ver que Hayden seguía regañando a Joseph, Noah le tiró de la manga y le mostró lo que acababa de escribir.
«[Me muero de hambre]».
Sólo entonces Hayden volvió en sí. Frunció el ceño y dijo: «Noah tiene hambre y seguro no lo sabias. Estás demasiado ocupado con tu trabajo. ¿No es tu hijo más importante que tu trabajo?».
«Entiendo lo que dices. Hace un momento estaba pidiendo comida abajo, pero…». Los ojos de Joseph se oscurecieron, su mirada se posó en Hayden: «En un abrir y cerrar de ojos, Noah había desaparecido».
Hayden escuchó eso y su corazón se apretó. Se quedó boquiabierta y se dio cuenta de lo que acababa de hacer.
Si Joseph estaba abajo y si ella no se hubiera llevaba a Noah, el personal del hotel se ocuparía del niño y se lo devolvería a Joseph. Sin embargo, ella decidió por sí misma llevándose al niño arriba con ella, por lo que hizo que Joseph buscara a su hijo por un tiempo.
Al recordar su actitud de hace un momento, Hayden sintió que el corazón se le subía a la garganta. Torpemente, tosió y explicó incómoda: «Bueno… vi que Noah estaba quemado por el sol, así que lo llevé arriba para aplicarle algún medicamento. No sabía que estabas abajo en ese momento, lo siento mucho».
«No pasa nada». Joseph parecía tan distante como de costumbre. Parecía que no se tomaba a pecho su reproche. Extendiendo la mano a Noah, le dijo: «He pedido la comida abajo. Noah, ven a comer conmigo».
Noah dudó un momento. Tiró de la manga de Hayden, insinuando a Joseph con los ojos.
Joseph lo miró y luego a Hayden.
Dijo: «Noah quiere que te unas a nosotros».
En ese momento, Hayden estaba sola en el hotel. No sabía cuándo volverían Freddie y Stella del mar. Comparado con comer sola, ella prefería almorzar con este pequeño compañero. Por lo tanto, no se negó.
Durante el almuerzo, Noah preguntó dónde había ido Stella.
«Oh, se fue a navegar con Freddie. Fueron a una isla deshabitada cercana”.
Al oírlo, Noah puso cara de envidia y miró a Joseph expectante.
Joseph tomó un sorbo de té. Luego le dijo en tono llano: «No sabes nadar. Si vas allí, sólo podrás jugar con la arena de la playa. Así que no importa con que arena juegues».
«¿Por qué? Noah, ¿Tú también quieres ir allí?». Preguntó Hayden.
Al ver que Noah asentía, sugirió: «Señor Beckham, ¿Por qué no le lleva allí? He oído que esa isla no está lejos de aquí, está a sólo diez minutos en barco desde el muelle».
Joseph se quedó pensativo un rato. Mirando a Noah, cuyos ojos estaban llenos de expectación, pensó un momento y asintió: «Esta bien, vayamos allí después de comer».
«Eso es. Ya que lo has sacado para divertirte, no puedes dejar que se quede todo el tiempo en el hotel, ¿Verdad?».
Hayden estaba bastante contenta con la actitud de Joseph. Aunque no era capaz de cuidar de su hijo, estaba dispuesto a escuchar a los demás con una mente abierta. Parecía que no estaba desesperado.
Después de comer, Hayden sacó un bote de protector solar de su cartera y se lo dio a Joseph. «Llévate esto. Aplícale un poco cada hora a Noah. No dejes que vuelva a quemarse con el sol».
Joseph no se dio por aludido y dijo seriamente: «Noah quiere decir que vendrás con nosotros».
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