Los pequeños del CEO
Capítulo 160

Capítulo 160:

«Está bien, lo sé. Gracias, eres el mejor». Quitándose los zapatos, Addison se apoyó en el sofá sonriendo. De repente, su rostro se ensombreció: «Ah, sí, quiero preguntarte algo».

«…».

«Me dijiste que Joseph tenía una nueva novia. ¿Es la encargada del pasillo llamada Hayden?».

«…».

«Nada. La he visto hoy, es bastante guapa. Bueno, todavía tengo cosas que hacer, nos vemos la próxima vez. Déjame invitarte a comer cuando termine con este proyecto».

Al colgar, Addison guado el teléfono y se quedó aturdida recostada contra la almohada.

Recordó a la mujer que había visto esta mañana. Era joven, pero no tan guapa como ella. Y parecía del tipo manso que no tenía mucho temperamento. No tenía nada de especial, no parecía alguien de quien Joseph se enamoraría.

¿Sería porque se estaba haciendo viejo y elegía a alguien al azar como compañera? se preguntó Addison.

Bueno, no importaba qué clase de mujer fuera, era una enemiga mientras estuviera cerca de Joseph. La razón por la que Addison regresó esta vez fue para volver con Joseph.

La tarde siguiente, cuando Hayden estaba de servicio en el vestíbulo, vio un auto familiar parado en la puerta. Se le iluminaron los ojos y se acercó dando largas zancadas.

Antes de llegar al auto, vio que se bajaban dos personas. Eran Joseph y Addison.

«Llévame a comer luego, Joseph. Le he dado a tu empresa este enorme contrato gracias a ti. A partir de ahora, tus hoteles ya no tendrán que preocuparse por la afluencia de clientes, sea temporada alta o baja».

«¿Qué quieres comer?»

«Comida china. Llevo tanto tiempo en el extranjero que no he tenido la oportunidad de comer comida china».

Mientras hablaban, notaron que alguien los miraba a lo lejos.

«¿Eres tú otra vez?». Addison frunció el ceño: «¿No te lo había dicho? Aunque no tengo derecho a interferir en el sistema de gestión de tu empleador, no quiero ver tu rostro de irresponsable mientras siga aquí.»

El rostro de Hayden se puso pálida y sus manos se cerraron en puños. Quería saludar a Joseph, pero en ese momento le estaría haciendo un flaco favor. Bajó la cabeza avergonzada.

«Lo siento mucho». Dicho esto, se dio la vuelta y se fue.

Frunciendo el ceño, Joseph preguntó mientras miraba la espalda de Hayden: «¿Qué pasa?».

«Bueno». Explicó Addison con despreocupación lo ocurrido el día anterior: «Las alergias al polen pueden causar asfixia y hay muchos casos así en el extranjero. ¿No es la encargada de la sala? ¿Por qué has contratado a alguien así como encargada? Debería hablar con su departamento de Recursos Humanos».

«Sólo es un asunto menor». Joseph la fulminó con la mirada: «Nunca vi que te preocuparas por cosas tan insignificantes».

«No solía dirigir una empresa enorme». Addison parpadeó: «Es un mundo cruel el de ahí fuera, lo conozco mejor después de esforzarme por mi carrera durante tantos años».

Sin palabras, Joseph miró hacia la puerta por donde había salido Hayden y se sintió mal. «De acuerdo. Pero dejemos pasar esta».

«¿Dejarlo pasar? Este no es tu estilo, Joseph. Solías despedir a un empleado inmediatamente si lo descubrías siendo irresponsable. ¿Qué, estás hipnotizado por la belleza de esa chica?».

«Ella es mi prometida».

Al oír eso, la sonrisa de Addison se congeló y sus ojos se apagaron al instante.

La noche de ese día, el equipo de inspección de la Agencia de Viajes SG cenó con personal del Grupo ST en el hotel, como celebración previa de que habían pasado la inspección. Hayden fue invitada y se sentó al lado de Joseph. Sentada junto a Joseph, se sintió incómoda por lo ocurrido en la tarde.

Addison levantó su copa: «Salud por la Directora Downey. No sabía que eras la prometida de Joseph, disculpa mi ignorancia».

Había una implicación en este comentario. Explícitamente parecía que se disculpaba con clase, pero implícitamente daba a entender que sólo se disculpaba por Joseph, y que Hayden no era más que una inútil que había llegado donde estaba gracias a sus contactos.

«Fue culpa mía, me alegro de que no le importe. Debería beber esto como castigo». Hayden levantó su vaso mientras su corazón se llenaba de agravio.

Cuando estaba a punto de bebérselo, Joseph la agarró de la mano mientras miraba a Addison.

«Ella es mala con el alcohol. Beberé esto por ella». Tras decir eso, le quitó el vaso de la mano y se lo terminó de un trago.

Mirando fijamente su ondulada nuez de Adán, Hayden se sintió mejor que antes. Se consoló pensando que, aunque la maltrataban en el trabajo, la seguían apreciando en su vida amorosa.

Nadie se dio cuenta de lo torcida que se le puso la expresión de Addison cuando Joseph dijo que se bebería el vino por Hayden.

Durante la cena, a diferencia de su comportamiento habitual, Joseph bebió bastante con la gente, que en parte fue por el bien de Hayden. Al final de la cena, fue al baño.

Hayden le esperaba en el salón. Después de un largo rato, Joseph todavía no había vuelto, ella fue a la recepción para conseguir algunos medicamentos por si acaso él vomitaba en el baño. Luego tomo una toalla caliente y fue a buscarle al baño.

Justo cuando llegaba al baño, oyó la voz de una mujer y se detuvo en la puerta.

Inconscientemente, levantó la cabeza para mirar el cartel. Era el baño de hombres.

Inmediatamente se quedó atónita cuando oyó lo que ocurría dentro.

«Joseph, fue culpa mía hace seis años. Yo era sólo una adolescente, no sabía lo que era el amor, simplemente intenté huir del matrimonio que mi familia me organizó. Ni siquiera me pregunté si te quería».

De pie en la puerta del baño, Hayden vio claramente a Joseph de pie con el costado hacia ella, y Addison estaba apoyada en su pecho, sollozando gravemente.

«Joseph, sé que me quieres, sé que no me dejarás. Kevin me dijo que hiciste un collar con la esmeralda que te dejó tu abuela, y tu abuela te dijo que se lo dieras a tu mujer. Ahora lo entiendo todo».

En ese momento, Hayden sintió que la cabeza le explotaba, no le quedaban más que ruinas, había perdido por completo la capacidad de procesar cualquier pensamiento. Quiso huir de la escena, pero sus piernas no respondían a su orden.

Fue hasta que vio que Joseph levantaba los brazos y abrazaba a Addison. Su voz grave y profunda perduró en el baño claramente, llevando un matiz de queja: «Addison, he perdido el collar».

Hayden no pudo soportarlo más. Le vino un repentino chorro de fuerza. Se dio la vuelta y echó a correr. Siguió huyendo del hotel hasta que se encontró en medio de un cruce, con corrientes de autos pasando a su alrededor.

Se paró contra la valla, se agachó sujetándose las rodillas y jadeó furiosamente.

Sólo entonces se dio cuenta de que en sus manos estaban los medicamentos y una toalla fría.

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Nota de Tac-K: Ánimos en sus actividades queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (─‿‿O)

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