Loco por ella
Capítulo 619

Capítulo 619: 

Yanis cogió confianza después de tener la respuesta de Alice y se animó.

Por primera vez, descubrió que Alice inesperadamente podía hacerlo, así que no pudo evitar decir: «Alice, eres impresionante, creo que puedes ser una mentora de sentimientos».

Al escuchar eso, Alice dio una sonrisa amarga. ¿Cómo podría ser una mentora de sentimientos?

Ni siquiera podía ordenar sus propios sentimientos.

Sin embargo, sus palabras con Yanis fueron inesperadas.

Bajó la mirada hacia los papeles que tenía sobre el escritorio. ¿Quería ver a Kennedy ahora?

Eso parecía.

¿Debería seguir su corazón y llamarlo?

Durante este periodo de tiempo, él siempre tomó la iniciativa de aparecer a su lado. Ahora se fue al extranjero y no la llamó. ¿Probablemente fue porque le prometió que no la buscaría que no le informó?

Podría ser así.

Al pensar en eso, Alice sacó inconscientemente su teléfono y quiso enviarle un mensaje de texto, pero se detuvo.

¿Sería menos reservado enviarle un mensaje ahora?

Después de todo, en todo este tiempo, ella nunca dio el primer paso.

Ante este pensamiento, Alice suspiró y puso el teléfono de nuevo en la mesa, y luego comenzó a ocuparse de su trabajo.

Un día ocupado terminó. Cuando llegó la hora de salir del trabajo, Alice recogió sus cosas y se dispuso a recoger a Jack de la escuela.

Sin embargo, su teléfono sonó antes de que saliera por la puerta.

Era un número extraño.

Alice torció la ceja y luego contestó el teléfono.

«¿Hola?»

«¡Mamá!»

«¿Jack?» Al escuchar la voz de Jack, Alice arrugó la ceja con dudas,

«¿De quién es el teléfono?»

«Mami, es el Tío Manfred». ¿Tío Manfred?

Al escuchar eso, Alice se congeló y tuvo un mal presentimiento, «¿Qué, qué quieres decir? ¿Quién es el Tío Manfred?»

Una figura surgió automáticamente en su mente, Alice se sintió repentinamente nerviosa.

Se escuchó un ruido en el teléfono, como si el teléfono fuera transferido a la mano de otra persona. Y entonces Alice escuchó una voz masculina familiar, tibia con un toque de indiferencia.

«Alice, soy yo».

¡Manfred Moore!

Alice se mordió el labio inferior y gritó enfadada. «¿Qué quieres, Manfred?» Preguntando, Alice salió corriendo sin dudarlo.

Yanis lo vio y gritó hacia ella: «Alice, ¿A dónde vas? Espérame».

Pero Alice pareció no escuchar sus palabras, Yanis se vio impotente y sólo pudo dar un pisotón.

Olvídalo. Le preguntaría a Alice qué había pasado cuando llegara a casa esta noche.

Ahora tenía que ir primero al Grupo Nelson, ¡Iba a verlo!

Alice se apresuró a llegar al estacionamiento, abrió la puerta, se sentó y luego le dijo a Manfred.

«Dime lo que quieres. ¿Dónde está el Jack ahora?»

Tras ese breve periodo de silencio, Alice se puso nerviosa: «¿Manfred? Di algo».

Entonces el otro extremo suspiró.

«Me preocupaba mucho que me llamaras siempre Señor Manfred. No esperaba que me llamaras por mi nombre tan pronto… pasaba por la escuela y vi a Jack parado en la puerta, así que lo recogí y volví a casa».

«¿A casa?» Alice entrecerró los ojos.

«Mamá, el Tío Manfred y yo estamos en la pastelería cerca de la comunidad de abajo».

Alice, «… Lo sé, ya voy para allá. No corras por ahí. Si necesitas ayuda, pídesela al dueño de la tienda”.

La última frase era una indirecta de que si Manfred le hacía algo a Jack, ella no lo perdonaría.

Finalmente, Alice colgó el teléfono y dio la vuelta al coche.

Estaba evitando la hora punta y no había muchos coches en la carretera, así que condujo rápido, pero se tomó un tiempo para esperar los semáforos.

Alice había estado ansiosa todo el camino, deseaba poder acercarse a Jack al instante, y ponerlo en sus brazos y quedarse lejos de Manfred.

Manfred…

Ella realmente no entendía a este hombre.

La última vez que se encontraron en el supermercado, él dijo que vivía cerca, y le dijo que investigara si no lo creía.

¿Qué debía investigar?

Si se había mostrado a propósito, debía haber preparado todo lo que ella podía averiguar, y aunque lo investigara, no llegaría a saber la verdad.

Así que no se molestó en averiguar qué pasaba con él.

Pero no esperaba que ahora estuviera incluso cerca de Jack además de tener cooperación con su empresa.

¿Qué es lo que quería? ¿Cuáles eran sus intenciones?

Alice llegó a la puerta de la pastelería.

Sin pensarlo, sacó las llaves de su coche, cerró la puerta de golpe y corrió directamente a la tienda.

Empujó la puerta de cristal y gritó directamente: «Jack».

«Mamá, estoy aquí».

Había un asiento en la pastelería. Alice dio un vistazo hacia la fuente del sonido. Vio a Jack sentado en uno de los puestos, con una tarta de frutas delante. La saludó con la mano, con la crema blanca untada en los labios.

Al ver a Jack, Alice se puso nerviosa y caminó rápidamente hacia él.

«Tú estás aquí».

Sonó una voz cálida.

Alice recordó que Manfred estaba con ella.

Alice estaba enfadada con él, pero delante de Jack, tuvo que contener su ira.

Ignorando a Manfred, fue y se sentó frente a Jack, sacó un pañuelo de papel y le limpió gentilmente las manchas de crema de la boca y sonrió.

«¿Está bueno el pastel de frutas?»

Jack asintió inocentemente: «Sí, mamá».

«Bien». Alice extendió la mano y le frotó la cabeza. «¿Cuándo vas a terminar?», susurró. «Hay mucho».

Jack señaló el pastel de frutas que tenía delante. Alice le dio un vistazo y descubrió que había mucho. Dijo en voz baja: «Toma este pastel de frutas y come en el coche. Quiero hablar con el Tío Manfred, Ok».

Jack parpadeó y preguntó inocentemente: «¿Qué vas a decir?».

Alice le pellizcó gentilmente la mejilla: «Se trata de una cooperación comercial. Tú no lo entenderás, así que… ve al coche y espera a mamá dos minutos, ¿Ok?». Jack pensó un rato y luego asintió.

«Ok, mami».

Se levantó y se inclinó hacia Manfred: «Gracias, Tío Manfred, por llevarme hoy a casa y por el pastel de frutas, pero voy a esperar en el coche a mami».

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